Heraldo-Diario de Soria

FÚTBOL

El City remonta en una gran segunda parte a un gris Arsenal

El equipo de Guardiola superó el tanto inicial de Walcott con los goles de Sané y Sterling para engancharse a la Liga

Guardiola da instrucciones durante el City-Arsenal.-REUTERS / CARL RECINE

Guardiola da instrucciones durante el City-Arsenal.-REUTERS / CARL RECINE

Publicado por
MARCOS LÓPEZ
Soria

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Los extremos se tocaron. Y el Manchester City se salvó de una derrota que le podría haber desengachado de la Liga cuando ni siquiera ha acabado diciembre. Estaba el equipo de Guardiola contra las cuerdas, sobre todo por ese gol de Walcott, que retrató de nuevo la debilidad defensiva citizen. El Arsenal no entendió el mensaje que le lanzaba ese tanto. Tenía a uno de sus grandes rivales para conquistar la Premier groggy, casi noqueado, pero decidió echarse atrás, pensando que las manos de Petr Cech ocultarían su inexplicable falta de ambición. Cuando se dio cuenta, acabó el partido y había perdido, Wenger, el técnico que ordenó ese inusual repliegue, y Cech, el meta, se pusieron a discutir con el árbitro. No se percataron que el City, en una extraordinaria segunda mitad, remontó un partido que tenía perdido.

Merry Christmas!!

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— Manchester City (@ManCity)

18 de diciembre de 2016

Lo hizo el City a base de fútbol. Y de control. Ya iniciada la segunda parte, el gol de Sané, que estaba en posición dudosa, desnudó al Arsenal. El primer gol del joven extremo alemán en la Premier. Y los primeros minutos de calidad de Sané en un partido grande. Faltaba, sin embargo, el tanto de Sterling, que aprovechó un poco habitual descuido de Cech, cayó demasiado lento a su palo, el que tenía a su izquierda, y Guardiola se puso entonces a sonreir. Su City estaba siendo reconocible a través del gobierno del balón y como no tenía delantero centro, Agüero estaba sancionado y De Bruyne ejercía de falso nueve, le tocó a los extremos convertirse en goleadores.

 

NI RASTRO DE ÖZIL

Cuando los extremos del City se conectaron en el área, los delanteros del Arsenal seguían desaparecidos. A Alexis, la gran estrella de Wenger, tan solo se le vio cuando asistió con precisión a Walcott. Después, ni rastro. ¿Özil? Aún, peor. Al centrocampista alemán, faro del Arsenal, se le apagaron las luces desde el primer instante. Ni siquiera supo aprovechar el 0-1. Luego, con el vendaval del City en la segunda parte, dimitió por segunda vez.

Fue entonces cuando Silva, quien asistió en el 1-1, y De Bruyne, pese a fallar dos claras ocasiones, asumieron el rol de asistentes. Era el partido de los extremos. Y lo ganaron ellos para Guardiola. Mientras Wenger peleaba con protestas al árbitro lo que no hizo sobre el césped -fue un Arsenal gris, timorato, sin pegada-, el técnico del City se colaba feliz en su vestuario. Había salvado un partido trascendente. Quien sabe si una bola de Liga en su duro empeño por seguir al infalible Chelsea de Conte.

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