Heraldo-Diario de Soria

Bienvenido Calvo, el Bachiller de Izana

Tras disertar en Clunia Sulpicia sobre Blas Taracena y sus excavaciones en el lugar, casi al pie mismo de su teatro, nos tocó viajar a Tardelcuende para hacerlo de su hijo predilecto, aquel del que aún cuelga en las paredes de su Ayuntamiento el imponente retrato que, por encargo de éste, le hiciera en 1926 el muy conocido fotógrafo Luis García Calavia Ballenilla. La ocasión fue especial pues, desde Deza, vino a escucharnos el hijo del homenajeado, Luis Jaime, y su esposa, Carmen

Imagen Bienvenido Calvo, hacia 1912.

Imagen Bienvenido Calvo, hacia 1912.Col. P. A. Latorre

Publicado por
Juan A. Gómez Barrera
Soria

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De Bienvenido, en el previo investigador de aquella charla, nos contó Pedro Antonio Latorre Macarrón –hijo de Antonio Latorre Calvo y nieto de Evarista Calvo Hernández– que su tío-abuelo llegó a la casa de Manuel Calvo Almazán y Casimira Hernández Corredor el 22 de marzo de 1890, después de que lo hubieran hecho siete hermanas antes. Su nombre, dada la festividad del día y esa circunstancia, no pudo ser otro que Bienvenido, y con él, tiempo después y orgulloso, firmaría una de aquellas fotos, como la que aquí se reproduce, que regaló a sus convecinos tras el hermoso homenaje que en su pueblo le grajearon el 25 de julio de 1921

Aquel día, el Ayuntamiento de Tardelcuende, a no más de tres meses desde que hubiera sido condecorado con la gran Cruz de Carlos III como consecuencia de su múltiple y variada actuación en el Cuerpo de Correos [en julio de 1920 publicó “El Correo hispanoamericano”, en la revista ´Mercurio´; en octubre le encargaron la dirección del periódico ´La Posta Española´; y acabó el año como parte destacada del secretariado español que asumió la organización del VII Congreso Postal Universal], le nombró Hijo Predilecto, puso su nombre a la calle en que nació, y se comprometió a decorar el salón de plenos con su retrato. Es verdad que éste no llegó hasta 1926, y que antes fue expuesto en los escaparates de la Librería de E. Las Heras, en la céntrica calle Canalejas de la capital, pero fue una hermosa fotografía que obtuvo el citado Ballenilla, que todavía tiene uso, y que, por causa del retraso, pudo incorporar en la solapa una segunda condecoración: la Medalla de Plata de la Caja Postal de Ahorros, recibida, por más trabajo y méritos, hacia 1923.

Iniciado así el artículo, parecería oportuno continuar hacia adelante, pero, aunque el espacio es reducido, y en otro lugar –con más páginas– se ahondará en el detalle, conviene globalizar y cifrar la vida de Bienvenido Calvo en su totalidad. Ya se citó la fecha de nacimiento, el alto número de hermanas [Evarista, Francisca, Bibiana, Epifania, Felicitas, María y Dorotea], los nombres de sus padres, Casimira y Manuel, éste, por lo averiguado, Secretario y Maestro. Los primeros saberes, y aún los segundos, debió recibirlos de su padre, ya en la escuela de Tardelcuende, de Osonilla, de Cabrejas del Campo como en la de Covarrubias (distrito de Cobertelada, partido judicial de Almazán), donde residía cuando el 18 de agosto de 1908, a sus 18 años, solicitó del director del Instituto General y Técnico de Soria se dignara admitirlo “para sufrir el correspondiente examen de ingreso” y poder así cursar en él la carrera de “Maestro elemental”. 

Por aquel tiempo, en virtud del Real Decreto de 17 de agosto de 1901 –base de la reforma de la 2ª Enseñanza y Magisterio llevada a cabo por el conde de Romanones–, los estudios elementales del Magisterio se impartían en los Institutos Generales y Técnicos; y al de Soria, para tal fin, llegó Bienvenido en aquel septiembre de 1908 donde, el día 21, realizó la prueba de ingreso, y el 24, cumplimentó la ficha de inscripción con la asignaturas del primer curso [Religión e historia Sagrada; Gramática castellana con ejercicios de lectura y escritura; Nociones de Pedagogía; Nociones y ejercicios de Aritmética y Geometría; Nociones de Geografía e historia; Dibujo; Prácticas de enseñanza; Trabajos manuales; y Ejercicios corporales]. Por la prensa de mayo siguiente [Tierra Soriana, El Avisador Numantino, Ideal Numantino] y por los libros de Actas de Exámenes conservados en el Archivo del Instituto sabemos que superó todas las materias, algunas con altas calificaciones [como una Matrícula de Honor en Nociones de Geografía e historia]. Pero no hubo más. Los muchos artículos periodísticos que publicó a lo largo de aquel curso [desde septiembre de 1908 en El Avisador Numantino a septiembre de 1909 en El Batallador pasando por La Voz de Almazán en enero y marzo de aquel mismo año] y el éxito como escritor en el Certamen científico-literario que sus amigos y él mismo habían convocado desde El Batallador, a imagen y manera de los “juegos florales” que por San Saturio solía apadrinar el propio Ayuntamiento, le debieron hacer pensar en otra salida más rápida al mundo laboral. 

Es posible que el matrimonio de su hermana Feliciana con el maestro Florentino del Rincón, celebrado el lunes 12 de julio en Covarrubias, ahondara en la edad y en la necesidad de ganarse la vida sin más dilación; y así, apenas cuatro meses después, cuando debía estar cursando el primer trimestre de su segundo curso de Magisterio, superó el examen previo para el ingreso en el Cuerpo de Correos, cosa que ocurrió de forma definitiva el 20 de diciembre de 1909.

Desde entonces, la carrera profesional de Bienvenido fue meteórica y peregrina: y saltó de Soria [1910-1912] a Bilbao [1912], de Bilbao a Medina del Campo [1912-1913], de Medina a Soria de nuevo [1913-1916], a Madrid [1916-1928], a Soria otra vez para buscar mejoría en la enfermedad de Cecilia [1928-1953] y, por último y por llamada expresa de sus jefes, a Madrid [1953-1960]. Promocionó en ella, con ascensos y oposiciones internas, con múltiples publicaciones, con responsabilidades de organización y dirección. Creció en sus estudios, desde Contabilidad en Soria, en 1915, en la Academia Moreno Peral; hasta la Licenciatura en Derecho, en la Universidad Central, que concluyó en 1928 y ejerció, en adelante, simultaneándola con su oficio en Correos y peleando por conmutar penas de muerte y rebajar sanciones, siguiendo siempre el consejo de su padre de no cobrar a los no pudientes. Y desplegó una tarea periodística inmensa, tanto más grande cuanto más era su curiosidad, su deseo de aprender y la necesidad vital de difundir cuanto conocía.

Ajustó su carácter a la inicial estrofa de una cancioncilla popular soriana: “El hombre para ser hombre / ha de tomar tres partidas: / hacer mucho y hablar poco / y no alabarse en la vida”; y por más que los “compañeros” de Pueblo, en vísperas de las elecciones municipales de la República, y los de Labor, en las de las generales de febrero de 1936, lo tacharan de oportunista, aparte de monárquico y maurista, la verdad es que hizo mucho, habló y escribió más, pero de nada se vanaglorió más allá de ser de Tardelcuende y de Soria.

Serían precisos muchos artículos como este para registrar el proceso vital, afectivo y laboral de Bienvenido Calvo. La conferencia impartida, grabada y colgada en la red, y el ensayo biográfico que preparamos, exime de una tarea imposible, pese a ser necesaria para reivindicar su figura pública. Y es que, por más que tenga calle en su pueblo y en su ciudad y se le cite, de forma reiterada, en reportajes y libros de historia local, los datos usados en ello son imprecisos y, en muchos casos, erróneos. Ni siquiera su paso por el Ayuntamiento y la Diputación, más allá del homenaje a Machado, está bien pautado. Y además queda, por encima de todo, que trazar su hacer histórico y cultural: una vibrante obra jalonada por cientos de artículos periodísticos y miles de páginas de un diccionario único.

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