El sorteo de María Luisa
Cada diez años, la localidad zamorana de Moraleja de Sayago reparte entre sus vecinos una finca de 472 hectáreas donada en 1979
«El Ayuntamiento gestionará con la diligencia de un buen padre de familia». Con esta paternal expresión la salmantina María Luisa Fidalgo formulaba al Ayuntamiento de la localidad zamorana de Moraleja de Sayago un peculiar cometido: encargarse de que los beneficios de una finca de su propiedad, de nada menos que 472 hectáreas, revertiera en el pueblo. Era 1979 y, desde entonces cada diez años, el Consistorio sortea entre los vecinos que así lo soliciten, y de forma completamente gratuita, lotes de esta finca dedicada fundamentalmente a pastos. Ya está preparado para el próximo sorteo, que se efectuará en breve, dado que los técnicos ya han estado poniendo los mojones de madera que delimitarán las futuras parcelas.
Una visita por la finca Pelilla evidencia la predominancia de los pastos, pues la mayor parte de las peticiones proceden de ganaderos de extensivo, principalmente vacuno de carne, algunos con hasta 1.300 madres. El alcalde de Moraleja, Ángel Villamor, recuerda que eran dos hermanas. Una de ellas falleció, Nieves Fidalgo, y María Luisa decidió realizar esta donación, con las espaldas cubiertas por un amplio patrimonio compuesto por viviendas y fincas agrícolas en numerosos municipios también de Salamanca, informa Ical.
«Para regular esta donación y cada diez años hacer la división de las partes y el sorteo, hemos elaborado una ordenanza», explica el regidor, mientras destaca que el Consistorio ha invertido fondos públicos en mejorar zonas comunes de la finca para limpiarlas de arbolado y colocar zonas de carga de animales.
La idea inicial, como así se lee en la escritura de donación y que era el deseo de María Luisa Fidalgo, era que el Consistorio debía crear una cooperativa o una figura jurídica similar, siempre que sus asociados o partícipes fueran «exclusivamente los que tienen derecho a su utilización». Pero el alcalde admite que en estas casi cuatro décadas ha sido complicado seguir el mandato de este punto del testamento, motivo por el que se optó por esta línea y cada diez años se lleva a cabo el sorteo.
En una comarca rodeada de fincas ganaderas, muchas de ellas de toros de lidia, Villamor señala que lo importante es facilitar su labor a los que residen en la localidad, motivo por el que sólo pueden solicitar parcelas aquellos que se encuentran empadronados en Moraleja. Eso sí, añade, cada diez años se suele utilizar una condición para ese reparto, «por cuestiones que se aprenden en procesos anteriores». Por ejemplo, mientras en otras ocasiones se ha repartido por solicitudes individuales o por familias, en esta se hace por «casas». La vivienda en la que resida una familia sólo puede hacer una petición, y si el vecino es soltero, otra diferente. Así, 41 domicilios han pedido una parte en el reparto de 2016 de la donación de María Luisa Fidalgo.
Con la ordenanza, el Ayuntamiento tuvo en cuenta la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Valladolid de 1995 y la costumbre de la localidad, con lo que se aclara, matiza Villamor, que «el aprovechamiento de los bienes comunales», como es el caso, «corresponde a los vecinos, sin distinciones, y mediante adjudicación por lotes».