ENTREVISTA
Luis Ortega ('El ángel'): "Que alguien bello te pueda asesinar tiene algo de poético"
El director argentino estrena 'El ángel', que relata la historia de Carlos Robledo Puch, joven con cara de querubín que conmocionó a la Argentina de los 70 por sus crímenes
Luis Ortega estaba harto de hacer películas de bajo presupuesto que, por mucho prestigio crítico que obtuvieran, no le daban para vivir. Después del éxito de ‘El clan’ en Argentina, le ofrecieron hacer una serie de televisión sobre la familia Puccio y fue entonces cuando descubrió que el crimen ejercía una especie de miedo y atracción en el espectador. Por eso eligió para su siguiente proyecto a Carlos Robledo Puch, un joven con cara de querubín que conmocionó a la sociedad argentina de los años 70 por la crudeza de sus crímenes y que se convirtió en un fenómeno mediático precisamente por su belleza. El resultado es ‘El ángel’, una película arrolladora de envoltorio estilizado y repleta de guiños a la cultura pop setentera protagonizada por unos magnéticos Lorenzo Ferro y Chino Darín.
¿Por qué recuperar la historia de Robledo Puch?
Era un caramelo para cualquier productor. Es mucho más fácil acercarse al espectador con algo que está basado en hechos reales que sacarlo de tu propia experiencia. En realidad, yo quería revisar mi adolescencia, mis aventuras de chiquillo, pero no estaba dispuesto a hacer otra vez otra película de 10.000 dólares.
¿Qué tiene de atractivo el mundo del crimen?
No es que me interesen los criminales, pero dramáticamente es muy enriquecedor escribir sobre un personaje tan imprevisible, que nunca sabes lo que va a hacer, que no tiene moral. ‘El ángel’ entronca con la tradición de películas como ‘Bonnie & Clyde’: el criminal es un mal menor que es usado contra la sociedad, que sería el mal mayor. Quien tiene un arma, dispara contra esa mentira y en realidad representa al espectador, que no quiere ser más engañado y que se niega a formar parte de un sistema tan siniestro.
¿Le preocupa que le digan que su película ofrece una imagen demasiado glamurizada del asesino?
Había un criminólogo italiano, que se llamaba Cesare Lombrosso que estableció que un delincuente tenía que ser negro, feo, orejudo y narigón. Mucha gente sigue juzgando por el aspecto. Que alguien bello te pueda asesinar, tiene algo de poético y surrealista, sobre todo para la clase media argentina. Como decía Rilke, la belleza es el comienzo de lo trágico. Y algo de eso hay en esta historia.
La película tiene lugar en 1971. Resulta inevitable pensar en la sociedad argentina del momento y en la creación de monstruos.
De alguna manera, la aparición de Robledo Puch anticipó el horror que estaba por llegar. La dictadura se siente de alguna manera en la película, pero no utilicé el contexto histórico de una manera precisa. Más bien como un sistema hipócrita que nunca se atrevería a cachear a un niño lindo. La idea de que alguien bello no fuera sospechoso, está muy presente en todo momento, es lo que le permite moverse con tanta libertad. Aunque en el fondo, no la hubiera en absoluto.
¿Quería también hacer una crónica musical del momento y un homenaje a su padre, Palito Ortega?
Sí, hay un homenaje a mi padre, a la actuación con Marisol cantando 'Corazón contento'. En esa época la música era mejor que ahora, los coches eran más lindos, el vestuario más 'cool'… El estilo estaba impregnado en la sociedad sin que existieran las redes sociales. El personaje es fruto de todo eso. Elegí toda la música del 71 para atrás. Las letras tenían una connotación casi revolucionaria, una intención de cambiar el mundo.
Han comparado su película con Tarantino y Scorsese pero, ¿de verdad son sus referentes?
En absoluto. Si me tienen que relacionar con alguien que sea con Leonardo Favio, mi padrino y con su película ‘Crónica de un niño solo’, antes que con el cine americano.