Toros irredentos a la tradición en el encierro de Cuéllar
Solo 3 toros de Castilblanco llegaron hasta el ruedo tras un tramo campero confuso
Un momento del encierro desarrollado ayer en Cuéllas, en el qeu solo tres toros llegaron al ruedo.-ICAL
El pausado rumiar de madrugada de los de Castilblanco no hacía presagiar su rechazo al aforamiento de los cabestros, siempre atentos a sus movimientos en los corrales. Desde su salida de los corrales los astados mostraron un individualismo digno de un análisis psicológico. La fragmentación fue tal que los caballistas se las veían y se las deseaban para atender a todos los frentes abiertos.
El discurrir por los pinares y el paso de Las Máquinas era propio de una guerra de guerrillas para intentar ir sumando toros a un grupo al que se pudiera llamar principal. Desde un principio tanto Pedro Caminero como Pepe Mayoral sospechaban que era una tarea imposible la de encerrar todos los astados.
El primer toro que rompió la disciplina de la manada nada más pisar el suelo arenoso de los pinares, junto con otros dos que también se salieron de la ruta prevista en el inicio del rito fueron los que, finalmente, acabaron mostrando su galope por las calles cuellaranas. Uno de ellos se mostró remiso a acceder al ruedo, lo que se consiguió tras más de quince minutos.
De los tres escapados, que fueron reducidos tras tranquilizarlos, el que más lejos huyó acudió al abrigo de los matorrales y la humedad del arroyo Cerquilla en el límite con el término de Frumales.