Con este título publicó Arlette Farge en 1989 un personalísimo ensayo sobre el arte de la archivística que, traducido al castellano por Ana Montero, editó en 1991 la Institución Valenciana de Estudios e Investigación, y que, por alguna razón de peso, consideró Carmen Vázquez acertado recomendárnoslo. Y en verdad que la sugerencia ha sido útil, pues no solo hemos disfrutado con su lectura, sino que sus reflexiones, juicios y anotadas experiencias han posibilitado la construcción de esta historia, tan real como la vida misma