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Investigación

El Folletón de La Voz de Soria

Retablo. Es este, en su expresión más corta, el título del librito que, en su justo tamaño y con su portada entelada, ilustra la imagen compuesta a la ocasión para dar cuenta de los textos que saltaron de las planas de La Voz a los escaparates de las librerías. Nos lo regaló, hace años, Soledad Vázquez, cariñosa y leal amiga de Pilar de Santos y nieta venerada del que fuera alcalde de la ciudad Emilio Vázquez, prócer al que los ´chicos´ del papel que hoy toca analizar tenían en alta estima

Folletón de La Voz de Soria.JAGB/BPS

Publicado por
Juan A. Gómez-Barrera
Soria

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El libro referido, del que era encomiable autor Mariano Casto Guillermo Granados y Aguirre [1897-1972], nunca se publicó como tal folletón en el periódico por más que su sugerente, efectivo y singular epígrafe, ´Paradojas y Filosofemas desenfadados e impertinentes´, apareciera, con la palabra ´Mosaico´ como título, el 20 de julio de 1926. Lo hicieron ambos en una única página, al frente de treinta y uno de los más de ciento cincuenta pensamientos que recogería finalmente aquel. El librito, como se le califica en la cabecera y se le describe en la figura, no medía más de 10,5 cm de altura por 7,5 de anchura, tenía 76 páginas, fue confeccionado en los talleres de La Voz de Soria por Andrés García Ruiz y el propio autor, en calidad de tipógrafos honorarios, y se terminó de imprimir en el noveno día del mes de diciembre de 1926. 

Tuvo una tirada de “100 ejemplares especiales numerados”, y la gracia y socarronería en él contenida recordó a muchos las sin par “greguerías” de Ramón Gómez de la Serna [1888-1963]. Escribió primero Granados: “La dificultad estriba en encontrar el trujamán de nuestro propio retablo”; y después: “El retablo tiene una figura central que se explica, mejor que por sí mismo, por las tallas que la rodean”; y recordó más adelante: “Se despidió como todos los días, pero antes de decir ´hasta mañana´, ya se había marchado para no volver”; y aún más tarde, en su página 38, categorizó: “Lo interesante no es llegar (¿a qué?, ¿a dónde?) si no andar bien todo el camino”.

Mucho antes que este adelanto de ´Retablo´ y de igual modo, previo al libro que los habría de contener, La Voz de Soria dio a conocer, en claro adelanto editorial, varios de los poemas [´Esta hoja fresca…´, por ejemplo] que Gerardo Diego incluiría en su ´Soria. Galería de Estampas y Efusiones´ [1923], aunque, es cierto, este poemario, monumento a la sorianidad, no saldría de ningún taller de la capital ni tomaría forma de “folletón” alguno. Y es que, por más que se empleó la expresión titular “Folletón de La Voz”, o sus variantes “Folletón de La Voz de Soria”, “Folletones de La Voz”, “Folletones La Voz”, “Folletones de La Voz [Propaganda política]” y, también, “Cuentos de La Voz de Soria” o “Nuestros Cuentos”, pocas veces se ajustó a las reglas impresas del género clásico, apareciendo casi siempre en la cuarta página, en tamaño de caja diferente según las necesidades del periódico, y ocupando el bajo de una cara de página y no las dos de una misma hoja. 

En la mayoría de los casos el folletón de La Voz de Soria fue un faldón con varias páginas, a veces con una o dos entregas, ya fuera el autor conocido o no; y todo hace pensar que no le preocupó tanto mantener un público culto y entretenido, apegado a su lectura continuada, cuanto civilizado e informado de reglamentos y leyes necesarias para el bien común; pero hubo también mucho folletón político, absolutamente partidista, sobre todo en los últimos tiempos de vida del periódico, aquellos que coincidieron con la segunda dirección de Benito Artigas Arpón [1931-1936].

Como ya se hiciera al tratar de ´La biblioteca de La Provincia´ hemos visualizado toda la producción periodística de La Voz de Soria [1922-1936] y extraído de ella aquellos elementos susceptibles de la categoría que nos ocupa. En total, entre el 9 de junio de 1922 [núm. 3] y el 30 de junio de 1936 [núm. 1.449], se publicaron 53 obras, 33 de ellas firmadas por sus autores –algunos tan conocidos como el célebre Alexandre Dumas, el onubense José Nogales, el madrileño Serafín Adame y los sorianos Gonzalo Calavia, Domingo Fuenmayor, el propio Mariano Granados y Daniel Ranz Lafuente–, otras tantas anónimas, o sin firma registrada [al interrumpirse la edición, o al perderse el ejemplar en que quedó impresa], y bastantes sin autoría particular al responder a un reglamento, a una ponencia municipal o al desarrollo público de una disposición ministerial. 

Hay obras generalistas y de fama mundial, otras muy conocidas en España y otras más, a nuestro entender las más interesantes, referidas a Soria y a sus cuestiones políticas y sociales. El cuadro de la imagen es solo, exactamente, una quinta parte de las obras reseñadas, las más llamativas cierto, pero posiblemente no las más interesantes.

La serie empezó, en la fecha y número indicado, con 82 entregas de una novela que se había publicado en 1901, que tenía por autor a José Nogales [1860-1908], periodista, director de El Liberal de Sevilla y tío del hoy imprescindible Manuel Chaves Nogales, y cuyo título era ´El último patriota´. Su gracia fue contar, con la técnica del “esperpento” aún no inventado por Ramón María del Valle-Inclán, los distintos episodios de la guerra finisecular contra Estados Unidos vividos a su manera, grotesca y un tanto fantasmal, por un pequeño pueblo de la España de 1898. 

Con tal inicio, y dado el espíritu crítico y cierto punto anticlerical de los creadores en Soria de La Cotorra, no nos extraña que la obra que continuara el sui géneris folletón procediera también de Andalucía, de la mano de un sevillano, Narciso Campillo [1835-1900], que ofreció a los sorianos un cuento, ´Vino y frailes´, satírico, castizo y muy sanchopancista. Y no le fue a la zaga la tercera que siguió, ´El amor de los amores´, que su autor, Ricardo Francisco León y Román [un catalán nacido en Barcelona pero que siempre presumió de haberlo hecho en Málaga], publicó en 1910, en 1911 recibió por ella el premio Fastenrath de la Real Academia Española, y de la que vendió un millón de ejemplares. 

Cantaba la historia de un anarquista supuestamente arrepentido, y La Voz de Soria la editó a lo largo de dos años, en 176 entregas, casi tantas como las que se emplearon en la versión castellana de ´Los tres mosqueteros´.

Se dice, y se lamenta, que solo es posible reflejar en el cuadro adjunto los datos de once de los cincuenta y tres folletones que insertó La Voz de Soria en sus páginas, pero será nuestro compromiso, una vez concluido el trabajo, hacer que el corpus así formado llegue donde deba llegar.

Mas sería imperdonable no citar aquí algunas de las obras de carácter soriano divulgadas por La Voz. Ahí está, y se recoge en la ilustración, el breve estudio sobre la expropiación de la zona del embalse del pantano de La Muedra; ahí está, también, la comedia titulada ´Boda y Albada´, que compuso Daniel Ranz Lafuente con vistas a participar en el concurso que por entonces convocó el Centro Numancia de Buenos Aires; y está un interesante y desconocido análisis sobre la situación en que se hallaba la Cárcel Provincial en 1933, que elaboró el letrado Ballesteros Usano, quien decía, sin faltarle razón, que aquella estaba instalada en un pésimo e inapropiado local, húmedo, angosto y tristón; y ahí está, en fin, el informe que sobre ´El peligro de la tifoidea en Soria y su provincia´, hizo público en dos entregas Fernando Martín Rueda, Inspector Provincial de Sanidad en aquellos lejanos días de marzo de 1934.