Heraldo-Diario de Soria

CERTAMEN INTERNACIONAL DE CORTOMETRAJES DE SORIA

‘Hinekura’, belleza maorí

El corto neozelandés dirigido por Becs Arahanga destaca por su elegancia junto al talento narrativo de ‘Uncle Thomas’, de Regina Pessoa

Fotograma del cortometraje 'Uncle Thomas'.

Fotograma del cortometraje 'Uncle Thomas'.

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SONIA ALMOGUERA / SORIA
Soria

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Cuando uno está totalmente entregado a un filme ni siquiera es consciente de los movimientos de cámara, de la puesta de escena, de todos esos trucos con los que tramposamente se construye la magia del cine. En Hinekura, una producción neozelandesa escrita y dirigida por Becs Arahanga, todos ellos se ocultan de forma armónica y el espectador sólo se da cuenta de la elegancia y la belleza que exhala ese retazo de vida filmado, estructurado en planos y secuencias, que le arrullan en esta historia de empoderamiento femenino, de tránsito de niña a mujer de una joven maorí. 

Hay que decir que los paisajes de las Antípodas ponen mucho de su parte, pero el mérito es realmente un gran trabajo de equipo que, desde el cuidado vestuario (Estelle Stroud), a la fotografía (Simon Temple), pasando por la dirección artística (Josh O’Neill), confluye en crear un cortometraje lleno de luz y belleza. El guión, en realidad, es una historia sencilla. Pero son los detalles, elegantemente entrelazados, los que hacen de esta obra algo que va más allá. Con buenos encuadres, Arahanga sabe dónde poner la cámara en torno a unos personajes que trata con mimo. Aunque es la música, y especialmente la hermosa canción de Maisey Rika con la que acaba el cortometraje, la que cierra el círculo de un trabajo excelente. 

Misma sensibilidad es la que arroja la obra de animación Uncle Thomas, un filme dirigido por la portuguesa Regina Pessoa que es, en realidad, un sentido recuerdo de la realizadora a su tío. Ella recuerda lo importante que ha sido en su vida, lo orgullosa que está de haberle dicho que lo mucho que le quería poco antes de morir éste y rememora las vivencias juntos, especialmente, la pasión por el dibujo que compartían. En Uncle Thomas, Pessoa se decanta por un estilo de animación que combina la imagen real de objetos con dibujos realizados a plumilla que otorga a la obra una gran plasticidad estética y que destila, a su vez, mucha nostalgia y delicadeza. En planos como el paseo en moto por el campo, la realizadora demuestra su dominio de la utilización de planos cinematográficos al servicio de la emoción. Y, desde luego, Uncle Thomas, emociona. 

En un registro completamente distinto, huyendo del sentimentalismo, apela Postcards from the end of de world, del griego Kontantinos Antonopoulus, una historia muy acorde con estos tiempos raros. El cortometraje narra, en voz en off, la historia de Dimitra y Dimitris, un matrimonio con dos hijas pequeñas que asiste en una paradisiaca isla al fin de su relación sentimental durante las vacaciones al tiempo que una misteriosa amenaza se cierne sobre el mundo. Pero un final puede ser un principio. Antonopoulus cree en la esperanza, incluso en el romanticismo. Un buen guión, bien estructurado, y un consciente distanciamiento con el espectador son las principales bazas de este interesante cortometraje.

Pero si en Postcards from the end of de world hay cabida para la esperanza, en Shhhh, ópera prima del israelí Jonathan Mordechay, ésta queda descartada para una joven pareja (interpretada por Erez Drigue y Noa Koler) que acaba de tener un bebé. La historia que, del costumbrismo irá cobrando una deriva completamente inesperada, se cuenta sin diálogos y es ese silencio (para que el niño no despierte) lo que determina una violencia soterrada hasta un fatal desenlace. Destaca en el cortometraje una airosa dirección y un desarrollo de la historia con brío. 

De vuelta a España, Loca, de la realizadora María Salgado, ofrece una bonita mirada hacia esas mujeres de mediana edad que han perdido la ilusión. De narrativa sencilla y sin pretensiones, Loca reivindica que las mujeres como Sofía, limpiadora en un colegio y con una vida que la insatisface, no son invisibles. Todo lo contrario. Sólo necesitan tomar las riendas de su vida, dejar los libros de autoayuda y hacer cosas que las hagan felices. Destaca en esta obra la interpretación de Mercedes Castro y un buen guión que la directora firma junto a Maite Voces y que, lejos de los estereotipos, lleva la historia a otro nivel.

De alegría a pesar de la adversidad y también de la dignidad a la que no es ajena la pobreza habla El monstruo invisible, codigirido por Javier y Guillermo Fesser, una coproducción de Acción contra el hambre. Porque el monstruo invisible del que habla el cortometraje no es sino éste. Aminodin, un simpático niño filipino, es el protagonista de esta historia que no es exactamente un documental, aunque sí retrata la realidad que viven allí muchos niños como Aminodin y sus familias. En la obra no faltan, desde luego, el humor característico de las películas de Javier Fesser (Campeones, El milagro de P. Tinto) y ese cariño con el que retrata a sus personajes. Con una factura técnica maravillosa, ‘El monstruo invisible hace sonreír. 

Con dirección de Javier Marco y el gran trabajo interpretativo de Sonia Almarcha y Manolo Solo A la cara pone a los espectadores ante un dilema moral al ‘hater que algunos llevan dentro: ¿Se diría a la cara los mismos insultos y comentarios que se escriben sin pudor en las redes sociales? «Sólo quiero que me lea la gente de internet», se justifica acobardado el protagonista… Destaca la solidez y la sencillez de la dirección al servicio de los actores. 

También planteando un tema social de calado se presenta Song sparrow, un cortometraje de animación danés dirigido por Farzaneh Omidvarnia. Inspirado en unos hechos reales ocurridos en 2015, el corto narra la historia de un grupo de refugiados que tratan de llegar a Europa en un camión frigorífico que transporta carne. El final, desde luego, se intuye desde el principio y por eso es tan angustioso el desarrollo de unos hechos que tienen como protagonistas a marionetas de felpa. En animación también se encuentra Ehiza, del colectivo Hauazhena Taldea, con un enérgico y dinámico montaje al ritmo de la música y Mad in Xpain, la vuelta a Soria de Coke Riobóo con su irreverente mundo de arzobispos, monjas, guardias civiles, gitanillas.

En el terreno documental Woman, de Raúl de la Fuente, recoge distintos testimonios de mujeres que han sufrido violencia de género y su lucha por cambiar esta lacra social en Mozambique. A priori, el tema no es nuevo. Lo novedoso es que se aborda desde la pujanza del rap, que en este país se utiliza como elemento de concienciación y cambio de la sociedad. 

En Banality, el húngaro Balázz Simonyi regresa a Soria (donde ya participó en 2012)  con otra obra que explora de nuevo la narrativa del plano secuencia. 

Los días que pasan, de Antonio Savinelli, y Vitamina D, de Severino Neto y Rafael de Carvalho presentan diveros puntos de vista sobre la pandemia.

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