Heraldo-Diario de Soria

RUGBY

Ingenieros Rugby Soria, alternativa en deporte femenino

La responsable del equipo femenino del Ingenieros, Alba Monge Antón, busca mayor visibilidad de su deporte para alcanzar la igualdad  

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LUIS HDEZ. CASADO
Soria

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Con el transcurso del tiempo y más en las fechas contemporáneas, el deporte femenino ha adquirido un protagonismo de primer nivel en todos los estratos competitivos. Desde la elite a los campeonatos más modestos y de categorías inferiores, la mujer participa de manera plena y cada vez con mayor presencia y trascendencia. Nombres propios y actuaciones colectivas de diferentes combinados han alcanzado éxitos deportivos en los grandes escenarios nunca antes pensados con todas las dificultades sorteadas para lograrlos. Esta irrupción de las mujeres en el deporte demuestra el talento y la determinación que les acompaña y distingue. Un soplo de aire fresco por la necesidad de su empuje y permanencia, y por la importancia para convertirse en un espejo para su implantación y desarrollo en ámbitos de menor rango. Un ejemplo a seguir. Pese a las diferencias entre las más destacadas y las más modestas, les mueven y motivan los mismos propósitos: ganar en visibilidad y llegar a la igualdad. Un camino iniciado y ya imparable con un final aún por cumplirse y decidirse.

Por un espacio de reconocida modestia transita el Ingenieros Rugby de Soria femenino. Un equipo que ha crecido pausadamente a lo largo de su existencia. En la presente temporada ha superado un récord no antes logrado, el de su número de fichas, 25, para el primer equipo, que compite en la Primera Regional Aragonesa Femenina-Liga XV. Alba Monge Antón, responsable del equipo en el seno del club por su condición de directiva y jugadora, destaca las dificultades para completar una plantilla con chicas en un disciplina sumamente exigente. “Me ocupo de buscar gente. Esta temporada contamos con 25 fichas, entre las que casi una docena pertenecen a sorianas. Tenemos ocho jugadoras universitarias. Estudian aquí y como estoy en el Campus estudiando he contactado con ellas. También hemos conseguido un reconocimiento de la Universidad con la posibilidad de obtener créditos para las que practiquen el rugby”, relata Alba, que no se olvida de la aportación de tres jugadoras procedentes de León. “Como jugamos cada cierto tiempo, no todos los fines de semana, tres chicas nos refuerzan el equipo desplazándose desde León los días de partido. Ellas juegan la competición de Castilla y León y al jugar nosotras en la de Aragón pueden también disputar la liga aragonesa”, explica.

La confección del equipo, por primera vez juegan en la modalidad de XV cuando antes lo habían hecho en la de Rugby-VII, es complicado, pero no tanto como lograr la visibilidad para las que lo practican. “Nos está yendo bien esta temporada, estamos progresando. Es cierto que la dificultad es enorme cuando estamos hablando del deporte femenino y más en equipo, pero contamos con un grupo de chicas para jugar, involucradas, pero aún sin la visibilidad necesaria para dar un paso adelante hacia la igualdad, que es lo que buscamos”. Practicar rugby es complicado por la exigencia física, técnica y táctica, por el contacto continuo, siempre existe la cautela y la preocupación por las lesiones, y porque habitualmente destacan y se pone más el foco en las actuaciones individuales de otras disciplinas (atletismo, bádminton, tenis, halterofilia, natación, artes marciales...), que han enganchado a las niñas desde pequeñas. Los equipos han mejorado y ya contamos con algunos referentes (waterpolo, baloncesto, balonmano, rugby-7, fútbol, hockey hierba, hockey patines...). La formación en las escuelas deportivas ha ayudado a la expansión de diferentes deportes y ha alimentado el número de practicantes por lo que el deporte femenino ha ascendido de manera meteórica. Le ha ayudado mucho a su implantación iniciarse, en etapas anteriores, en niveles muy bajos y le ha condicionado desde siempre favorecerse de talentos competitivos. Mujeres que han surgido por su sacrificio y trabajo, logrando éxitos sin tener una tradición deportiva a sus espaldas y unos medios acordes que les respaldaran, tanto en lo económico como en infraestructuras o instalaciones y en formación, más allá de su propia iniciativa y de la de sus preparadores.

El Ingenieros de Soria ha ofrecido esta temporada, hasta el momento, un buen nivel en una competición en la que destaca el conjunto del Unizar, formado también por jugadoras universitarias de Zaragoza. El conjunto soriano no ha ganado ningún partido, pero su última cita en la que perdieron frente al Ibero de Zaragoza lo asumen casi como un triunfo por el resultado ajustado y por el juego exhibido, según reconoce Alba para la que el futuro del rugby femenino en Soria pasa por la consolidación de una Escuela. “Si se mantiene, puede haber futuro. La gente hace lo que tiene a su alcance y alrededor. Y si hay rugby, se jugará. La enseñanza desde pequeñas es importante para su implantación, para que cale”, asume. El hábito llegará más tarde como el de su equipo que entrena dos días a la semana en el campo anexo de Los Pajaritos y dedica otro al trabajo en el gimnasio. Casi como pioneras, las jugadoras del Ingenieros Soria aspiran a tener más visibilidad, como la mayoría de las mujeres deportistas en su actividad y al margen de ella. “El futuro de la mujer en el deporte pasa porque nos tengan más en cuenta, por darle más visibilidad y por lograr la igualdad”, enumera. Su confianza es enorme como las ganas de seguir progresando en una modalidad tan singular como es el rugby y en Soria, con todo lo que representa por las dificultades siempre condicionadas por la reducida cifra de posibles practicantes.

 

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