Heraldo-Diario de Soria

Historia

Los folletines del Noticiero de Soria

Sigamos... En algún sitio se ha dicho, y si no fuese así se dice aquí, que [El] Noticiero de Soria fue la verdadera fábrica del folletón soriano, esto es, del libro por entregas que practicaron, de un modo u otro, todos los periódicos del último tercio del siglo XIX y de la primera mitad del XX. A documentar este asunto hemos dedicado ya tres artículos y aún habrá de seguirles otros dos, mas en el que nos ocupa será necesario rehacer el camino y volver a sus talleres

Portadillas del folleto de Teodoro Ramírez y última residencia de Pascual Pérez-Rioja y su Noticiero.

Portadillas del folleto de Teodoro Ramírez y última residencia de Pascual Pérez-Rioja y su Noticiero.[Fotografía col. Tomás Pérez Frías]

Publicado por
Juan A. Gómez Barrera
Soria

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En realidad, nos adentraremos de nuevo en la Imprenta del Noticiero de Soria, en la que apenas pasamos cinco años en el episodio anterior [´La librería de don Pascual´, HDS, 28.01.2024]. Entonces, un óleo de Maximino Peña que retrataba en 1887 a Pascual Pérez-Rioja y Lenguas centraba nuestra apuesta, primero por su propia naturaleza, pues se había publicado siempre en blanco y negro y, en un par de ocasiones, girado a la izquierda; segundo, porque el figurante, don Pascual, fue el fundador y director principal del periódico y el editor más consolidado de la ciudad y su «Librería», es decir, los anaqueles donde depositaba los reglamentos, memorias, libros, folletos y folletines o folletones, la más completa del lugar. La dedicación a su empresa fue tal que la propia muerte le sobrevino, el primero de julio de 1924, en la mesa de trabajo, mientras componía el periódico del día siguiente, en la última finca que ocupó su tipográfica, la misma que el lector puede apreciar en la ilustración de esta página. En ese edificio, número 9 de la plaza Aguirre, la ciudad agradecida colocó en 1925 una placa de mármol en su recuerdo [«En esta casa murió el ilustre soriano D. Pascual Pérez-Rioja, cuyo amor a Soria y ferviente deseo de verla próspera y grande fueron el ideal constante de su vida»], placa que no llega a leerse con la nitidez precisa en la fotografía que nos ha prestado el buen amigo Tomás Pérez Frías pero que, por fortuna, pervive en la casa justamente restaurada. 

Antes de esta ubicación, Noticiero vivió en la plaza Teatinos [luego Bernardo Robles], y aún antes en el Collado, en la plaza San Esteban y en la decimonónica calle del Postigo, con vistas a la plaza de Herradores. La oportunidad de la imagen que aquí se reproduce –nunca hasta ahora publicada– aconseja darle el espacio necesario, aún a costa de suprimir el habitual cuadro sinóptico, acompañada, nada mejor, que con la portada y portadilla de uno de sus más prestigiosos folletones: la ´Arquitectura Románica en Soria´ de Teodoro Ramírez Rojas, trabajo que fue premiado en el Certamen Científico-Literario convocado por el Excmo. Ayuntamiento de Soria y celebrado el 4 de octubre de 1894; la Tipografía de Pascual P. Rioja lo imprimió a los pocos días, y el faldón del periódico lo difundió en 10 entregas y 40 páginas entre el 22 de mayo y el 22 de junio de 1895.

El célebre e iniciático estudio del románico soriano –tan celebrado después por Blas Taracena, Juan A. Gaya Nuño y, en la actualidad, por Josemi Lorenzo Arribas– fue de los primeros compendios que se articularon bajo el paraguas de «El Folletín de El Noticiero de Soria», incluso después de que el bisemanal perdiera, el 1 de enero de 1896, el artículo de su cabecera. Previos a él, como se dijo, vieron la luz ´Al amor de la lumbre´, «artículos, cuentos y tradiciones» de un Mariano Granados y Campos oculto bajo el seudónimo Soagrand [1891]; el repetido, en varias ocasiones a lo largo de la historia del periódico, ´Hombres y Monumentos célebres de Soria´ [1892], de Antonio Pérez-Rioja, cronista de Soria y hermano mayor de Pascual, del que también editó ´La Cueva del Asno´ [1891], ´La Tierra Prometida. Recuerdos de un provinciano´ [1892] y, más tarde, ´Romancero de Numancia´ [1902], ´Hernán Martín de San Clemente´ [1907] y otros trabajos firmados como Saturio del Collado [´Las fiestas de San Juan en Soria´, en 1894, y ´Los Mambises´, en 1896]; el sugerente, por época y subtítulo, ´La Taberna de Pedro Bocanegra o El Socialismo ¡Absurda teoría!¡Detestable realidad!´[1893], de Vicente García Alonso; el drama o leyenda dramática en tres actos y en verso titulado ´El tributo de sangre´ [1893], del que era autor S. M. de Azagra; la comedia en un acto original de Nicolás Rabal que gozó de gran éxito y llevó por título ´La Ermita de San Saturio´ [1893, luego reeditada, de igual forma, en 1907 y 1910]; ´Cantares y lágrimas. Artículos y poesías y pequeñas historias´ [1894], del burgense Pedro Ibáñez Gil; la leyenda romántica ´La venta de los gatos´ [1894], de Gustavo Adolfo Bécquer; o, en fin, el estudio histórico-jurídico de ´El fuero de Soria´ [1895], trazado por uno de los letrados más importantes que Soria haya tenido nuca: don Mariano Granados y Campos, cuya madre emparentó con los Pérez-Rioja tras el fallecimiento del padre de aquel.

En la anterior entrega, se insiste, abarcamos los primeros cinco años de la historia del periódico; en esta, nos ocuparemos del resto, es decir, desde el primero de enero de 1896 en que El Noticiero pasó a ser Noticiero y se empezó la publicación de ´Los Mambises´ hasta el último día de julio de 1939 en que, sin anuncio previo y con un artículo singular ocupando las columnas de salida titulado «La hipocresía es un vicio de corrupción» firmado por un tal «Ignoramtius», el periódico dejó de editarse para nunca más volver. En ese tiempo se insertaron en sus páginas 141 ejemplares diferentes de sus folletines, de tamaño variado [desde una entrega con cuatro páginas, como el cuento ´La nariz de un notario´ de Edmond About (1901), hasta la ´Historia de Sibila´ de Octave Feuillet (1899), que precisó de 108 salidas y 432 páginas]; de distinto género [ensayos, tal que ´Las Cortes de Cádiz´, de Juan Ortega Rubio, o el de Mariano Cabruja sobre ´Origen e historia de las Fiestas de San Juan´, ambos en 1916; biográficos, como el que dedicó a ´Sor María Jesús de Ágreda´, en 1937, Luis García Royo que, a la sazón, supondría el último de la serie; históricos, entre otros, los póstumos sobre los Doce Linajes de Lorenzo Aguirre o ´El ladrillo de Zamora´ de Eduardo Saavedra, reproducidos en 1907; literarios, ya fueran cuentos, novelas cortas o poemarios, de célebres autores (Miguel de Cervantes, José de Espronceda o Emilia Pardo Bazán) o nóveles, aunque conocidos (Manuel del Palacio, Santiago y Francisco Arambilet, Joaquín Arjona y Antonio Zozaya); o, incluso, jurídicos, legislativos y reglamentistas, fueran estos las ´Ordenanzas municipales de la ciudad de Soria´, de 1900, o los ´Estatutos de la Sociedad Económica Numantina, de 1914]; y de letra, trazado y ejecutoria vital para el devenir de nuestra historia. Y póngase aquí, en este último apartado, desde una novela histórica [´Viajes, hazañas y aventuras de un héroe del siglo XIII´, del marqués de Villa-Huerta, 1900] hasta otra de tradición y paisaje emblemático [´La Laguna Negra´, de Juan José García y García, 1906]; y desde la segunda edición del ´Nomenclátor Histórico-geográfico, Estadístico y Descriptivo de la Provincia de Soria´, de Manuel Blasco Jiménez (1909), hasta el ´Índice de los principales y más notables monumentos de algunos lugares de la provincia de Soria´, que Teodoro Ramírez Rojas presentó al V Congreso de Turismo celebrado en Madrid en 1912.

Tenga por seguro quien nos lea que la Historia de Soria no se interpretaría igual sin Noticiero de Soria, de ahí la utilidad de este acercamiento y la necesidad de recuperar los ejemplares de los años 1904, 1905, 1906 y 1915, ausentes casi todos ellos de la Hemeroteca Pública de Soria.

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