Fútbol / Segunda Federación
El entrenador del Numancia lleva el ciclismo en las venas
Ildefonso Calle, padre de Aitor Calle, fue un destacado ciclista soriano de mediados del siglo pasado. Militó en el CC Iberia y en el Frutas Ramos de Zaragoza para quedarse a un paso del profesionalismo
Aitor Calle, entrenador del C.D. Numancia, lleva el ciclismo en la sangre ya que su progenitor, Ildefonso Calle, fue un ciclista destacado soriano de mediados del siglo pasado. Natural de la localidad de Coscurita, militó en el CC Iberia y en el Frutas Ramos de Zaragoza para quedarse a un paso del profesionalismo. Principalmente participó en el calendario aragonés, aunque no dejó de intervenir en numerosas clásicas y vueltas nacionales por etapas. Toda una vida apasionado del cliclismo hasta su fallecimiento con 85 años en el Hospital de Santa Bárbara en el año 2021.
El libro de Joaquín Alcalde '100 años de ciclismo en Soria' destaca que Ildefonso Calle tuvo licencia independiente, que en aquella época era un escalón intermedio entre la de aficionados y la de profesionales. En varios momentos de su carrera estuvo a punto de tener licencia profesional. "La reestructuración de las categorías y por qué no las dificultades para dar el salto al profesionalismo le llevaron a su recalificación como aficionado de primera (la élite de hoy". Siguió ganando carreras con la autoridad de siempre, pero ya no fue lo mismo. Su trabajo profesional le llevó fuera de Soria y no tardó en dejar la bicicleta". Líneas que se recogen en el libro de Alcalde y resumen a la perfección lo qué fue la figura de Ildefonso Calle
Aitor nos cuenta "orgulloso", por lo que representa para un hijo, con más detalle cómo fue la vida y cómo fueron los inicios de su padre en el ciclismo. La vida de Ildefonso no fue nada fácil por el hecho de haber nacido en 1936 en una España en guerra. Por su fuera poco, aquella modestísima familia Calle instalada en una granja a las afueras de Coscurita, estaba integrada por nada más y nada menos que 14 hermanos.
"Tuvo una infancia muy dura", explicaba Aitor, quien añadía que "mis abuelos se dedicaban al campo y la vida era muy básica". El colegio a varios kilómetros y es ahí donde la bicicleta aparece en la niñez de Ildefonso. "Entiendo que es a partir de ahí cuando empezó su pasión por este deporte", comenta el menor de sus tres hijos. Iñaki y Óscar fueron sus otros dos descendientes. Conocido como 'el Tarzán de Soria', como apareció en alguna publicación de la época, Ildefonso se hizo con un nombre en el deporte del pedal: "Su buena condición física acompañada de una técnica más que aceptable le hicieron albergar fundadas esperanzas. En la terminología de hoy se hubiera dicho que tiraba del carro como nadie", apunta Alcalde en su recorrido de un siglo por el ciclismo soriano.
Ildefonso se va haciendo mayor y las necesidades económicas le obligaron a compaginar la bicicleta con un trabajo como aprendiz de chapista en Talleres Madurga. Aprende rápido y pronto se gana una gran reputación como profesional en este sector de la automoción. Conoce a Margarita Hernández, natural de Los Rábanos, con la que contrajo matrimonio para trasladarse a Bilbao a trabajar de chapista en la Seat.
"Dejó el ciclismo cuando se casó", relata Aitor, quien destacaba que "el ciclismo siempre estuvo muy presente en la familia. Mi hermano mayor Iñaki corrió en el Teka, aunque no fue profesional". El entrenador del Numancia reconoce que él también fue un apasionado de la bici, "aunque a mí lo que me tiraba verdaderamente era el fútbol".
Ildefonso era un padre exigente y cuando Aitor le trasladaba su inquietud por los banquillos para dejar su puesto de comercial en una emisoria de radio en Bilbao la respuesta del padre fue contundente y rotunda: "Me dijo que si estaba loco, aunque finalmente se sintió muy orgulloso de su hijo y de que estaba peleando por un sueño".
La espina que tiene clavada Aitor es que su padre no lo pueda ver como entrenador del Numancia. "Soria para él siempre era motivo de orgullo y recuerdo que nos hablaba del equipo de su tierra". Por su exigencia como padre, Aitor tiene muy claro lo que le diría Ildefonso sobre su etapa como míster numantino. "'Hazlo bien'. Me exigiría mucho, pero estaría muy orgulloso de mí. Sus ojos me dirían mucho de ese orgullo hacia su hijo".