guerra de dieces
Riquelme gana el pulso a Maradona en el control de Boca
Juan Román Riquelme se inició futbolísticamente en Argentinos Juniors, el mismo club que Diego Maradona. El destino los ubicaría a ambos en el pináculo de Boca Juniors, el equipo más popular de la Argentina. Algo los diferencia, sin embargo. En aquel universo pasional azul y oro, el mito maradoniano pierde fuerza frente a la figura indiscutible del "otro" diez. Riquelme es más querido por los boquenses que el capitán de la selección campeona del mundo 1986 por una razón quizá cuantitativa: vistió la camiseta por más años y ganó muchos más títulos que Maradona.
Ese cariño se acaba de traducir en votos. Román, como le dicen, será uno de los nuevos vicepresidentes de la institución pese a los airados pedidos de Diego a los socios de que lo rechazaran en las urnas.
Riquelme finalizó su carrera como jugador en Argentinos hace cinco años. Lo hizo a modo de agradecimiento al equipo que lo cobijó siendo niño pero también por despecho: dijo que el entonces presidente de Boca, Daniel Angelici, le cerró las puertas a la posibilidad de retirarse con los colores que asegura amar.
VENGANZA IMPLACABLE
El también exjugador del Barcelona y Villarreal se vengó de manera implacable en las recientes elecciones boquenses. La importancia de esos comicios excede el ámbito deportivo. Boca fue la plataforma política de Mauricio Macri. Aunque abandonó la conducción del club en 2007, el ex jefe de Estado siguió controlando sus hilos a través de delegados. Angelici fue el último. El macrismo fue destronado porque Riquelme se unió a la lista opositora encabezada por Jorge Amor Ameal.
Desde el momento en que Riquelme decidió apoyalo y convertirse en el responsable de la futura gestión futbolística de Boca, se encendieron las alarmas en la sede del Poder Ejecutivo, al punto de que el mismo Macri llamó a Riquelme por teléfono para reclamarle neutralidad. Yo le digo al hincha de Boca que ese ídolo futbolístico no sabe nada de política, tienen cero gestión, intervino Maradona y dejó entrever que Riquelme apoyó al candidato por dinero. "Este triunfo, por esta magnitud, se la debemos a Román, seguramente", dijo Ameal tras cantar victoria.
Está claro que Maradona y Riquelme no se quieren. El primero no soporta haber sido relegado a un segundo puesto en el firmamento boquense. Román, por su parte, no aceptó el modo en que Maradona se hizo cargo de la selección argentina en 2009 y abandonó el combinado. No obstante, evita enfrentarlo públicamente.
LAS COMPARACIONES
Suele comentarse que Maradona piensa su irregular trabajo en Gimnasia y Esgrima de La Plata como entrenador como temporario y que soñaba con dirigir Boca. La llegada de Riquelme bloquea por completo ese horizonte. Aunque todavía no ha asumido como vicepresidente, Román ya ha comenzado a imaginar cómo será el equipo en 2020.
En principio, quiere recuperar a Carlos Tévez. El ex de Manchester United, Manchester City y Juventus no ha alcanzado en Boca el rendimiento que ha tenido en Europa. Está al borde de despedirse del fútbol. Pero Riquelme quiere que lo haga ovacionado. "Deseo que vuelva a recuperar la alegría de jugar a la pelota, como lo hacía de chiquito. Yo nací en un lugar humilde igual que él, la ventaja que nosotros teníamos era que jugábamos a la pelota. Si él recupera eso, creemos que todavía nos puede dar muchísimo".
Al vicepresidente le gustaría además sumar al nuevo Boca al astro peruano Paolo Guerrero, quien, a los 36 años, milita en el Inter brasileño. A su vez contempla seducir al exAtlético de Madrid, Nicolás Gaitán y el chileno Mauricio Isla. Todos jugadores experimentados. En cuanto al italiano Daniele de Rossi, Riquelme dijo: "Es un grandísimo jugador, en Roma fue un ídolo. Ojalá esté disfrutando de nuestro club".
EL RELEVO EN EL BANQUILLO
Sobre las espaldas de Riquelme recaerá la decisión de elegir al sucesor de Gustavo Alfaro al frente del equipo. El futuro entrenador saldrá de una lista que incluye a Miguel Ángel Russo (campeón con Boca y un Riquelme estelar de la Copa Libertadores 2007), Ricardo Gareca, actual entrenador de Perú, y otro viejo conocido de Román, José Pekerman, quien lo convirtió en su estandarte en la Argentina que disputó el Mundial 2006.
A lo largo de su vida de jugador, Riquelme conoció solo la ponderación del hincha. Ahora comenzarán a juzgarlo por sus resultados como directivo. Teniendo en cuenta el estado calamitoso del fútbol argentino que solo puede invertir en jugadores cercanos a los 40 años, Román arriesga mucho. Si le va mal, Maradona será el primero en recordárselo. Macri, el segundo.