Campo
La tierra de labor sube más en Castilla y León que la media nacional: un 3,8% frente a un 0,8
Alcanza los 6.321 euros por hectárea. Dujo (Asaja) denuncia la “presión” para el profesional por la escasa oferta debido a que 25.000 propietarios que no la trabajan “tampoco la sueltan”
El precio de la tierra de labranza en Castilla y León se situó en 2022, en los 6.321 euros de media por hectárea, lo que supone un aumento del 3,8 por ciento respecto al dato del 2021, tres puntos por encima de la media, y el segundo mayor encarecimiento en España, solo por detrás de Murcia (10,5 por ciento). El precio de la tierra se elevó el año pasado en once de las 17 autonomías, hasta alcanzar una media en el conjunto nacional de 10.263 euros por hectárea, con un avance del 0,8 por ciento.
El presidente de Asaja, Donaciano Dujo, denunció la “presión” que sufre el profesional del campo para redimensionar sus explotaciones por la escasa oferta debido a que 25.000 propietarios que no trabajan la tierra, “tampoco la sueltan”.
La Encuesta de Precios de la Tierra 2022 elaborada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación constata que el valor medio por hectárea en la Comunidad, es el tercero más bajo en España, muy ligado al secano cerealista. El precio medio por hectárea, como recoge Ical, solo supera el de Extremadura, con 4.906 euros; y Aragón, con 5.000; y está muy alejado de las autonomías más caras, como Canarias, 83.299 euros, por su escasez de terreno; Murcia, 21.785; Baleares, 20.462, y Andalucía, 19.934.
El análisis del departamento que dirige en funciones Luis Planas, precisa que las tierras que más se encarecieron en la Comunidad, el año pasado, fueron las de secano, mayoritarias en la Comunidad, que registraron un precio medio por hectárea de 6.927,28 euros, un 4,7 por ciento más, cuando en el conjunto de las autonomías avanzaron un 2,3 por ciento, con 7.293,25 euros.
Asimismo, en segundo lugar, se situaron las de aprovechamientos (prados y praderas permanentes y otras superficies para pastos), que se situaron en los 3.367,01 euros por hectárea, con un avance del 3,4 por ciento, en un contexto de cada vez mayores dificultades del sector ganadero de encontrar alimentación para sus reses a precios competitivos. En el conjunto nacional, por el contrario, se abarataron un 2,4 por ciento, con un valor medio de 4.416,03 euros, informa Ical.
Por su parte, los precios de las tierras de uva de vinificación de secano, que costaron una media de 20.189,3 euros por hectárea, se encarecieron un 3,1 por ciento, frente a una subida en España del 0,4 por ciento, hasta los 14.364,95 euros. Por último, las tierras de herbáceos de regadío, se pagaron de media en 2022, a 13.456,6 euros, que representan un alza del 1,4 por ciento, una décima por debajo del 1,5 por ciento de la media nacional, donde se situó su valor en los 18.214,72 euros.
Donaciano Dujo denunció que el sector en Castilla y León “tiene un problema” porque pese a la gran extensión de la Comunidad, la cada vez mayor profesionalización y tecnificación, permite y lleva a necesitar labrar cada vez más y “la tierra no se estira”. En este sentido, denunció que hay entre 20.000 y 25.000 propietarios ya jubilados del sector o de otras profesiones que “no abandonan” y “eso provoca una presión sobre la tierra”, ya que cuando sale algo a la venta siempre hay más de un comprador y eso hace que se encarezca tanto en adquisición como en arrendamiento”.
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El dirigente agrario afirmó que el precio actual de las tierra en la Comunidad, “está muy por encima del valor que sería lógico por la rentabilidad que dan, y más en un año tan catastrófico como 2023”. Así, puso de relieve que “no se amortizan en un tiempo razonable, y se pasa la vida del agricultor en muchos casos sin amortizar. Es un problema importante que tiene el sector”.
Una situación que, lamentó, “no tiene solución, porque hay menos oferta que demanda”. “Arruinarnos no es la solución”, dijo, para vaticinar que pasará “mucho tiempo” hasta que se pueda igualar la oferta a la demanda.
En este contexto, aconsejó a los profesionales del sector “mesura” en lo que estén dispuestos a abonar por compras o arrendamientos, así como en sus inversiones en maquinaria, para que sean acordes a la superficie de su explotación. “No hay que comprar barbaridades que luego no se amortizan y encima nos quejemos de que no es rentable”, agregó.
Donaciano Dujo aclaró que una explotación hoy “no es rentable por los bajos precios y los elevados costes de producción, pero a veces malgastamos más dinero que lo lógico en comprar o arrendar y adquirir maquinaria que no necesitamos”. Una maquinaria que permite hoy con muchos menos activos para desarrollar toda la explotación y empuja a adquirir a elevados precios una superficie escasa a la venta.
El presidente de Asaja en la Comunidad consideró que en este contexto, medidas como la de sucesión de explotaciones son positivas, pero advirtió de que habría que “controlar muy bien todas las ayudas que se dan últimamente con porcentajes muy elevados”, que incitan a adquirir maquinaria “muy grande y hay que emplear superficie”. “Es la pescadilla que se muerde la cola”, sentenció.
Asimismo, apeló a que cuando salgan a subasta terrenos comunales, de ayuntamientos o juntas vecinales, se “priorice” a los agricultores profesionales, porque ahora “se da a todo el mundo y luego llegan los subarrendamientos”.
Por último, estimó que los datos de precios que saldrán con las encuesta del ministerio de 2023, frente al encarecimiento de 2022, se verán afectados por los malos resultados de la cosecha de cereal de esta campaña, una de las peores de todos los tiempos por la sequía.