CLARIFICAR LA GESTIÓN
Varios motines incendian una SGAE al borde de la intervención gubernamental
Las discrepancias internas con el presidente de la entidad, José Ángel Hevia, se multiplican. El Ministerio de Cultura solicita a la Audiencia Nacional poder intervenir durante seis meses la asociación
El 15 de febrero del 2019 será recordado por muchos como el día en que Pedro Sánchez anunció la convocatoria de elecciones generales. Sin embargo, en la SGAE el pasado viernes será más recordado por un doble cataclismo. Por un lado, el ministro de Cultura, José Guirao, materializó su amenaza de intervenir la Sociedad General de Autores y Editores cursando la solicitud en la Audiencia Nacional, información que ha trascendido este lunes. Por otro, uno de los cuatro vicepresidentes de la entidad, el editor Clifton J. Williams, pidió a la SGAE celebrar de una junta extraordinaria en la que debatir y votar la destitución de su actual presidente, José Ángel Hevia.
La incertidumbre política podía jugar a favor de la SGAE y el adelanto de las elecciones se veía como un escenario ideal para dar algo de oxígeno a una entidad asediada por varios frentes, pero la convocatoria de elecciones no solo no ha frenado los planes de Guirao sino que los ha precipitado. Ahora todo está en manos del juez, que deberá decidir si hay motivos para autorizar esta acción largamente anunciada. El ministerio aduce que la SGAE no ha cumplido los requisitos exigidos en el apercibimiento del 27 de septiembre: no ha adecuado los estatutos a la normativa europea, no ha celebrado unas elecciones con voto electrónico y no ha aplicado un reparto de los derechos de autor que limite las grandes sumas de dinero que genera la música televisada de madrugada.
SEIS MESES PRORROGABLES
La intervención se ha solicitado por un plazo de seis meses prorrogables a otros seis e implicará el nombramiento de un gestor interino "que asumirá las funciones legales y estatutarias de los órganos de gobierno de la entidad" con el objetivo de "clarificar su gestión" e implantar las medidas necesarias "para el cumplimiento de las obligaciones legales previstas en la normativa vigente en materia de propiedad intelectual". Y la decisión del juez puede tardar meses en llegar, de modo que se inicia así un proceso que, en cualquiera de los casos, deberá ser asumido por el gobierno que se forme tras las elecciones del 28 de abril. Guirao ha afirmado este lunes que hay acuerdo con el Partido Popular, Podemos y Ciudadanos: gane quien gane, seguirá adelante con la intervención de la SGAE.
En las últimas semanas ha habido un tira y afloja entre el ministerio y la SGAE, una danza de comunicados y contracomunicados con los que las partes parecían estar calibrando sus fuerzas y estrategias. Aunque la SGAE insistía en su voluntad de ajustarse a los requerimientos ministeriales, Guirao declaraba a finales de enero: "Tengo la sensación de que están más pendientes de resolver sus propios problemas que el verdadero problema de fondo". El lunes, en la Cadena Ser, el ministro ha calificado la situación como "intolerable", ha afirmado que "se les ha dado tiempo y margen" y que "no ha habido manera de arreglarlo de forma pacífica". Todo apunta a que su paciencia se ha agotado.
GRITOS E INSULTOS
Un punto crucial de esta intervención estatal es la "remoción de los órganos de gobierno". Pero los órganos de gobierno de la SGAE ya están en llamas. Hace diez días Hevia reunió a la junta directiva. Su plan era eliminar o por lo menos limitar el poder de la comisión deontológica que acababa de señalar que 14 miembros de esa junta tenían conflictos de intereses debido las grandes sumas de dinero que ingresaban por las madrugadas televisivas y que esta situación les impedía ejercer sus funciones. Hevia era uno de esos 14 y no solo pretendía deshacerse de la comisión deontológica sino destituir también al secretario general de la SGAE, Carlos López, por ser uno de los que más apoyaba la existencia de esta comisión. El gaitero no ganó la votación y estalló en gritos e insultos contra varios miembros de la junta directiva, convertida en un polvorín.
Pero las trifulcas internas en la SGAE no salpican solo a los 35 miembros de la junta. El consejo de dirección también atraviesa momentos complicados ya que uno de sus 12 integrantes, Antonio Meliveo, del Colegio Audiovisual, ha sido amenazado de expulsión por su postura beligerante contra Hevia. Aun así, el hecho que mejor ilustra la creciente oposición con que se está encontrando la gestión del gaitero es que uno de sus vicepresidentes, Clifton J. Williams, ha solicitado una reunión extraordinaria de la junta para proponer una moción de censura contra Hevia, escoger un nuevo presidente y formar también un nuevo consejo de dirección. Por ahora, no está claro que Williams pueda sumar los 18 votos que necesita para derrocar a Hevia, ya que 16 de los 35 votos en juego pertenecen a directivos de Pequeño Derecho fieles a Hevia. Pase o que pase en la junta extraordinaria, al asturiano se le está yendo la SGAE de las manos.
REACCIÓN TIBIA DE LA SGAE
Mientras las disputas internas en la SGAE siguen su curso, la solicitud de la intervención ha sido celebrada por numerosos socios en las redes sociales. La Sociedad General de Autores y Editores, a su vez, ha emitido un comunicado con el que recuerda que la nueva junta directiva "ha trabajado intensamente desde su elección para adaptar la entidad a la legalidad vigente". Sin embargo, la imposibilidad de aprobar unos nuevos estatutos y la negativa a celebrar unas elecciones con voto electrónico han abierto la puerta a la intervención estatal. En un comunicado sorprendentemente tibio dada la gravedad de la situación, la SGAE solo advierte de que la intervención puede "debilitar y paralizar la entidad".
Es difícil prever si serán las presiones internas o las externas las que hagan caer a Hevia. Pero mientras, silenciosamente, el lobi de las editoriales de las discográficas, aquel que presentó su candidatura contra Teddy Bautista, contra Sastrón y contra las editoriales televisivas, y que luego se retiró de las elecciones de octubre, está cada vez mejor posicionado en esta guerra por el control de una SGAE que parecía haber perdido definitivamente el día que José Ángel Hevia tomó al poder.