Caderas en 3D que se adaptan a los defectos óseos
El Hospital Clínico de Valladolid va a implantar, por primera vez en España, una prótesis realizada para responder a las necesidades del paciente
No se podía ni vestir ni atar los cordones de los zapatos. No le quedó más remedio que operarse e implantar una prótesis de cadera para poder seguir caminando. La vida media de ésta no supera los 20 años, por lo que transcurrido ese tiempo, hay que volverse a operar para cambiarla. Se trata de una cirugía agresiva que puede complicarse por el riesgo de infecciones.
Buscando alternativas a las prótesis convencionales, se ha conseguido realizar una articulación a medida en 3D. Un implante personalizado que evita complicaciones asociadas a la intervención. Y es que el problema surge cuando el desgaste genera defectos en la pelvis de los pacientes y la cirugía de recambio se convierte en «un verdadero reto quirúrgico» desde el punto de vista reconstructivo.
El servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid implantará, por primera vez en España, una innovadora prótesis de cadera realizada a medida de las necesidades del paciente, lo que permitirá una «reconstrucción perfecta» de los defectos óseos de la cadera. «Es una herramienta muy útil para afrontar este tipo de cirugías de revisión», señala el traumatólogo Francisco del Canto.
En este sentido, explica que las técnicas quirúrgicas convencionales para el tratamiento de los defectos óseos consisten en ir reconstruyendo los defectos con injertos o suplementos metálicos hasta poder alojar el implante, mientras que la nueva prótesis se adapta al defecto del paciente. Y lo que hace porque permite imprimir la reconstrucción de la pelvis y valorar las malformaciones que presenta antes de entrar en quirófano.
Este procedimiento que se lleva a cabo gracias a la impresión previa en 3D puede beneficiar a todas las personas que se encuentren en la situación de tener que cambiarse una prótesis de cadera y presenten defectos óseos masivos «difícilmente reconstruibles» con implantes convencionales. La paciente que se convertirá en la primera en disfrutar de esta tecnología tiene 80 años y un defecto óseo masivo en la pelvis clasificado como un defecto IIIB sobre un máximo de IV. «No tiene grandes problemas de salud salvo su cadera izquierda y tres intervenciones quirúrgicas, dos de ellas de recambios del componente acetabular», subraya el médico del Clínico.
La operación tendrá lugar el mes que viene, aunque por cuestiones programáticas, no tienen la fecha exacta decidida. «Este tipo de intervenciones requieren una planificación y programación muy minuciosa», asegura, antes de añadir que son «múltiples» las complicaciones que pueden surgir y hay que tener previstos un plan A, un plan B y hasta un plan C, que permitan hacer frente a cualquier eventualidad. «Los recambios protésicos se saben a qué hora empiezan pero no a la hora que terminan».
Antes de llegar a la mesa de operaciones, hay un importante recorrido. Primero se realiza una prueba de TAC al paciente que se va a someter a la operación. El resultado se procesa y se envía a la factoría donde se fabrican los implantes. En ese momento empieza un diálogo «muy fluido» entre el ingeniero responsable y el cirujano. Ponen en común las particularidades de cada caso, los aspectos biomecánicos y las preferencias del profesional que va a colocar la prótesis. «Es el mayor hándicap de todo el proceso. Es un proceso largo que oscila entre los tres y cuatro meses», informa Francisco del Canto.
Respecto a las ventajas, la principal es la disminución del tiempo que dura la cirugía. A esto se une que hay un menor sangrado intraoperatorio. Pero lo más importante, a su juicio, es que se consigue una «fijación óptima» de la prótesis al hueso, con lo cual aumenta la estabilidad y no se tienen que recurrir a injertos óseos o suplementos metálicos. «Existen multitud de prótesis tanto para cirugía primaria como para la de revisión. La diferencia fundamental es que con las prótesis tradicionales somos los cirujanos los que tenemos que adaptar el hueso del paciente al implante, mientras que con el Cotilo de Revisión Triflanged –así se llama esta innovadora articulación– es la prótesis la que se adapta a la anatomía de cada paciente, ya que se fabrica de manera personalizada e individualizada», resume el médico adjunto de la unidad de Cirugía de la Extremidad Inferior del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.
La cirugía de cadera, tal y como considera, es uno de los avances médicos del siglo XX que más calidad de vida aporta a los pacientes. Consiste en la sustitución de la articulación por un implante que consta de tres componentes: femoral, acetabular y cabeza protésica. Con la entrada del nuevo siglo, la impresión 3D se coló en este campo, si bien se limitaba a imprimir modelos que reproducían huesos en situaciones como fracturas o deformidades congénitas. La verdadera revolución se ha producido cuando la tecnología permite mirar «más allá» y fabricar prótesis a medida. En España, un equipo vallisoletano será el primero en probarlo, pero desde hace algunos años ya se lleva a cabo en hospitales de Europa y Estados Unidos.
Preguntado por la vida útil de este nuevo implante, Francisco del Canto manifiesta que es «muy difícil» pronosticar cuántos años va a durar, ya que en este aspecto intervienen muchos factores que pueden afectar a la supervivencia de la prótesis a largo plazo en los recambios de cadera. Sin embargo, el uso de metales ultraporosos en su fabricación, la excelente fijación al hueso entre nueve y 15 tornillos y el uso de articulaciones con pares de cerámica hacen ser «muy optimistas», con supervivencias por encima de los 15 años desde el punto de vista del desgaste o aflojamiento.
El doctor quiere dejar claro que en traumatología no se producen rechazos, pero sí que existen varias causas que pueden derivar en fracaso de la intervención y en la necesidad de una nueva cirugía de revisión. Los problemas más frecuentes son las infecciones hasta en un 10% de las operaciones de revisión y las luxaciones de los implantes hasta en el 30% de los casos.
El equipo médico que trabajará en quirófano para llevar a cabo esta operación pionera estará formado por ocho personas: tres cirujanos –los doctores Del Canto, Vega y Trigueros–, un anestesista, una enfermera instrumentalista, una enfermera circulante, una auxiliar de enfermería y un técnico de rayos.
«La impresión en 3D es
una tecnología que nos está dotando desde el punto de vista quirúrgico de herramientas hasta la fecha inimaginables para los cirujanos», expone Del Canto. «Es fácil imaginarse un futuro en el que la mayoría de las prótesis se fabriquen en tiempo real con una impresora dentro del quirófano». De hecho, está convencido de que el futuro de la cirugía ortopédica en el campo de los reemplazos totales de las articulaciones va a estar ligado «de manera muy importante» al campo de la cirugía robótica y asistida por ordenador. «Los robots formarán parte de nuestros equipos asistiendo a los cirujanos y disminuyendo nuestros errores y mejorando la precisión de las intervenciones», sentencia.