Dos alertas sanitarias cada día
Las notificaciones por productos defectuosos, como prótesis o pomadas, ascienden a 690 al año frente a 43 por fármacos / Los incidentes alimentarios suelen ser por alérgenos no identificados
Francisco Corzo recibe en su móvil una alerta de la Agencia Española del Medicamento por unos estent defectuosos, para que compruebe de inmediato si algún hospital de Castilla y León trabaja con ellos. En el mismo día, la Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria le notifica a Juan Carlos Villalón que en Francia han hallado una bacteria en un queso que puede haberse distribuido en la Comunidad.
Nada más recibir los avisos, cada uno pone en marcha una red de control para seguir el rastro hasta dar con el producto en mal estado y resolver el problema.
Capitanean dos servicios dependientes de Salud Pública, que velan por el paciente y por el consumidor, atendiendo, uno a las alertas por medicamentos o productos sanitarios de mala calidad, y el otro, sobre alimentos. Francisco Corzo es el jefe de Ordenación sanitaria y Juan Carlos Villalón es su homólogo de Seguridad alimentaria.
«La clave es actuar rápido y evitar que continúe en circulación», explica Corzo, que recibe de media dos alertas sanitarias al día.
El servicio de Ordenación sanitaria que lidera recibió durante el último año 43 alertas por defectos de calidad en medicamentos y otras 690 sobre productos sanitarios, que abarcan desde una prótesis de cadera a un software o una pomada.
La razón de que existan más incidentes con productos que con los fármacos responde a que no pasan los mismos controles que los medicamentos.
De hecho, la laxitud de estos requisitos quedó en entredicho con el último escándalo del Ala Octa, el producto oftalmológico que presumiblemente causó ceguera en pacientes operados por desprendimiento de retina.
«Probablemente, los casos de Ala Octa y de las prótesis mamarias que dieron problemas –no en Castilla y León– supondrán un punto de inflexión para la entrada de productos sanitarios, se endurecerán los controles y se reducirán los problemas», augura y espera Corzo.
Por otro lado, indica que una vez se evita que el fármaco o producto siga empleándose en malas condiciones, la asistencia al paciente le corresponde a la parte asistencial de Sacyl, a los profesionales sanitarios y es la Agencia del Medicamento la que proporciona las indicaciones que los médicos deben seguir.
A ellos se dirige, a los médicos. Francisco Corzo les pide que «tomen más conciencia y notifiquen cualquier error o fallo que adviertan en cuanto tengan sospechas» para que así se pueda atajar la situación antes de causar más efectos adversos.
El departamento de Seguridad alimentaria registra menos notificaciones. Las alimentarias suponen casi una alerta diaria (353 en el último ejercicio y 192 en lo que va de año), pero generan más comunicaciones posteriores porque en Castilla y León existen 50.000 establecimientos alimentarios, entre industrias, restaurantes, tiendas... Mientras que las sanitarias tienen que advertir ‘sólo’ a los centros hospitalarios y de salud públicos y privados y a las 1.600 farmacias, según el caso concreto.
Las alertas de alimentarias ascendieron a 353 en 2015 y en lo que va de año superan los 190. La mayor parte corresponden a productos que contienen alérgenos y no han sido notificados correctamente al consumidor. También son abundantes las derivadas por el exceso de mercurio en el pescado o las infecciones e intoxicaciones (salmonela, listeria).
La inmediatez es el denominador común de estas dos redes. Cuando FranciscoCorzo y Juan Carlos Villalón conocen el incidente, «empieza la cadena informativa hacia abajo». Se lo comunican a los responsables provinciales y contactan con el distribuidor o con los lugares a los que se ha distribuido el objeto de la alerta.
Ambos inciden en que «la agilidad es la máxima, aunque la velocidad de respuesta depende del riesgo que suponga». Después de informar, llega la parte de control.
En el caso de los medicamentos o productos sanitarios, un equipo formado por más de un centenar de farmacéuticos (143) realiza la labor de inspección y se asegura de que ha sido inmovilizado o retirado, hasta que concluya la investigación y la Agencia Española del Medicamento establezca una resolución final.
Un proceso similar se repite con los incidentes alimentarios, pero la red de inspectores es mayor (463 veterinarios y 310 farmacéuticos en Castilla y León) y depende de la Agencia de Seguridad Alimentaria.
Juan Carlos Villalón indica que existe una doble dirección. «Necesitas ver el producto que tiene el problema y pararlo para que no llegue a la población y, por otro lado, vas al origen para ver la causa y corregirlo».
Desandar el camino que ha seguido todo lo que llega a la mesa resulta más sencillo que el de un producto empleado en un centro de salud, según explica el director de Salud Pública, Agustín Álvarez, quien indica que «desde que se produjeron crisis alimentarias, como la de las vacas locas o la de las dioxinas –en el pepino–, y entró en la agenda política, el control es muchísimo más estricto», y la trazabilidad de cada producto alimenticio está más documentada.
MEDICAMENTOS ILEGALES
La Guardia Civil denuncia. Los complementos alimenticios que contienen principios activos de medicamentos son ilegales. Las alertas por esta causa suelen partir de la Guardia Civil por operaciones que pone en marcha y propicia la coordinación de los servicios de ordenación sanitaria y seguridad alimentaria.
En locutorios y por internet. Se encuentran en herbolarios, locutorios y gimnasios, pero la red es el mayor espacio de distribución.
Culturismo y mejora sexual. Los complementos van destinados a mejorar la función sexual, a suprimir el apetito o al fisioculturismo.