ENTREVISTA
Oliver Stone: "Ni Putin es un nuevo zar ni Rusia es una amenaza"
Movistar+ estrena la serie documental, en la que el realizador coloca una cámara frente al líder del Kremlin y le deja hablar sin cuestionarle
Oliver Stone (Nueva York, 1946) creció en un Estados Unidos en plena Guerra Fría, cuando el principal temor de los norteamericanos era ser atacados por la Unión Soviética. A principios de los 80 viajó al país dirigido por Leonid Brejnev para escribir un guión sobre el movimiento disidente. Luego regresó en los 90. “Siempre me interesó mucho Rusia”, recuerda. Su película sobre Edward Snowden, el ex agente de la CIA que reveló el espionaje planetario de la agencia estadounidense, le llevó de nuevo a Moscú en el 2015. Fue entonces cuando, por casualidad, conoció a Vladimir Putin.
“Fue muy cordial e hizo comentarios muy inteligentes sobre el caso Snowden. Además, conocía mi trabajo y parecía respetarlo”, dice Stone en una entrevista con EL PERIÓDICO, realizada el pasado 27 de junio en París. El encuentro fortuito con el líder ruso le abrió la puerta a numerosos cara a cara con el presidente celebrados entre el 2015 y el 2017. Fue el germen de ‘Conversaciones con Putin’, una serie documental de cuatro capítulos producida por la cadena estadounidense Showtime, y que este lunes, 11 de septiembre, estrena en exclusiva la plataforma de televisión de pago Movistar+ (21.00 horas).
El 11 llega a
, retrato inédito con las conversaciones entre el cineasta y el político ruso.
— Movistar+ (@MovistarPlus)
El director de 'Platoon' sitúa una cámara frente al líder del Kremlin y le deja hablar. De todo. De su pasado, de su visión del mundo, de sus relaciones con Estados Unidos. No le interrumpe, no le cuestiona. No se trata de un ejercicio periodístico.
FASCINACIÓN
No oculta tampoco su fascinación por el personaje “uno de los más interesantes, más enigmáticos y más poderosos del planeta a quien Occidente conoce muy mal porque no ve más que los aspectos negativos”. Y se defiende de las críticas que ha recibido ‘Conversaciones con Putin’ por su actitud complaciente hacia el presidente ruso. “La gente dice que fui demasiado amable con él, pero lo que hice fue darle la posibilidad de hablar. No intenté hacerle cambiar de opinión, ni enfrentarme a él como les hubiera gustado a los americanos”, alega. Implacable con la política exterior de su país, Stone cree que Washington fabrica sus propios enemigos para mantener engrasada su “economía militarizada”.
¿Qué haría falta para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia? “Una América nueva”, responde sin dudar. “Rusia no es una amenaza. Es un chiste eso de que quiere expandir su imperio. No tienen dinero, no tienen tropas, no quieren hacerlo”. Putin no es un nuevo zar, ¡de ninguna manera!”.
Tampoco comparte Stone el retrato de Vladimir Putin que le pinta como un tipo duro blindado tras una coraza. Aunque, como realizador, tuvo sus dudas. “Pensaba que la cosa no iba a funcionar porque, a diferencia de personajes locuaces como Chávez o Castro, Putin es un hombre callado. Mide sus palabras. Es muy puntilloso, quiere saber dónde está cada cosa. Es muy meticuloso”. Sin embargo las reservas iniciales se disiparon. El experimento funcionó. Putin aparece relajado, solícito, sonriente.
Stone dice haber visto a “un hombre analítico, un hombre de negocios, un hombre que intenta mantener a los rusos unidos, que mejoró la economía de Rusia y que por eso es popular y resulta reelegido”.
¿Volverá a presentarse a la reelección en el 2018? El realizador estadounidense lo ignora, pero está convencido de que “será casi imposible que los rusos tengan una democracia de verdad mientras los occidentales sigan imponiendo sus ideas”.
¿Significa eso que Occidente tiene parte de responsabilidad en la falta de democracia en Rusia? “Por supuesto. Una gran responsabilidad, porque empeora las cosas. Lo ha hecho en otros países, en Venezuela, en Cuba. Es como un 'Gran Hermano' que les dice lo que tienen que hacer”.
Provocador, Oliver Stone se despide con una frase inverosímil: “Estoy pensando en retirarme”, dice con una sonora carcajada.