Beca Soria 2018 de la Fundación Villalar
El caos "necesario" antes de la creación artística
Tagore González perfila su espectáculo escénico en el que integrará actores no profesionales y que trasladará a un espacio "reconocible"
Poco a poco todo va tomando forma, un «caos necesario», afirma Tagore González, que permitirá que Cuarteto para el fin de los tiempos salga de su cabeza convertido en una experiencia escénica que proponer y compartir con el público. La obra musical que el compositor francés Olivier Messiaen concibió y estrenó en enero de 1941 en el campo de concentración nazi de Görlitz, el Stalag VIII-A, es la inspiración y leit motiv de este espectáculo de creación artística, un proyecto soriano becado por la Fundación Villalar Castilla y León, que se estrenará en febrero de 2019 en el auditorio del Centro Cultural Palacio de la Audiencia de la capital soriana.
Referencias, texturas, imágenes, palabras… el proceso creativo mismo está generando ya toda una «constelación de posibilidades» que, de forma más oculta de lo que el propio González cree, va construyéndose a sí misma. Crear un «espacio sonoro», una lista de piezas musicales que, de alguna manera, ayude a perfilar el propio montaje ha sido uno de los primeros pasos para concebir ese «imaginario que vamos a generar» y que ya en torno al mes de julio comenzará a trasladarse a una dramaturgia concreta, «un cocinado lento y extraño, porque no vamos a partir de un guión», advierte el artista.
Será un escritor el encargado de traducir todas estas ideas a un texto, el punto de partida para seguir avanzando en un montaje que también se trabajará desde otras perspectivas, como la visual y la física. «Me interesa mucho generar una serie de personajes que nos permitan ver realidades que nos trasladen a lo que están viviendo», apunta.
De ahí que la danza y la expresión corporal podrán estar muy presentes en este espectáculo en el que Tagore González quiere contar con actores y también con no profesionales para imprimir al proyecto «otro tipo de verdad». Y, en este sentido, le interesa mucho poder contar con el colectivo de personas mayores.
En este primer boceto de lo que será la propuesta escénica, González baraja con cinco profesiones y otras cinco personas mayores no profesionales que se incorporarían al equipo a través de un proceso de selección previo, una serie de talleres en los que «encontrar en ellos ese recorrido, esos caminos de luz» que puedan aportar bagaje y autenticidad, al espectáculo, avanza. De ahí que tampoco descarte que se pueda contar también con participantes de otras edades que puedan interactuar entre sí y aportar más profundidad y significado a la obra. «Me apetece que haya mucha presencia humana en el escenario», avanza. En breve podría dar comienzo el casting para seleccionar al reparto profesional y, en este sentido, González ya ha empezado a analizar los perfiles que mejor se acoplen a su creación escénica.
De momento, son muchas las ideas que se agolpan en su mente. En julio, con el comienzo de la siguiente fase, la dramaturgia, llegará el momento de sintetizar, insiste. Será un período «clave» dentro de un proceso creativo en el que ya trabaja con un asistente de dirección y una persona responsable del espacio escénico. Ya hay unos primeros bocetos de cómo respirará tanto el vestuario como la escenografía.
No obstante, no necesariamente recrearán un campo de concentración como en el que Messiaen concibió su obra. El artista apuesta por crear un espacio actual, «que conecte con nosotros mismos». Desde la consulta de un dentista, a la sala de un museo o una estación de metro. Tagore González quiere descontextualizar la escena apelando a «lugares que todos reconozcamos». Lo que sí ha descartado ya es que haya músicos en escena o que el propio Cuarteto para el fin de los tiempos, nacido en pleno horror nazi, cope íntegramente la banda sonora del espectáculo. Es una obra con momentos fascinantes, añade González, pero es también una pieza musical complicada, difícil de escuchar en algunos movimientos. Serán otras obras musicales las que remitan a esta obra musical. «No quiero que la música sea una limitación», explica.
A los 12.000 euros de la Beca de creación artística de la Fundación Villalar Castilla y León para el desarrollo de esta obra se suman los 8.000 que recibirá como subvención del Ayuntamiento de Soria. El Consistorio, además, cederá las instalaciones del Centro Cultural Palacio de la Audiencia para que el equipo técnico y artístico de la obra, que se compondrán de entre 15 y 20 personas, pueda realizar los ensayos generales de la obra días antes del estreno del espectáculo.
Asimismo, González ha solicitado ya una ayuda a la Fundación La Caixa con vistas al trabajo escénico que se desarrollará con el colectivo de personas mayores. Pero el artista desea también encontrar el apoyo económico de otros Consistorios que, como el de la capital soriana, quieran contribuir a la creación de este espectáculo. «Que aparte del caché, apoyen con un poquito más, como está haciendo Soria», insiste el artista, sería lo ideal. El objetivo es emprender en el mes de febrero una pequeña gira, para lo que es clave ya poner fecha al estreno en el Centro Cultural Palacio de la Audiencia. Sin embargo, avanza el artista, lo primero es ir cumpliendo las etapas del proceso creativo. Si el próximo mes de julio marcará el punto de inflexión que permitirá traducir las ideas en una dramaturgia, el último trimestre del año marcará otro paso importante con el inicio de los ensayos. De momento, señala, «vamos bien de tiempo» y, en cierta manera, disfruta en su cabeza de ese caos creativo necesario en esta primera fase.