'CASTING' EN MOVISTAR+
"Bailaré hasta el final de los días"
Más de 200 jóvenes apasionados por el baile compiten en Bilbao para acceder a 'Fama a bailar', el nuevo concurso de la plataforma de tele
Energía y pasión por la danza. Pero también muchos nervios para poder demostrar en apenas tres minutos todo el talento y los años de formación que acumulan los candidatos. Los integrantes del jurado reconocen que en apenas unos segundos ya detectan a los mejores, aunque estén bailando junto a otros candidatos. Todos siguen el principal consejo del día: “Dadlo todo, esto es lo que tenéis. No os dejéis nada dentro”. Divididos en grupos de 12, más de 200 jóvenes han participado en el casting realizado en Bilbao para acceder al programa ‘Fama a bailar’, de Movistar+. Solo cinco de ellos han pasado a la fase final, pero no había ni rastro de competitividad; todo ha sido música, compañerismo y buen ambiente.
“Tienen que aprender a hacer 'castings', es una herramienta más de su trabajo”. La directora de selección Marta Moure, bilbaína, les recomienda aprovechar la experiencia para aprender. Junto a ella, el afamado bailarín Igor Yebra, también de Bilbao y director de la academia, consuela a los eliminados: “Este es un tren que no habéis cogido, pero no os preocupéis porque siempre viene otro. No perdáis esta ilusión que habéis demostrado”.
Un premio solo para los 16 mejores
Tras pasar por Madrid, Valencia, Sevilla y Bilbao, los casting continuarán en Barcelona el miércoles, 21, y en Las Palmas el viernes, 23. Los mejores de cada convocatoria se enfrentarán a una prueba final en Madrid, de la que saldrán los 16 participantes en el programa. Un premio que allana el futuro profesional de todos ellos. “Todos los coreógrafos y quienes contratan bailarines ven el programa, y los participantes de las ediciones pasadas están todos trabajando”, resume Leire, una bilbaína de 27 años que compagina su trabajo en un gimnasio con su pasión por el baile.
Alba y Antón, en el 'casting' de 'Fama a bailar', en la Antigua Fábrica de Galletas de Bilbao / VINCENT WEST
Desde Barcelona ha llegado a Bilbao Juan Colomina, de 31 años, porque el miércoles no podía acudir a la cita en su propia ciudad. Tiene una considerable trayectoria profesional, ya que imparte clases de 'fitness' por convenciones por toda Europa. Estuvo a punto de entrar en el concurso en su primera edición, por lo que se ha dejado convencer para intentarlo de nuevo. Pero esta vez no ha pasado de la primera criba. Aunque no podrá aprovechar el tirón del programa para montar su propio club deportivo, como deseaba, está animado visto el reconocimiento profesional que está obteniendo.
Muchos de sus compañeros de convocatoria han llegado de fuera del País Vasco. El riojano Antón, natural de Haro y de 18 años, se ha colado entre los 14 mejores, pero no ha podido entrar en los cinco que pasan a la fase final. Sorprende que acumule 12 años de experiencia en baile urbano y otros cuatro en ballet clásico, pero lo tiene muy claro: “Esto es lo que más me gusta hacer, bailo cuatro horas en la academia, donde recibo e imparto clases, y luego más horas en casa, hasta las tantas”.
Como Antón, son muchos quienes aspiran a ganarse la vida como profesores, bien sea de baile o monitores deportivos de zumba, aerobic o de otras disciplinas. Como Rocío, de 19 años y llegada de Madrid con su madre tras pedir un día libre en el trabajo. Muy cerca de ella está Carla, natural de Avilés, de 22 años, que se propone acabar la carrera de Filología Inglesa mientras continúa como profesora de baile; de hecho, anuncia que seguirá bailando “hasta el fin de los días”. Está sentada al lado de Yaisa, de Oviedo, quien ha tenido tiempo a sus 18 años para formarse en ballet, hip hop, break dance y danza del vientre mientras estudia Atención sociosanitaria. Se toma el baile como un 'hobby' que disfruta siempre que puede, “también en las discotecas, porque en el grupo de amigos a todos nos gusta el baile y lo damos todo”. Pese a sus ilusiones y su entrega, ninguna de las tres ha logrado pasar a la fase final.
‘Dadlo todo’
Iker Carrera, profesor del concurso y nacido en la localidad guipuzcoana de Hondarribia, es el encargado de dar las primeras instrucciones a los jóvenes: “No miréis al suelo, transmitid emoción, aprovechad el espacio. ¡Y dadlo todo!”. Los participantes le hacen caso y exprimen al máximo esos tres minutos de oro. Es el momento de mostrar todo lo aprendido y ensayado. Pero Igor Yebra busca “algo más”, esa muestra de talento innato que les permita evolucionar posteriormente en la academia. Marta Moure añade que la formación y la técnica que muestran son importantes, pero no determinantes: “Nos fijamos también mucho en su personalidad y en sus ganas”.
La prueba es muy ágil. Por turnos, los grupos de bailarines salen al centro a intentar ganarse al jurado. Lo hacen entre aplausos y gritos de ánimo del resto. Cada baile termina en abrazos, saludos y felicitaciones. Un ambiente de fiesta que sorprende a quienes acuden por primera vez a uno de estos 'castings'. Alba, madrileña de 18 años, apunta que la experiencia merece la pena por lo aprendido y “porque conoces a muy buena gente, que también venimos a eso”.