ENTREVISTA
Rosalía: "Me siento cómoda con la imagen de mujer fuerte"
La cantante barcelonesa lanza este viernes su segundo disco, 'El mal querer', en el que funde flamenco y electrónica con espíritu innovador
El pasado marzo, Rosalía cerró la gira de su primer disco, 'Los Ángeles', y ya tiene listo su relevo, 'El mal querer', donde funde cantes y palos flamencos con electrónica y ritmos urbanos. Un trabajo que sale a la venta el viernes y que bien puede marcar un punto de referencia en nuestras modernas músicas populares. Aunque barcelonesa de Sant Esteve Sesrovires, Rosalía atiende a este diario por teléfono desde el cuartel general de su compañía en Madrid.
Le han pasado muchas cosas en muy poco tiempo. ¿Sensación de vértigo?
Más que vértigo, es agradecimiento e ilusión ante lo que está pasando. Llevo muchos, muchos años trabajando y hacía mucho tiempo que quería hacer algo como lo que estoy haciendo ahora. Disfruté de 'Los Ángeles', un proyecto más austero y menos ambicioso, y ahora de 'El mal querer'.
¿Ve su trayectoria futura como una sucesión de cambios?
Me gustaría no estancarme nunca, que cada disco fuese distinto y que hubiese una búsqueda constante. Tomar riesgos y experimentar. No perder nunca eso.
¿A partir de qué nació 'El mal querer', de una idea o de una música?
La semilla fue el título. Lo tenía muy claro. Luego, ha sido un proceso de picar mucha piedra: muchas horas delante del ordenador componiendo, investigando el sonido… Tenía claro que quería un disco de canciones apoyadas en las armonías vocales. Me gusta mucho la música antigua, me inspira el canto gregoriano. Y la música electrónica. Ya cuando tenía 19 años quería hacer un proyecto de flamenco con 'samplers'. Quizá este disco no sea todo lo accesible que algunas personas esperan. 'Malamente' lo es; es la canción más urbana, pero no hay otras con ese tinte tan explícito.
Tengo entendido que entre las fuentes inspiradoras hay una novela provenzal de la edad media.
Pues sí. Pedro G. [Romero, escultor, pintor y crítico de arte], que es íntimo amigo mío, me recomendó una novela occitana anónima, del siglo XIII, llamada 'Flamenca'. El título se refiere a Flandes, pero la coincidencia con el género flamenco me voló la cabeza, y quise investigar. Yo tenía claro que este proyecto se llamaría 'El mal querer', que sería una historia de amor como tragedia, y el núcleo de la novela me ha servido: una mujer joven que se casa con un hombre que enloquece de celos y que la acaba encerrando en una celda.
Todo el disco expresa una crítica al amor posesivo o dominador.
Es una historia de amor con aristas, oscura. Una exploración de las pasiones. A la vez, en el disco hay un crecimiento del personaje femenino, que va tomando poder. La imagen de mujer que se presenta al final es muy poderosa y madura, a diferencia del principio, donde está eclipsada.
Cada canción aparece asociada a un concepto: de 'augurio' y 'boda' a 'celos', 'disputa', 'clausura'… hasta 'poder' como punto y final.
Los títulos me sirvieron para poder escribir las letras con más conciencia. Ferran Echegaray me ha ayudado trabajando los capítulos, y Pablo, 'El Guincho', ha sido otra persona clave, muy edificante para que yo pudiera crecer como productora a su lado, mano a mano con los ordenadores. Me decía: "Rosalía, es muy importante que la gente sepa que eres productora". Porque muchas veces las mujeres no tenemos crédito en la música. Detrás de las canciones que suenan en la radio hay muchas mujeres y no lo sabemos, y no se explica que Björk o Lauryn Hill son productoras de su trabajo.
En 'El mal querer' no toma parte Raül Fernández, Refree, productor de 'Los Ángeles'. ¿Diría que él intervenía más en su proceso artístico y que con El Guincho ha habido una relación de mayor intercambio?
Los dos son muy buenos. Son registros diferentes. Me sentí muy conectada a Raül, y con Pablo creo que he tenido suerte de que tuviera tanta paciencia. Porque yo no quería hacer una producción evidente. Quería buscar, a través de valores de sonido actuales, lo que significa la esencia flamenca. Es una visión muy personal.
Ha recibido críticas desde el mundo del flamenco, apuntando a su atrevimiento por haber abordado cantes antiguos y exigentes en 'Los Ángeles'. Quizá 'El mal querer', que se aparta de ese mundo, sea menos polémico.
No tengo ni idea. Uno siempre sigue el proceso que cree que debe seguir. 'El mal querer' es un trabajo de inspiración muy flamenca: un 60% del disco parte de melodías tradicionales. Pero quizá sea más radical, porque la instrumentación ya no es ni flamenca, es un sonido electrónico.
¿Un disco más pop?
Pues ojalá pueda ser considerado como pop. Me encantaría, aunque no es un disco que suene como los discos de pop. Pero para mí el pop siempre es positivo por el alcance, por llegar al mayor número de gente posible.
¿Le gusta estar en el centro de las polémicas?
No es algo que busque, la verdad. Pero supongo que no se puede evitar: hay una parte de tu trabajo, cuando pasa a ser de los demás, que ya no controlas. Pero soy sensible. Hay artistas a los que la controversia les gusta, pero no es mi caso.
Se ha dicho que se estaba apropiando de ingredientes de la cultura gitana.
El disco tiene tantas capas de las que hablar que me sabe incluso mal dedicar tiempo a hablar de eso. A ver, yo siento que hago música desde el respeto y la libertad, y con el flamenco como base, porque lo he estudiado y porque lo amo. Yo he crecido en el Baix Llobregat, donde se ama la cultura andaluza, y pienso que es importante reivindicar las etnias, pero la gitana es una más, muy importante para el flamenco, como lo han sido muchos artistas que no pertenecían a ella. Yo he crecido en ese entorno. La abuela de mi maestro hablaba caló y esas palabras están en las letras del flamenco, porque es una música del pueblo. Es importante no perder el norte.
La foto de la portada del disco y su presencia escénica invitan a que se hable de usted como una diva. ¿Se siente cómoda en ese papel?
Me siento cómoda con una imagen de mujer poderosa, fuerte. Eso siempre lo reivindicaré. El autor de la foto, Filip Custic, trata el desnudo de la mujer de una forma muy poco sexualizada. Cuando me llaman diva… ¿Qué es una diva? ¿Una figura de mujer fuerte? Eso me parece positivo.