RECUPERACIÓN
Los cuentos de Calders regresan a todo color
Una edición en dos volúmenes reúne toda la obra breve del autor incluyendo variios textos inencontrables
Ser un autor de ingenio brillante, de prosa transparente y mirada de niño descubriendo las cosas por primera vez le valió a Pere Calders muchas suceptibilidades por parte de los defensores del realismo a ultranza que imperaban en los años 50 y 60, cuando su nombre empezaba a cruzar el océano desde su exilio mexicano. Calders, novelista, pero por encima de todo cuentista, ha sido también la puerta de entrada para muchos lectores… y ya se sabe que la gente teme volver a enfrentarse cara a cara a los primeros amores. También arrastra un pecado muy gordo, ser un escritor tremendamente divertido, algo que no debería estar reñido con el canon. Pero el humor es sencillamente su particular mirada al abordar asuntos de mayor calado, de quitarles trascendencia sin que por ello dejen de tener importancia. Y sobre todo, está su enorme popularidad, el cariño que generación tras generación le siguen demostrando sus lectores. Un eco que en 1977 se amplificó gracias a una palabra mágica, ‘Antaviana’, la obra de teatro que hizo que todos se rindieran a su arte. “Fue entonces cuando empezaron a a pararle por la calle”, recuerda su hija Tessa que reivindica su rigor literario extremo y su capacidad para transportar la realidad a una dimensión que “los cánones convencionales no identifican como real”.
Para verificar todo ello y disfrutar de paso (el gran objetivo de Calders), Rosa dels vents devuelve a las librerías la narrativa completa del autor en dos volúmenes (de 1936 a 1968 y de 1978 a 1992) con ilustraciones de Ignasi Font que con su línea clara y su alegre ‘technicolor’ captan a la perfección su universo a la vez costumbrista, naíf y mágico. Y la pequeña editorial Comanegra, todos sus microrrelatos en ‘Contes portàtils’.
La edición de Rosa dels Vents recoge los cuentos completos publicados en el 2011, con el añadido de 12 relatos que habían quedado fuera de las ediciones que él hizo en vida. El editor de Rosa dels Vents, Joan Riambau, explica por qué con esta decisión no se vulnera el criterio del autor. “Calders jamás corrigió cuando se preparaban nuevas ediciones, tampoco lo hizo para las obras completas. Sencillamente iba escribiendo nuevos cuentos sin mirar atrás, eso explica, por ejemplo, que cuando pudo hacerlo no recuperara un cuento de ‘Cróniques de la veritat oculta’ que le tumbó la censura”. Los cuentos rescatados no son propiamente inéditos, porque fueron publicados en revistas en su momento pero hoy son inencontrables: como el texto del programa de mano de 'Antaviana', dos cuentos infantiles destinados a Cavall Fort o algunas narraciones que aparecieron en revistas mexicanas. “También hemos restituido algunos fragmentos eliminados por la censura guiándonos por la correspondencia que Calders mantuvo con Triadú [quien preparaba a distancia la publicación de su obra] y que da cuenta de ese proceso en el que él estaba todavía en México, un tanto indefenso”.
Diana Corominas, nieta de Calders y profunda conocedora de su obra, recuerda que pese a que su abuelo no transitara por las corrientes imperantes, la crítica catalana supo reconocerlo, en cuanto pudo. En 1954 sus 'Cròniques de la veritat oculta' ganaron el Víctor Català y en el 64, dos años después de haber regresado del exilio, el Sant Jordi con 'L’ombra de l’atzavara'. A la nieta le gusta recordar que al abuelo le encantaba contar que él nació poco después del hundimiento del Titanic. “Para él esa desgracia simbolizaba el límite de la ciencia y la tecnología: un barco insumergible que en su primer viaje se va a fondo. Él utilizaba esa imagen para decir que la literatura con voluntad realidad también tiene sus límites porque la realidad en sí es inabarcable. A él le interesaba ese realismo más moderno que incluye tanto lo real como lo fantástico”.
Se felicita Tessa Calders porque, pese a no haber un apoyo institucional especial, la obra de su padre se ha abierto paso por sí misma en editoriales internacionales. La última noticia que ha recibido la familia es la inclusión de tres relatos del autor en la revista norteamericana ‘The Massachusett Review’.