ENTREVISTA CON EL JUGADOR DEL BARÇA
Juan Carlos Navarro: "Mi secreto ha sido el talento, el trabajo y el desparpajo"
El capitán azulgrana celebra este jueves el 20º aniversario de su estreno con el primer equipo
"Un debut de la cantera. El público se congratuló por la concesión. A falta de más emoción, convirtió la presencia del joven jugador de la casa en el punto de referencia. Navarro colaboró para hacer más emotivo su debut porque acabó con 10 puntos y, sobre todo, con la gente en el bolsillo. Navarro es un jugador explosivo, centelleante, armado de una quinta velocidad y además de un desparpajo sorprendente. Lo demostró en varias jugadas y el público lo festejó. Para él fue su ovación más cálida". Con esas palabras glosaba nuestro compañero Luis Mendiola en este diario el debut de Juan Carlos Navarro, entonces de 17 años, como azulgrana en un Barça-Granada (99-75) jugado en el Palau Blaugrana el 23 de noviembre de 1997. Este jueves hará 20 años.
-¿Cómo recuerda aquel debut en el primer equipo del Barça?
Recuerdo nervios por la convocatoria, pero luego todo salió genial. Ese último cuarto, esos 10 puntos, y el Palau gritando y coreando mi nombre. Aquel día volvía Roberto Dueñas después de una lesión de tres meses y la verdad es que le eclipsé un poco el día. Pero fue emocionante. Salté a jugar sin miedo, a hacer mi juego habitual de entonces, de anotador, y salió bien. Los compañeros me felicitaron en el vestuario.
-Las crónicas de aquel día destacaron su desparpajo. ¿Ha sido este siempre el secreto de su juego?
Sí. Bueno, el desparpajo, junto con el talento y a trabajar mucho desde pequeño. Estas tres cosas me han llevado donde me han llevado…
-…que es muy lejos. Después de aquel debut soñado, ¿entró ya en la dinámica del primer equipo?
En 1998 no jugué mucho, pero a partir del año siguiente ya jugué más, y en el 2000 fui a los Juegos Olímpicos de Sídney con la selección. Pero antes, en 1999, vino el Mundial júnior que ganamos en Lisboa ante EEUU. Nacieron los 'júniors de oro', que nos dio mucha visibilidad. ‘¡Ojo a estos tíos, que saben a qué juegan!’, se decía.
-Por entonces, Pau Gasol, uno de sus grandes amigos, aún no era lo que fue después.
Raúl López y yo estábamos un poco por encima. Fuimos una generación que no teníamos ningún complejo, nunca salimos con miedo. Nos fue todo rodado, ganamos en semifinales a Argentina y la gente vio que sabíamos jugar.
-Pau explotó poco después, con el doblete Liga-Copa del 2001.
Cuando pienso en él, siempre me viene a la cabeza la Copa de Málaga, y también Rony Seikaly, el fichaje estrella que no funcionó, y cómo Pau aprovechó muy bien esa oportunidad, ese golpe de la fortuna, demostrando que estaba ya muy preparado.
-Y él se fue a la NBA.
Yo fui unos años después. Nunca me lo propuse como un objetivo prioritario, la había visto siempre muy lejos. Ahora quizá está más cercana para todos, pero cuando yo comencé no veía tantas posibilidades. Luego, la situación cambió, veníamos de una temporada regular con Ivanovic y era el momento de probarlo. Pau me ayudó. No me fue mal. No hay mucha gente que pueda decir que jugó 82 partidos seguidos, con casi 11 puntos y 25 minutos de media. No me arrepiento de haber ido, pero tampoco de haber regresado.
-¿Por qué volvió tan pronto, después de solo una temporada?
Fue un cúmulo de muchas cosas. La temporada de los Grizzlies fue mala, perdíamos todos los partidos, se había ido Pau, vi una dinámica que no me gustaba. Supe del interés del Barça y ya no escuché más ofertas. Me hicieron un buen contrato, había un proyecto en el que yo era el jugador importante, y me fue bien.
-Por cierto, qué jugarreta la de Pau, ¿eh?
Sí. Siempre bromeamos en que cuando yo me acerqué a la NBA, él se fue y me dejó tirado en Menfis, que es dejarte muy tirado (risas). En serio, me alegro por él que le haya ido tan bien, aunque hemos estado 17 años separados. Me hubiera gustado coincidir de nuevo en el Barça, pero hemos tenidos nuestras carreras, cada uno por su lado, y nos ha ido muy bien a los dos. Tanto él como Marc han estado y están a un nivel impresionante y siguen siendo ambiciosos y emprendedores en todo lo que hacen, tanto dentro como fuera de la pista.
-¿Fue a su regreso de Menfis, en el 2008, cuando tuvo sus mejores años con el Barça?
Sin duda. Esa franja, de los 28 a los 32 años, fue la mejor para mí. Físicamente no podía hacer las mismas cosas que con 20 años, pero en muchos aspectos del juego había avanzado. Recuerdo dos años geniales en el Barça: el triplete del 2003, con la 'final four' ganada en casa, porque la Copa de Europa era lo que le faltaba al club, y el 2010, con la segunda Euroliga, porque a nivel personal era un jugador más importante para el equipo.
-¿Qué balance hace de esos 20 años en el Barça?
En global ha sido bueno o muy bueno, pero ha habido ciclos en que ha costado más. No me gusta mirar hacia atrás (eso ya lo haré en el futuro) y por eso pienso en lo que estamos viviendo ahora. Llevamos unos años sin conseguir cosas y estamos en un momento de incertidumbre en que necesitamos ganar algo, que el aficionado vea que competimos por todo. Me gustaría acabar mejor que en estos últimos años.
-¿Eso quiere decir que su retirada está cerca?
En la selección ya dije que era mi último año; aquí todavía no he dicho nada. Tengo firmado un contrato largo [por 10 años] y no pienso en otra cosa que no sea ayudar al equipo en la pista. Hacia finales de temporadas valoraremos cómo ha ido, si he sido de ayuda, si el entrenador y los de arriba me quieren el año que viene… Habrá un consenso de todos, pero de momento me encuentro bien físicamente y quiero estar listo para cualquier situación. Aunque, desde luego, me gustaría jugar más minutos.