ROBERTO LEAL, EN 'TELETODO'
"En un programa en directo como 'OT' puede haber fallos, porque es de verdad"
El presentador se ha puesto al frente del renovado concurso de talentos de TVE-1, tarea que compagina con 'España directo'
Roberto Leal (Alcalá de Guadaira, Sevilla, 1979) dice que su hija Lola, de tres meses, llegó con una panadería bajo el brazo. No es para menos: la fortuna le sonríe. A su presencia diaria en el magacín España directo (TVE-1), ha sumado las galas del lunes de Operación Triunfo en su regreso a TVE-1. El encargo de la tele estatal ha sido todo un regalazo.
¿Cómo vivió el estreno de OT? Hice un ejercicio de no pensar en la presión y en todo lo que se está formando alrededor del programa, porque, si te planteas que va a haber mucha gente viéndolo, no vivirías. Salí sabiendo que es una responsabilidad y con mucho respeto. Pero voy a pasármelo bien, porque al final esto es trabajo. Estaba muy nervioso antes de abrir la boca, cualquiera lo estaría, pero eran nervios bonitos, de esos de decir: "Que llegue ya el momento, que quiero soltarlo todo".
¿Qué balance hace de esa gala? Yo estoy contento. Era un reto, sobre todo teniendo en cuenta que fueron más de tres horas en directo y sin publicidad. La audiencia también acompañó, aunque hay bastantes cositas que mejorar también por mi parte. La emoción del regreso se notó de principio a fin, porque había nervios que se transmitieron sobre el escenario y el plató en general. Yo allí lo viví de otra manera.
Hizo un ejercicio de autocrítica. Yo estaba disfrutando desde el principio. No estaba muy nervioso antes de empezar, pero cuando arrancas al final te das cuenta de que OT es un gran buque y hay momentos en que te dejas llevar un poco. No empecé a disfrutar de verdad de la primera gala hasta que no llevaba un rato presentando. Para mejorar, primero he de intentar estar un poco más tranquilo y disfrutar desde el minuto uno, porque esto es un regalo.
¿Sintió alivio cuando acabó? Es como si me hubieran pasado por encima 200 caballos. Acabé agotado y un poco tocado de la garganta, porque TVE no tiene publicidad, para lo bueno, porque la gente no se va –no tiene más remedio que quedarse–, y para lo malo, porque no tienes ni un hueco para ir al baño o para que el director te diga si hay que reconducir algo. Es un programa bastante complicado para hacerlo en directo , pero también eso es parte del encanto.
Desde el sofá se notaron unos cuantos fallos técnicos. Esos fallos eran subsanables. Yo vi la gala después, grabada, y es cierto que no se oía bien. Desde el plató no lo noté, pero desde mi casa sí que ví que no sonaron bien las canciones, que algunos de los chavales se fueron de tono... Es cierto que la mayoría de galas cero de OT son así, aunque esto no es excusa. Lo que quiero decir es que en un programa en directo eso puede pasar, porque OT es un espacio de verdad. Si estuviera grabado, sería perfecto. Me consta que al día siguiente ya se pusieron a trabajar en ello.
Y también fue una emisión un tanto tediosa. Es que había 18 concursantes con 18 canciones, y la mecánica fue lenta. Hay que mejorarlo. En las próximas galas eso no sucederá, porque ya no serán 18 canciones.
¿Cómo ve usted a los concursantes de esta nueva edición? El casting es brutal, pero el problema es que aquel día estaban muy nerviosos y, encima, no se oyeron bien. Muchos decían que no escuchaban el playback de la canción. Imagínese a un chaval que canta casi a capela, sin escuchar la música bien y con el griterío del público... Se va de tono. No tiene nada que ver cómo cantaron en la gala a a cómo son capaces de hacerlo en realidad. La siguiente gala [la del lunes pasado] será la reválida para la mayoría y servirá para demostrar que el casting es bueno. Nosotros dijimos que el programa iba a ser verdad, y fue verdad.
Pareció que OT tenía un miembro en el jurado muy duro. Joe [Pérez-Orive] no es Risto Mejide, porque no estamos buscando a un Risto. No tiene nada que ver, ni ese es su papel, ni nadie le ha dicho que tuviera que ser así. Sí que es una persona con mucho bagaje: lleva toda la vida pegado a artistas internacionales muy conocidos y es uno de los promotores de conciertos más importantes de España. Está en la tele, donde hay otro tipo de lenguaje y al final pega algún toque a los concursantes.
Tras esa primera gala, usted agradeció en las redes la fidelidad de la audiencia. Sí, porque yo soy también teles-pectador de otros programas y sé lo que significa mirar el reloj y que sean las 0.30 de la madrugada y el espacio no haya acabado todavía. El público hizo un gran esfuerzo y le quise dar las gracias. Y le dije "poco a poco" como un compromiso: estoy seguro de que el programa va a ir de menos a más. Y no hablo de la audiencia, sino del empaque del producto, porque en cuanto la máquina esté bien engrasada y todo el mundo más tranquilo, irá mejor.
¿No le preocupan las cifras de audiencia? No puedo pensar en todo lo que hay detrás. Vivimos de la audiencia, pero no quiero cargarme de esa presión; no viviría. Los lunes tengo que salir feliz, con el premio que me han dado, y tratar de que OT sea lo más bonito posible para que la gente en su casa diga: "¡Qué guay!".
¿Qué sintió cuando recibió la llamada de Gestmusic? Ahí sí que noté nervios, porque sabía que mi nombre sonaba y estaba entre otros candidatos, que no llegué a conocer. Me cogió con la guardia baja, porque estaba de vacaciones en Barcelona. Me provocó mucha emoción, pero me dije: "¡Dios mío!, ahora me tengo que preparar". Ahora eso ya pasó.
Ha dicho en algún momento que usted era fan del primer OT. ¿Cómo recuerda esos momentos? Lo último que me podía imaginar era verme ahora aquí. Lo viví como un fenómeno musical. Eso no fue un programa de tele, fue mucho más… Lo veía con mi madre en Alcalá de Guadaira. Recuerdo que cenábamos y comentábamos la jugada, porque mi madre es de acostarse tarde, y OT terminaba ya tarde en aquella época. Yo canto fatal, pero me gusta mucho hacerlo. Y me decía: "¿Y si me presento al casting?" Y lo último que me imaginaba era que iba a ver ese casting desde otro prisma, como presentador. Lo primero que hice fue acordarme de esa imagen. Y, encima, mi madre estaba a mi lado cuando me dieron la noticia. Así que le dije: "¿Te acuerdas?". Es la primera vez que la he visto nerviosa con algo de la tele. Me comentó: "Esto es muy grande, ¿no, Rober?". "Sí, sí, es muy grande. Deja que lo asimile", le contesté.
¿Cuál de los anteriores presentadores del programa, Carlos Lozano, Jesús Vázquez y Pilar Rubio, le gustaba más? Sería muy feo decantarme por alguno, porque son compañeros. Cada uno tuvo su estilo y su impronta. Lozano fue el primero e hizo el formato suyo, porque nadie sabía qué era OT; Vázquez es un grandísimo presentador que todo lo que hace lo hace bien, y a Pilar Rubio se la asocia con una edición que no funcionó, pero yo estoy seguro de que no fue culpa de ella. Me parece muy buena profesional.
¿Ha hablado con ellos? No, porque no tengo amistad con ninguno. Supongo que me desearían suerte, como he leído en algún blog. Yo intentaré dejar el pabellón alto, como hicieron ellos.
¿Tenía algún concursante favorito en aquel primer OT? Es que yo siempre intento quedar bien con todo el mundo. Fueron los que fueron favoritos de todos. Me encantaban David Bisbal y Chenoa. Y era muy fan de Rosa, porque la sentía muy mía: era también de pueblo y más inocente. Si me tengo que quedar con alguien, serían Bisbal y Manu Tenorio, con el que tengo más amistad hoy en día.
Jesús Vázquez y Manel Fuentes, presentadores de La voz (Tele 5) y Tu cara me suena (Antena 3), respectivamente, ¿son competidores o colegas? Yo siempre digo lo mismo: para mí todos los compañeros que se dedican a esto, que pasan por lo mismo, las cosas buenas y las malas, son amigos. Yo no compito, y menos en este caso que la competencia no es directa. Cada uno trabajamos para pagar facturas, para que nos vaya bien, y si es repartido y a nosotros nos va bien y al de enfrente también, pues divino. Ojalá me vaya a mí estupendamente, pero nunca desearé a nadie que no le funcione lo que hace.
¿No teme que haya una saturación de talents musicales? Pero es que yo veo La voz y Tu cara me suena. Los viernes tengo un problema, porque me gustan los dos. Yo me lo reparto. ¿Qué hará la audiencia con nosotros? Que se lo repartan, pero que nos vean a nosotros en directo, porque hoy hay muchas maneras de ver la tele.
Su hija Lola, nacida hace tres meses, le ha traído suerte… Sí, sí, ya dije una vez que no vino con un pan debajo del brazo, sino con una panadería [ríe].