Heraldo-Diario de Soria

Ex seminaristas exigirán al obispo que castigue al cura pederasta

El prelado de Astorga recibe el martes a cinco ex alumnos de La Bañeza, que reclamarán que actúe contra los encubridores / Un ex estudiante del Juan XXIII en Zamora denuncia al Papa otro abuso de Ramos Gordón

Varios ex alumnos del Seminario La Bañeza, en la manifestación del pasado sábado en Astorga.-ICAL

Varios ex alumnos del Seminario La Bañeza, en la manifestación del pasado sábado en Astorga.-ICAL

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ALICIA CALVO
Soria

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Consideran «ridículo, insuficiente e injusto» lo que la Diócesis de Astorga llama «pena proporcionada» para el cura pederasta, José Manuel Ramos Gordón, por abusar de, al menos, dos menores en el Seminario de La Bañeza, hace 28 años.

Varios ex alumnos de ese centro plantearán el próximo martes al obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, que «tome medidas» y castigue con contundencia al ex párroco de Tábara, pederasta confeso al que el Obispado, tras declararse culpable, tan sólo lo apartó de oficiar el sacerdocio por un año y le impuso realizar ejercicios espirituales y atender a curas enfermos o de avanzada edad en una residencia para sacerdotes en Astorga. «Parece un castigo de broma», opinan.

El obispo, Juan Antonio Menéndez, recibirá a cinco ex seminaristas el próximo 28 de febrero, que acudirán en representación de decenas de ex alumnos de La Bañeza, donde se destapó el primer caso de pederastia reconocido por la Iglesia en Castilla y León.

Además de reclamar medidas contra Ramos Gordón, le pedirán a Juan Antonio Menéndez que actúe contra los encubridores, contra aquellos sacerdotes que, sabiendo lo que sucedía, decidieron mirar a otro lado y no socorrer a los menores.

F. L., la primera víctima que destapó el caso después de acudir al Papa, señaló a dos curas a los que pidió auxilio sin recibirlo. El recién promocionado a vicario de Ponferrada, Javier Redondo de Paz, y el ex rector del seminario, ya fallecido, Gregorio Rodríguez.

El prelado los atenderá por petición expresa de estos ex alumnos, que aseguran que fueron testigos de abusos sexuales en el centro leonés al que todos acudieron entre los años 70, 80 y 90. «Todos lo vivimos. Se sabía», sostienen. «Queremos justicia real; que se sepa la verdad y se investigue hasta el fondo porque estamos convencidos de que van a salir más casos», añaden.

A estos cinco ex seminaristas los acompañará, aunque no entrará a entrevistarse con el obispo, Emiliano Álvarez, la tercera persona que denuncia haber sufrido abusos sexuales en la Diócesis.

Este vecino de la localidad leonesa de Borrenes denunció hace una semana ante el Obispado que fue víctima, cuando sólo tenía 10 años, de otro párroco, Ángel Sánchez Cao, ahora destinado a El Barco de Valdeorras, en Orense.

Del encuentro con el obispo de sus compañeros de infortunio, Álvarez espera, además de que se imponga a Ramos Gordón una sanción acorde «a la gravedad de los hechos», que «retiren al párroco Ángel Sánchez Cao y pague por lo que hizo».

Exige que el Obispado «se responsabilice y reconozca que ha hecho mucho daño a muchas familias y a muchos niños», a los que –señala– los abusos «arrebataron parte de su infancia y de su vida».

En su opinión, este es un paso «imprescindible» para poder esclarecer lo sucedido años atrás en el seno de la Diócesis.

Emiliano Álvarez confía, además, en que la petición de perdón que asegura que merece, la haga extensible a su familia: «Yo no quiero perdones para mí, pero sí que le pidan perdón a mi madre por todo el daño causado, porque por lo mucho que sufrí allí se lo he hecho pagar en estos años a ella», apunta.

Sobre la investigación que el obispo de Astorga anunció el pasado viernes que iniciará «para que no se volviera a repetir» nada similar, los ex seminaristas se encuentran a la expectativa. «El tiempo dirá si se hace bien o no sirve para nada. Es bueno para la Iglesia que se esclarezca todo porque también hace cosas buenas y unas manzanas podridas le perjudican», indican, a lo que Álvarez añade que «para que se haga justicia se tiene que destapar todo». Y avanza que «hay mucho que destapar».

Los ex alumnos están convencidos de que fueron «muchísimos más» los niños de los que abusaron durante su internamiento en el seminario.

La visita del próximo día 28 es un paso más que se suma a las últimas movilizaciones emprendidas por estos ex seminaristas que están empeñados en que la investigación salga adelante y en permanecer visibles para apoyar a posibles víctimas que puedan ir saliendo a la luz.

El pasado sábado escenificaron esa voluntad. Salieron a la calle y convocaron una manifestación en Astorga a la que acudieron medio centenar de personas, bajo el lema «Todos los vivimos y ellos lo encubren. Todos somos víctimas» y con consignas como «la vergüenza la tienen que pasar los que cometieron los abusos».

AL VATICANO

El obispo de Astorga recibe a estos ex seminaristas semanas después de escuchar a dos ex estudiantes del colegio Juan XXIII de la localidad zamorana de Puebla de Sanabria.

Uno de ellos declaró que presenció abusos y otro, un zamorano de 48 años, asegura haber sido víctima, también, de José Manuel Ramos Gordón, a principios de los 80, antes de que el cura pederasta confeso fuera trasladado al seminario leonés.

De hecho, éste ex alumno ha remitido una denuncia al Papa Francisco y también al obispado de Astorga en la que relata que Ramos Gordón abusó sexualmente de él y el sufrimiento que esto le causó.

También le pide al Pontífice que la responsabilidad sea extensible a quienes, dentro de la Iglesia, conociéndolos, encubrieron los abusos.

Con esta acción sigue el camino iniciado por el ex seminarista F. L., que consiguió que el Vaticano ordenara que se investigara su historia y la de su hermano gemelo, lo que derivó en el primer caso de pederastia reconocido por esta Diócesis.

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