Heraldo-Diario de Soria

EXTRAÑA ENFERMEDAD

La interminable lucha del 'hombre árbol'

Tras dos años ingresado y 16 operaciones, Abdul Bajandar ha visto cómo le vuelven a crecer las verrugas

Abul Bajandar se hizo mundialmente conocido por las grandes verrugas que cubrían su cuerpo y que le llevaron a ingresar hace hoy dos años en un hospital de Dacca.-EFE

Abul Bajandar se hizo mundialmente conocido por las grandes verrugas que cubrían su cuerpo y que le llevaron a ingresar hace hoy dos años en un hospital de Dacca.-EFE

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EL PERIÓDICO
Soria

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Creía que su pesadilla se había terminado. Pero apareció de nuevo. Abdul Bajandar, un joven bangladeshí de 28 años, ha vuelto a padecer la enfermedad del 'hombre árbol'. La extraña dolencia le genera unas verrugas pesadas con aparencia de cortezas de árbol en manos y pies. 

Las excrecencias le han aparecido por segunda vez tras su total extirpación hace cinco meses en el Hospital Universitario de Dacca. A pesar de las 16 intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido para extraer las verrugas de sus extremidades, la epidermodiplasia se ha vuelto a reproducir en su cuerpo. 

"Estaba bien después de la que creí era mi última operación hace seis meses. Al menos, podía utilizar una cuchara para comer por mí mismo", aseguró a la agencia EFE desde el hospital asiático. "Pero he vuelto a sentir dolor. No puedo doblar los dedos así que necesito la ayuda de mi mujer o a veces de mi madre, que me visita ocasionalmente para comer. No sé si alguna vez estaré curado y volveré a casa o a trabajar", lamentó el joven. 

Bajandar se mostraba satisfecho el año pasado, cuando le extirparon las verrugas. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaron a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto! Había gente que me evitaba y tuve siempre muchos dolores. Echaba de menos todo. Desde comer por mi cuenta a jugar con mi hija, abrazarla. Esas cosas que todo padre quiere hacer con sus hijos", concluía. 

Antes de la aparición de la enfermedad, Abul vivía con su esposa y una hija de 3 años y se ganaba la vida como conductor de furgonetas. Pero tras perder la funcionalidad en las manos tuvo que mendigar para salir adelante. 

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