EL DÍA DESPUÉS DEL GP
Viñales recupera la confianza tras el caos de Montmeló
El lider del MotoGP, que criticó con dureza a Michelin, prefiere pasar página y pensar ya en el GP de Holanda
Les sonará. ¿Recuerdan cuando el Mundial de MotoGP se dislumbraba como un paseo triunfal de Maverick Viñales a los mandos de la Yamaha M1 que acababa de heredar de Jorge Lorenzo? ¿Recuerdan que, tras las dos exhibiciones de poder deMVK en Qatar y Argentina, las dos primeras carreras del año, nadie daba un duro por los magníficos? Recuerdan que los magníficosdijeron que esto solo acababa de empezar y que un Mundial es muy largo.
Pues, disputados siete grandes premios, ya ha habido cuatro vencedores cuando muchos aseguraron que no sería, no, un año con tantos ganadores como el 2016, cuando hasta nueve pilotos (Marc Márquez, Valentino Rossi, Jorge Lorenzo, Maverick Viñales, Andrea Dovizioso, Dani Pedrosa, Cal Crutchlow, Andrea Iannone y Jack Miller) se subieron a lo más alto del podio. Este año ya han ganado Viñales, Márquez, Pedrosa y Dovi. Y, entre el líder Viñales y el Doctor, que es quinto, solo hay 28 puntos de diferencia. Una carrera. No más.
CRÍTICAS A MICHELIN
Ya nadie ve único favorito a Viñales. Ya todo el mundo dice que hay Mundial. Ha llegado la Ducati («para quedarse», como dice Vale, con Dovi y hasta con Lorenzo), la Honda, como hizo el año pasado, mejora GP a GP y Yamaha empieza a tener serios problemas, hasta el extremo de que Viñales ha perdido los nervios y, tanto el sábado como el domingo, tras acabar décimo, llegó incluso a cuestionar, ante la perplejidad de los jefes del equipo Movistar-Yamaha, la limpieza del campeonato. «No me gusta lo que estoy viendo; cada vez que me escapo en el liderato pasa algo».
Viñales cree que los neumáticos Michelin no van bien a su Yamaha. Rossi no opina lo mismo. Y Rossi es dios. Vale dijo, tras acabar octavo y argumentando todos sus comentarios con enorme cordura y reflexión, que el problema de falta de agarre de Montmeló es el viejo asfalto y no las ruedas. Y dijo más: «La Yamaha de este año no es la del año pasado. Este año sufrimos en lo que antes éramos los mejores y marcábamos la diferencia: en meter la moto en la curva, en el paso por curva. Y lo dije el primer día. Viñales lo nota ahora porque, en el arranque de la temporada, la novedad, su ímpetu, su coraje, su ilusión, sus dos victorias en Qatar y Argentina no le permitían ver la realidad».
LA TEORÍA DE ROSSI
Hay quien dice (con razón) que ese fue el primer dardo de Rossi a Viñales. El Doctor ha empezado la guerra psicológica frente al compañero de box, al que ve tocado. Viñales llegó a ser explosivo tras la carrera. «Cuando iba a 300 en la recta temí lo peor. Temí que el neumático estallase. No solo eso, cuando veía como Cal (Crutchlow) trataba de acelerar en la recta, retorcía el puño del gas y la moto, en lugar de ir hacia adelante, iba hacia atrás, yo mismo me reía dentro de mi casco».
En el paddock hay quien cree que esos han sido los últimos comentarios de Viñales contra Michelin. El británico Lin Jarvis, jefe del team Movistar-Yamaha, no quiere problemas con la marca francesa, suministradora única de las ruedas en MotoGP. Lo cierto es que, hasta ahora, MVK no se ha reprimido en decir lo que piensa, ni siquiera cuando bromeó que si hablaba mal de Michelin «me enviarán un email pidiéndome que no lo haga más». «Ha sido un desastre, ¡un desastre! Ni siquiera en el equipo saben qué ha ocurrido», dijo tras la carrera del domingo. ¿Y mañana en el test, qué ocurrirá?, le preguntaron. «Pues, como siempre, que acabaré primero o segundo». Y así fue, sí: el más veloz ayer fue Márquez y, a 0.366 segundos, Viñales.
MÁRQUEZ, MÁS QUE FELIZ
Pero lo curioso, lo sintomático, lo que demuestra el despiste en el que vive Viñales y su equipo es que ayer rodó un segundo y medio más rápido que en carrera con el mismo Michelin. El líder del Mundial no quiso profundizar en el lío y reconoció que había recuperado la confianza. En su pilotaje, se supone, más que en Michelin. Eso sí, el que estaba eufórico era Márquez, pues no solo le arrebató el mejor crono a Viñales, en el último minuto, sino que lo hizo volviendo a lamer el asfalto, agresivo, veloz, prodigioso, después de un GP en el que acabó segundo tras seis caídas en el mismo fin de semana.