Heraldo-Diario de Soria

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Félix Bermejo: "En el 95% de los casos de alzheimer esporádico influyen factores genéticos y ambientales que se pueden prevenir"

El experto en enfermedades neurodegenerativas afirma que el objetivo es conseguir retrasar su aparición y si se logra hacerlo en cinco años, sería ya un éxito

Félix Bermejo, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid e investigador del Centro de Investigación Biomédica en red sobre Enfermedades Neurodegenerativas Ciberned-Jesús Formigo / ICAL

Félix Bermejo, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid e investigador del Centro de Investigación Biomédica en red sobre Enfermedades Neurodegenerativas Ciberned-Jesús Formigo / ICAL

Publicado por
Y.R.T. / Ical
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El jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid e investigador del Centro de Investigación Biomédica en red sobre Enfermedades Neurodegenerativas Ciberned, Félix Bermejo, participa el lunes en Salamanca en el  III Simposio internacional ‘Avances en la investigación sociosanitaria en la enfermedad de Alzheimer’, un evento que reunirá a expertos internacionales en el ámbito de esta patología y cuya inauguración correrá a cargo de la reina doña Sofía. Aunque reconoce que aún queda mucho recorrido para abordar el tratamiento de esta demencia, es un firme defensor de las terapias preventivas, con las que afirma se pueden lograr grandes avances. En su opinión, el objetivo es retrasar la enfermedad, porque al tratarse de una patología de larga trayectoria y que se da sobre todo en ancianos, si se consigue retrasarla al menos cinco años, la prevalencia disminuiría a la mitad, lo que supone todo un logro. Este experto reconoce que la crisis ha afectado a todos los ámbitos de la investigación, pero destaca que la amplia concienciación social acerca de la importancia de esta enfermedad neurodegenerativa, hace que se haya continuado con la investigación y con un abordaje multidisciplinar.

En su intervención abordará el tema de la enfermedad de Alzheimer desde la perspectiva de la investigación sociosanitaria y lo hace augurando un “futuro prometedor”. ¿Hay razones para un cierto optimismo?

Si, hay que ser optimistas porque la investigación sobre este tema ha avanzado mucho en todo el mundo y en España también. En las dos últimas décadas sobre todo, es un hecho, y ese incremento en los trabajos científicos hace que se produzcan respuestas interesantes y una mayor atención a la enfermedad.

¿En que apartados se avanza más en el conocimiento de la enfermedad o en los posibles tratamientos?

Se avanza más que en los tratamientos, en la concepción global de la enfermedad como una integración de factores genéticos y ambientales (factores vasculares, ejercicio físico e intelectual y otros), y éstos podrán modificarse. También se han cambiado muchos conceptos que antes no existían y han aparecido nuevas hipótesis, como que la cascada de la proteína beta amiloide en el cerebro podría estar relacionada con la aparición del alzheimer, aunque ya se ha puesto en cuestión por el fallo, hasta ahora, de los fármacos anti-amiloide, pero sigue la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas a través de fármacos novedosos. Se han llevado a cabo ensayos bien hechos y que han costado fortunas, pero sin éxito. No obstante, el conocimiento obtenido influye en otras investigaciones y también permite avanzar, por ejemplo en los marcadores biológicos y de neuroimagen que esta enfermedad produce, lo que es importante. Es una enfermedad de trayectoria muy larga, de unos 20 o 30 años de duración y que suele aparecer de forma tardía, por lo que si se logra avanzar en el diagnóstico inicial y postponer su comienzo con medidas de salud general, sería un éxito.

¿Cómo está afectando la crisis a la investigación y el tratamiento del alzheimer?

En España hay una tradición bastante clara en cuanto a investigación básica neurocientífica se refiere y que es mayor en enfermedades neurodegenerativas que en otras sistémicas, como en el infarto de miocardio, pero la crisis está siendo un problema para todo tipo de investigación en nuestro país y alcanza a todos los ámbitos. No obstante, al tratarse de una enfermedad de larga gestación en el cerebro, hay una ventana abierta a la posibilidad de que disminuya con estrategias preventivas.

¿Qué tipo de estrategias?

Primero la eliminación de factores de riesgo cardiovascular, porque producen una debilitación en el cerebro y favorecen el acumulo de proteínas en el mismo. Prevenir la diabetes, hipertensión o la obesidad, disminuye la incidencia de la enfermedad, por lo que hay que tener claro que un estilo de vida saludable y una moderada actividad física durante la edad adulta, hace que vivamos más y que se tenga menos alzheimer. La edad es un factor de riesgo y eso no se puede eliminar, al igual que un cierto componente genético, pero eso supone solo un uno por ciento, mientras que en más del 95 por ciento de los casos de alzheimer esporádico influyen factores genéticos y ambientales en el desarrollo de la enfermedad, que se pueden modificar con terapias preventivas.

¿El objetivo de la investigación se centra más en prevenirla que en la curar?

El objetivo es que se retrase su aparición y con que se logre hacerlo cinco años, sería ya un éxito, pero es algo que se está produciendo ya. De este modo, disminuiría la prevalencia a la mitad, ya que se vive hasta los 80 o 90 años y retrasar su aparición cinco años, es un logro.

Un estudio apunta resultados prometedores con la utilización de un nuevo fármaco contra la epilepsia para tratar esta demencia. ¿Qué le parecen estas investigaciones?

Hay más de 100 moléculas que se están investigando, pero no hay ninguna a mi juicio que tenga un porvenir claro en este momento y te lo digo desde la experiencia, porque llevo 25 años haciendo ensayos clínicos sobre este asunto. No veo que tengan un impacto real, y aunque sí producen una cierta mejoría, es discreta. Los fármacos actuales anti-Alzheimer son sintomáticos, es como si tienes un dolor de muelas y te tomas una aspirina, mejoras un poquito y está bien, pero no se te cura el proceso.

¿Cree que las nuevas tecnologías pueden ser efectivas como herramientas para los tratamientos no farmacológicos?

Hay dos partes donde son positivas las nuevas tecnologías, una de ellas es para analizar los marcadores biológicos, a través de la resonancia o el PET cerebral, para detectar cuanto antes su aparición, porque se aprecia una disminución en el espesor de la corteza cerebral y específicamente del hipocampo y esto ha favorecido el diagnóstico temprano y es importante, aunque no cambia la evolución de la enfermedad. Después, también pueden ser positivas para las terapias conductuales no farmacológicas, para quienes tratan de mejorar aspectos como la pérdida de memoria, con ejercicios que producen una mejora transitoria de los recuerdos. De este modo, se puede producir una mejora de la calidad de vida para los pacientes y las familias, por lo que son herramientas útiles.

¿Cómo valora el tratamiento que se da a la enfermedad en el Sistema Nacional de Salud? ¿Cree que se debería mejorar? ¿En qué aspectos?

El tratamiento integral que se está desarrollando es muy positivo, pero no es tan sencillo de realizar. En una ciudad sí, hay centros de día y se les educa tanto a familiares como a pacientes, pero en el ámbito rural es más complicado. Además, hay que decir que las ayudas a la dependencia no están muy boyantes y en particular en el Alzheimer no se consiguió un plan específico sobre esta enfermedad. Sin embargo, es importante destacar que en España existe una cada vez mayor conciencia social de que es una enfermedad que requiere ayuda y las investigaciones al respecto son importantes. Hace 25 años, por ejemplo, conseguir una autopsia para una demencia era la pica en Flandes, mientras que hoy la mayoría de las personas ceden el cerebro de los pacientes para que se pueda investigar. Es una anécdota, pero refleja el cambio que se ha producido en la opinión de la sociedad.

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