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PATRIMONIO

Tecnología vallisoletana para salvar Notre Dame

Cartif crea una herramienta que permite registrar en un modelo 3D una superposición de imágenes útiles para intervenir en el patrimonio. Indica cuándo hay que actuar y cuál va a ser la evolución

Los investigadores Ana López Vidal y Pedro Martín Lerones en las instalaciones de Cartif en el Parque Tecnológico de Boecillo en Valladolid.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS / PHOTOGENIC

Publicado por
E. Lera
Soria

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La historia está llena de monumentos destrozados por la mano del hombre o de la naturaleza. Maravillas que se apagaron tras un ciclón o una colilla encendida. Desaparecieron sin que nadie pudiera hacer nada por ellos. Algunos volvieron a mostrar su esplendor, eso sí con un brillo diferente que escondía ese aterrador episodio; otros sólo están en la memoria de las personas que les dedicaron algunos minutos de sus vidas. Las piedras están expuestas a una insoportable vulnerabilidad. Ninguna es un símbolo aislado. Son espejos de tradiciones, culturas, anhelos, odios, alegrías... Sentimientos encontrados. El último en caer ha sido Notre Dame.

Ese templo, que parecía eterno, ardió. Y lo hizo ante la atenta y angustiosa mirada de cientos de personas. Una mirada de impotencia. Tristeza y rezo que llamaban a gritos a la esperanza al ver a los héroes combatir las llamas. No se perdieron los ocho siglos de historia pero la catedral resultó muy tocada, después de nueve horas de batalla contra un enemigo incasable y muy feroz: el fuego. Ahora llega la reconstrucción. La idea es que en cinco años reabra. Por eso toca buscar a los mejores para volver a dar vida a la casa de Quasimodo.

El centro tecnológico Cartif podría jugar «un papel fundamental» en revivir una parte de todos los parisienses. Inception es un proyecto europeo que ha desarrollado un conjunto de herramientas muy interesantes para este tipo de reconstrucciones. Una de ellas permite registrar en un mismo modelo 3D una superposición de imágenes útiles. «La nube de puntos se pega con una termografía, una imagen en alta resolución. Y cualquier persona, desde un profesional muy especializado como puede ser un arquitecto o un historiador, hasta público en general puede acceder a esa copia digital», explica el investigador Pedro Martín Lerones.

Cada uno de los pasos que se han dado se ha probado en nueve demostradores. El español es el castillo de Torrelobatón en Valladolid. Allí se han analizado grietas para ver su evolución. Y se ha hecho tomando una serie de datos en tres dimensiones durante seis meses consecutivos. Tras analizar las diferencias se puede saber cuáles son las desviaciones, si hay que actuar, cuándo y cuantificar el daño. «En el caso de Notre Dame, si partimos de información existente de la catedral, podríamos cuantificar lo que había antes, incluso si ahora se hiciese un escaneado, cómo está la situación actual, dónde, cómo y cuándo hay que actuar para recomponer el aspecto inicial», explica para, más tarde, añadir que se podría recuperar hasta el pináculo.

El primer movimiento fue pasar de la nube de puntos –información del escáner láser y un conjunto de fotografías– al modelo BIM, la metodología que se emplea ahora en construcción. Un proceso que ha implicado hacer bastantes desarrollos y se ha automatizado «con mucho esfuerzo» para que todos los proyectos de intervención en licitación pública puedan cumplir la directiva europea 2014/24/EU, que entra en vigor este verano. Ahora esos datos se encuentran en un modelo paramétrico, es decir, en una fórmula matemática que se divide en entidades reconocibles, como son los cilindros, prismas...

Martín Lerones resume que la iniciativa gira alrededor de tres puntos: el paso lo más automático posible de la nube de puntos a BIM; tener en un mismo modelo 3D toda la información gráfica y útil para discutir cómo se puede intervenir y cómo se puede hacer sostenible un bien inmueble, y el cumplimiento de la directiva europea. En este sentido, recalca que la parte más innovadora es el paso automático de la nube de puntos a BIM y el hecho de poder utilizar los datos del escáner láser para ver las humedades, ya que, tal y como asegura, son «una de las principales causas» del deterioro de los edificios históricos. «Tratando la información adecuadamente podemos anticiparnos a las humedades antes de que sean visibles. Es mucho mejor actuar de manera preventiva que correctiva», reconoce.

El proyecto ya está validado a nivel interno y ha dado lugar a nueve publicaciones internacionales de referencia. Ahora busca «el respaldo definitivo» de la Comisión Europea. Además, es probable que se celebre un seminario específico para presentar esta información y la utilidad que tiene en los pliegos y licitaciones de la Junta de Castilla y León, que ha participado como observador externo y ha aportado información sobre los avances que iban lograron los investigadores. De hecho, el Gobierno autonómico fue el encargado de proporcionar la nube de puntos que dio el pistoletazo de salida a la iniciativa. También ha estado como observador el Instituto del Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte.

Respecto a las ventajas, Martín Lerones señala que la principal es «salvaguardar» el patrimonio. Tener «una copia de seguridad» para preservar en caso de deterioro, pero también para conocer su valor. «Es importante tener esa datación digital de cómo están las cosas y cómo pueden evolucionar», subraya. Se ha probado en un castillo, pero también en iglesias, excavaciones arqueológicas, museos, palacios, una pequeña necrópolis... Por ejemplo, han estudiado el Palacio de los Huérfanos en Florencia o el Museo de Hidra de Grecia.

El investigador de Cartif insiste en Notre Dame, sin embargo, advierte de que es un lugar «terriblemente mediático y muy francés». Por ello, sostiene que será «muy complicado» formar parte de la reconstrucción porque al ser patrimonio de la Unesco estará muy presente en cada decisión que se tome al respecto. No obstante, celebra que tras lo sucedido los responsables de Inception tuvieron dos entrevistas con personalidades de Francia, ya que es el único proyecto europeo que sana las heridas del patrimonio.

«Nuestros desarrollos son totalmente aplicables, otra cosa es que los podamos llevar a cabo. Serán muchos los convocados y muy pocos los elegidos, la mayoría franceses», concluye.