Gastronomía
El boom de las proteínas
Dejan de ser para la élite deportiva y se populariza su venta en supermercados y tiendas especializadas
El uso de suplementos alimenticios se ha generalizado en los últimos años y se trata de una práctica en auge. Echar un vistazo a los estantes de los supermercados es suficiente para darse cuenta de que son productos cada vez más demandados especialmente entre los más jóvenes ya que, en parte, su consumo se ha extendido gracias a las redes sociales. “Hay un boom. En su día hubo el boom del miedo al azúcar y por eso todos los productos estaban edulcorados, después llegó el boom de las grasas con todo desnatado y ahora es la moda de la proteína porque está ligado al concepto de comida sana”, explica la dietista y nutricionista palentina, Cristina Colina.
“En los últimos años se ha notado el interés de la gente por llevar una vida más saludable, preocupándose por su alimentación y por la práctica de ejercicio y eso se ha visto reflejado en un aumento en el consumo de proteínas por tener un impacto positivo en la salud”, precisa Natalia Tejedo de Paleobull, empresa especializada que abrió sus puertas en Palencia hace siete años con la intención de “ofrecer al mundo una alternativa saludable frente a la epidemia de snacks altamente procesados que invade el mercado”, recoge Ical.
Aunque este tipo de productos se asociaba históricamente a deportistas de muy alto nivel o culturistas que encontraban en ellos una forma más rápida y completa de cubrir ese aporte diario de nutrientes, lo cierto es que en los últimos años se ha extendido a la población en general. “A partir de cierta edad, alrededor de los 40 años en los hombres y un poco antes en el caso de las mujeres, la pérdida de masa muscular, denominada sarcopenia, y la disminución de la densidad de masa ósea se acentúa. Aumentar la ingesta diaria de proteína te ayuda a frenar el deterioro de músculos y huesos”, asegura Tejedo.
Existen diferentes formas de añadir ese plus de proteínas a la comida, bien sea con polvos que se añaden a la leche, el yogur o los batidos, o bien con alimentos que vienen ya preparados y que incluyen esa dosis extra. Los más demandados ahora mismo entre los castellanos y leoneses son las proteínas de suero, el colágeno con triglicéridos y las barritas energéticas. “Todos con muy buena aceptación y muy demandados”.
Desde Paleobull creen que los productos proteicos han conquistado al consumidor por ser buenos para acelerar el metabolismo, el desarrollo de la masa muscular y la pérdida de peso. Son apreciados también por su alto poder saciante. “Una tostada de pan con un poco de hummus o una gran cantidad de verdura tiene la misma cantidad de proteína pero no tienen el mismo poder saciante”, reconoce también la nutricionista Cristina Colina que insiste en que lo más importante a la hora de ingerir suplementos es “la calidad y no la cantidad”.
Colina cree que la mayoría de la población española consume más proteína diaria de la que realmente necesita por lo que este tipo de productos se debería reservar para casos concretos. “El producto natural sí que puede ser una ayuda y de hecho, es recomendable para las personas con riesgo de desnutrición, personas de la tercera edad o con problemas bucodentales que les impide ingerir alimentos. Los no tan buenos son aquellos edulcorados. Estos últimos pueden ser perjudiciales por los potenciadores de sabor y la gran cantidad de azúcar”, puntualiza Colina. “A veces te fías de lo que se dice en la etiqueta o en el anuncio pero realmente no sabes ni lo que te estás tomando”.
Desde Paleobull comparten esa idea e insisten en que sus productos son completamente naturales y elaborados a partir de leche de vacas alimentadas con pasto sin aditivos ni endulzantes artificiales. “También contamos con una opción vegana, elaborada únicamente con guisante, arroz y cáñamo”.
La proteína es una parte “esencial” para el cuerpo humano pues es la que permite la regeneración de la piel, la fortaleza del sistema autoinmune o los glóbulos rojos pero, antes de consumir estos suplementos, también es importante descartar cualquier tipo de alergia o intolerancia a los lácteos y consultar con especialistas nutricionistas, dietistas o entrenadores para que la dieta sea lo más equilibrada y saludable posible. Ellos pueden ofrecer un asesoramiento personalizado para saber qué cantidad y cuál es la manera más adecuada de ingerirlos. “Es mejor acudir a profesionales ya que están especializados en la materia y son quienes mejor conocen a su cliente y mejor pueden aconsejarle sobre qué tomar en función del tipo de actividad que desarrolle”.
Lo que Colina desaconseja es el consumo de suplementos proteicos por parte de la población infantil y advierte de los peligros que puede conllevar. “En el caso de los niños, un abuso de proteínas puede ocasionar daños en la función renal, problemas en el crecimiento o un aumento de peso. Hay que tener en cuenta que los menores no son mini adultos y su organismo tiene límites de filtración”, explicó. Ambas coinciden en que no hay dietas milagro y que, aunque muchas de ellas pueden ayudar a corto plazo, lo ideal es llevar a cabo una alimentación equilibrada que evite el efecto rebote.