INVESTIDURA
Herrera arranca el mandato con su perfil más reivindicativo ante Rajoy
Avisa a Santamaría de que es un «escándalo» la insuficiente financiación / «Es tiempo de las autovías», añade ante la oposición / «Es hora de pasar de las musas al teatro», dice sobre el carbón
Juan Vicente Herrera inició su quinto mandato reafirmando su «compromiso» con Castilla y León «por encima» de todo y con un marcaje al Gobierno central. En su toma de posesión como presidente de la Junta de Castilla y León, ante la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y con la oposición parlamentaria de testigo, dejó muy clara su agenda de reivindicaciones prioritarias: financiación autonómica, infraestructuras y carbón.
«Lealtad» a la Constitución, a la nación y al Gobierno «siempre», repitió hasta en cinco ocasiones; pero no sumisión. «Mi primera obligación es ser exigente. No se trata de plantear un pulso ni de ser más que nadie, sino de hablar de lo que necesitamos», afirmó rotundo.
Lo hizo en un acto sobrio, en el Salón de Recepciones de las Cortes, tras jurar el cargo, y en presencia de cerca de un centenar de representantes de la política, las instituciones, los agentes económicos y sociales, y la sociedad civil.
Dos terceras partes de su discurso ocupó en lanzar recados al Ejecutivo de Mariano Rajoy. «No te ibas a librar», avisó antes de enumerarlos, dirigiéndose a Santamaría y suscitando en ella una media sonrisa cautelosa. Por la vicepresidenta profesó un «cariño especial»; le agradeció su ánimo de «colaboración» y su «pasión por lo propio». Pero también le apuntó un defecto: «No sabe lo que son las responsabilidades autonómicas».
Y hay una suprema que Herrera ha definido a lo largo de sus 14 años de trayectoria política en el Colegio de la Asunción como la «razón de ser» de la comunidad autónoma y, por tanto, de su cargo: los servicios públicos esenciales, que son la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales y la Dependencia.
Su sostenibilidad depende de un modelo de financiación autonómica que, especialmente en los años de la crisis, se ha revelado «insuficiente, agotado, fallido e injusto». Son calificativos que ha venido usado el presidente para exigir su reforma. Ayer empleó otras expresiones, pero con un mensaje idéntico.
«No queremos recursos que merecen o deben recibir otras comunidades, sino los que se ajustan a nuestras características», aseguró evocando el Estatuto de Autonomía. Fondos suficientes para corregir ese «déficit» o «decalaje» de 500 millones de euros entre lo que le cuesta a la Junta anualmente mantener hospitales, colegios o la red de servicios sociales, aplicados ya todos los ajustes posibles –matizó–, y lo que recibe del Gobierno. «¡Es un escándalo!», apostilló.
El Ejecutivo de Rajoy aplazó a la próxima legislatura la revisión del modelo desde el argumento de que, en plena tormenta económica, con los ingresos públicos a la baja, no era el momento de repartir migajas. Herrera dio por bueno el razonamiento, pero todo apunta a que la tregua toca a su fin. De hecho, el pasado jueves, durante su discurso de investidura, apuntó a la devolución de competencias al Estado si veía amenazado el Estado de Bienestar como consecuencia de una financiación precaria.
No por «viejas aspiraciones» han pasado al archivo de las renuncias. El presidente recordó al Gobierno la deuda pendiente con la ejecución de infraestructuras que «vertebran, dan oportunidades y son necesarias para el crecimiento».
Puso nombres y apellidos a dos. La Autovía del Duero, ese corredor que debe permitir salir del aislamiento a Soria, «la hermana pequeña» de la Comunidad en cuanto a obra viaria se refiere. Y la Valladolid-León.
Es verdad, admitió Herrera, que 2015 será un «año impresionante» por el despliegue de líneas de Alta Velocidad, que llegarán a cinco capitales más. «Pero queremos más, somos ambiciosos, es nuestro tiempo», advirtió.
Y, junto a la financiación autonómica o la ejecución de autovías, la minería. Es el problema que requiere de una solución más urgente, y que también tuvo hueco propio en el discurso del presidente del pasado jueves, cuando invitó a los grupos parlamentarios a constituir juntos, con el sector, una Mesa autonómica del carbón.
«Es un problema social, sentimental, donde van el futuro y la vida de amplias comarcas de León y Palencia», advirtió a quien, en plena campaña electoral, le había plantado en un mitin de León donde los mineros habían anunciado protestas.
«Vicepresidenta, ¡no desmayes!», le imploró, consciente de que es un conflicto de compleja solución. Herrera instó al Gobierno no sólo a negociar con las eléctricas o con los sindicatos, sino a buscar una fórmula fiscal para incentivar la compra de mineral natural. «Es hora de pasar de las musas al teatro, de dar garantía y estabilidad al sector», proclamó.
Las reivindicaciones a Madrid, al Gobierno de su mismo color, sobresalieron en un discurso en el que Juan Vicente Herrera volvió a proclamar sus «cariños políticos» por esta Comunidad. «Por encima de mi compromiso con Castilla y León no existe nada», subrayó.
El presidente se dirigió a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, presente también en el acto, para proclamar que la defensa de los intereses de Castilla y León no está reñida con la de partido.
«Me siento muy orgulloso de ser un humilde militante del Partido Popular; me permite ser lo que soy; navegar en un proyecto que entiende España; y me da la oportunidad y responsabilidad de estar comprometido con mi tierra. No son incompatibles esos dos amores», afirmó.