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Día Europeo de la Conservación y la Restauración

90 personas conocen "la preciosidad" del Camarín de La Merced

La Diputación Provincial permite por primera vez la visita en pequeños grupos a esta joya de la pintura barroca soriana, que no puede contemplarse por su complicada accesibilidad, para conmemorar la efeméride

Visita guiada al camarín de la Merced, ayer,-Valentín Guisande

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Soria - S.A.
Soria

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Es «el gran secreto» del antiguo convento de la Merced, una pequeña estancia concebida en origen como un lugar privilegiado al que sólo unas pocas personas tenían acceso; un lugar privado para la Virgen titular del templo, el camarín, una pequeña Sixtina hermanada con la capilla octogonal de la ermita de San Saturio a través del mismo artista, el soriano Juan Zapata, que pintó ambas a principios del siglo XVIII. Cerca de 90 personas, en diferentes y pequeños turnos, tuvieron ayer la oportunidad de contemplar esta estancia, habitualmente cerrada al público, dentro de una iniciativa especial con la que la Diputación Provincial, propietaria del Aula Magna Tirso de Molina en la que se ubica, se sumó a la celebración del Día Europeo de la Conservación y la Restauración. La opinión de los participantes fue unánime: el camarín es «una preciosidad».

Como todos los que fueron concebidos tras el Concilio de Trento y la Contrarreforma de la iglesia Católica, el de la Merced de Soria no fue construido para visitarse, de ahí que para conseguir acceder a él haya que superar un tramo de empinados y desiguales 11 escalones, a los que se unen, previamente, otros cuatro más, y un último peldaño justo antes del llegar a la pequeña sala ornada con las pinturas barrocas de Juan Zapata. Es, apuntó Yolanda Martínez, técnico del departamento de Cultura de la Diputación Provincial y la amena cicerone de las personas que ayer pudieron visitarlo, uno de los principales problemas para poder hacer visitable este hermoso espacio restaurado por el Gobierno provincial entre 2016 y 2017. Imposible, también, poder eliminar o mitigar el desnivel dado lo delicado de la estructura arquitectónica en esta zona (el camarín, un añadido un siglo posterior a la iglesia y centro conventual erigido en el siglo XVI, ha tenido en el pasado graves problemas de desprendimiento agravados por la humedad del entorno), y lo intrincado del corredor que, a través de la antigua sacristía, conduce a la escalera de acceso del camarín. Aún así, apuntó Martínez, podría estudiarse la posibilidad de autorizarse visitas a demanda para pequeños grupos.