CAMBIO DE ROL
Arturo Fernández: "Si no puedo estar en el escenario, no sé vivir"
Quienes identifiquen a Arturo Fernández con ese hombre acostumbrado al glamur, el champán y el caviar de las comedias de salón se sorprenderán al verle en su nuevo rol en 'Enfrentados', una premiada comedia del norteamericano Bill C. Davis protagonizada por dos sacerdotes. El montaje recala a partir de esta semana en el Apolo.
Una comedia de curas. ¿Dónde está la gracia? En las situaciones que se crean y los inteligentes diálogos entre los personajes. El mío es un sacerdote veterano acostumbrado a su parroquia situada en un barrio elegante y conservador. El otro es un joven seminarista con ideas progresistas que interpreta Bruno Ciordiar, un magnífico actor. Me entiendo muy bien con él pero me jode que sea tan guapo [ríe].
El sacerdote joven aboga por el fin del celibato, por la entrada de mujeres en el sacerdocio, por admitir a los homosexuales y su derecho a casarse… Son temas que están a la orden del día pese a ser un texto de los años 80. Es una obra muy completa que crea situaciones muy divertidas pero también puede hacer caer alguna lágrima. Esta versión está adaptada a nuestra época. Qué duda cabe de que la Iglesia ha cambiado en estos últimos 30 años. Ahora muchos esperan grandes reformas del Papa Francisco.
Aquí no aparece ninguna "chatina". ¿Se le hizo raro? Mucho. ¡Es que no aparece ni siquiera una monja! ¡Con lo que a mí me gusta conversar con una mujer!
A sus 87 años mantiene el tipo y luce como un pincel. ¿El secreto? Los focos me sientan muy bien. Yo no sabría vivir sin el teatro, mi pasión. Si no puedo estar arriba de un escenario, no sé vivir. Lo heredé de mis antepasados. Si paro, me aburro que me mato. Yo no quiero descansar.
¿Cuesta más encontrar los personajes a partir de cierta edad? No es fácil. Antes siempre solía encontrar cosas que me podían interesar pero ahora estoy casi al final de las representaciones de esta obra y aún no tengo ningún otro proyecto. Es raro. Llevo dos años con ella y mi idea era acabar tras dos meses aquí en Barcelona. Pero me cuesta hallar algo nuevo en parte porque este montaje ha dejado el listón muy alto.
Hablando de personajes, ¿cómo fue trabajar en 'Ensayando Don Juan' dirigido por Albert Boadella? Fue una experiencia inigualable. Me sorprendió mucho cuando me llamó porque no suelen contratarme como actor. Yo tengo mi propia compañía. Llevo 54 años con ella y jamás he pedido una subvención a ningún gobierno. Nunca lo haré. Creo que en el teatro si te dan dinero te echas un poco a la bartola. El teatro es creatividad y eso requiere horas de pensar y de ensayar. Lamento mucho que la obra no se viera en Barcelona, pero ese es un problema de Albert.
¿Influyó ese papel de Don Juan entrado en años a la hora de buscar un cambio en su carrera? Tras interpretar a un actor que ha sido y ya no es me apeteció meterme en la piel de un personaje diferente a los que suelo hacer. Me apeteció convertirme en sacerdote porque 'Enfrentados', premio Molière y premiada también por la crítica de Nueva York, es una de esas obras que ya no se escriben. Tiene mucha verdad. Considero que es una obra muy apropiada porque plantea temas que ahora, con el Papa Francisco, han vuelto a estar muy en boga.
Además de ponerse bajo los focos, ¿qué hace para mantenerse tan bien? No me cuido para nada, pero tampoco trasnocho. Ya he pasado mi época del cabaret. Además, siempre he sido una persona metódica. Lo único que me ha gustado siempre es charlar con una mujer.
Insisto, para no cuidarse nada se le ve hasta demasiado bien. Pues lo único que hago es levantarme tarde y no pasarme con la comida. No suelo desayunar y como una sola vez al día.