Heraldo-Diario de Soria

MENÚ DEL DÍA / RECETA: TALLARINES DE CALABACÍN AL AJILLO

El calabacín, hortaliza polivalente y de temporada

Tiene una textura tierna y un sabor ligeramente dulce con alto contenido de agua y bajo aporte calórico

Calabacín. MARIO TEJEDOR

Calabacín. MARIO TEJEDOR

Publicado por
VERÓNICA REGLERO / SORIA
Soria

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El calabacín es una hortaliza que pertenece a la familia de las Cucurbitáceas. Esta familia comprende unas 850 especies de plantas, en su mayoría herbáceas, trepadoras o rastreras, que producen frutos grandes y protegidos por una corteza firme. Frutas tales como la sandía y el melón pertenecen a esta misma familia, junto con hortalizas tan comunes como el pepino o la calabaza. La temporada perfecta para consumir calabacín es el verano porque necesita climas calurosos para crecer aunque está disponible para el consumidor todo el año. Los cultivos más modestos y la producción propia de quien disfrute de su pequeño huerto -urbano o no-, regalan en los meses de calor la mejor producción de calabacines, perfectos además para aprovechar sus múltiples propiedades cuando el organismo más lo agradece. Las flores de la planta también son comestibles y tienen un sabor muy delicado. De gran tamaño se consumen generalmente rellenas y guisadas o también fritas, y sí que siguen considerándose más como un produco más propio del verano. Muy típicas en la cocina italiana.

Como la mayoría de cucurbitáceas, los calabacines son frutos inmaduros, que además suelen ser más apreciados cuando no alcanzan un gran tamaño. Se diferencia en este sentido claramente de sus hermanas mayores, las calabazas, que no solo alcanzan habitualmente mayor tamaño, sino que además son de piel mucho más dura y normalmente incomestible.

La planta crece muy deprisa, ya que se trata de una planta muy productiva, y requiere mucho agua para su crecimiento. Sus frutos se desarrollan a gran velocidad, pudiendo llegar a doblar su tamaño de un día para otro. Es una hortaliza que se recolecta tierna, sin haber alcanzado su tamaño definitivo.

La piel es de color verde oscuro, a veces casi negra, a menudo moteada con marcas blancas o amarillentas. Es fina y comestible, endureciéndose a medida que el fruto se deja crecer más. Suele conservar una especie de pedúnculo en un extremo que no es más que la unión con la planta, y es comestible.

La carne es firme pero tierna, volviéndose algo harinosa cuando pierde frescura. De color crema pálido, casi blanco, contiene semillas del mismo color que en las variedades actuales no suelen suponer gran molestia al consumidor.

El calabacín pertenece a la misma especie que la calabaza. Sin embargo, presenta propiedades nutritivas propias. Su principal componente es el agua, seguido de los hidratos de carbono y pequeñas cantidades de grasa y proteínas. Todo esto, unido a su aporte moderado de fibra, lo convierte en un alimento de bajo aporte calórico, idóneo para incluir en la dieta de personas con exceso de peso.

En relación con su contenido vitamínico, destaca la presencia de folatos, seguido de la vitamina C. También contiene vitaminas del grupo B como B1, B2 y B6, pero en menores cantidades. La calabaza se caracteriza por su alto contenido en beta-carotenos (provitamina A), algo que no ocurre con el calabacín. En cuanto a su contenido en minerales, el calabacín es una buena fuente de potasio, además de presentar pequeñas cantidades de magnesio, fósforo, calcio y hierro. Esta hortaliza contiene además unas sustancias denominadas mucílagos que son un tipo de fibra que suaviza y desinflama las mucosas del aparato digestivo.

Consumir calabacín de forma habitual, combinado con otros vegetales, reúne los mismos beneficios que la mayoría de verduras: ayuda a mantener un peso equilibrado y favorecen una buena digestión, tienen acción antioxidante, previenen de ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, reducen el riesgo de diabetes, contribuyen al buen funcionamiento de todo el organismo, etc. Por supuesto, también depende de cómo se cocine y con qué se acompañe; los chips fritos no son la mejor opción y está claro que, por más nutritivo que sea, un bizcocho no es la mejor manera de aprovechar sus numerosos beneficios. 

RECETA: TALLARINES DE CALABACÍN AL AJILLO

Calabacín, cebolla, aceite, ajo, pimienta y cayena. Lavamos el calabacín y lo pasamos por un cortador de verduras en forma de espiral para hacer fideos de calabacín. Pelamos la cebolla y la cortamos por la mitad. Después cortamos cada mitad en finas tiras. Calentamos el aceite en un wok salteando la cebolla y el calabacín. Se añaden 3-4 dientes de ajo laminados, un poco de pimienta molida de colores y sal y se cocina 4-5 minutos. Si os gusta el picante también le podéis incorporar una cayena. A este plato se le puede añadir queso rallado, un huevo poché o a la plancha, unos piñones o cualquier fruto seco, o podéis hacer alguna carne o pescado a la plancha y usar de guarnición.

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