SORIA
En busca de resina sostenible
Dos investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid colaboran con el Cesefor en un trabajo que ofrece alternativas para reducir el ácido sulfúrico en las pastas que se emplean en los pinos para favorecer la producción
La actividad resinera se ha recuperado en los montes en la última década. En Castilla y León ha entrado con fuerza en provincias como Segovia y Soria que cuentan con una larga tradición resinera. La resinación del siglo XXI demanda nuevas técnicas y nuevos procesos que garanticen la producción y prácticas medioambientalmente sostenibles.
En este escenario dos investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid, Rosa Ana López y Aida Rodríguez trabajan en un proyecto que tiene como objetivo fundamental buscar nuevas formulaciones de pastas estimulantes, que se aplican a los pinos para producir resina, en las que se pueda reducir al máximo e incluso suprimir el ácido sulfúrico, muy utilizado en la actualidad entre los resineros, pero su uso prolongado tiene efectos tóxicos en los trabajadores y en las plantas.
Estas dos ingenieras de Montes forman parte del grupo de socios, a través de la Universidad, del proyecto SustForest Plus, una estrategia europea coordinada por la Fundación Cesefor (Centro de Servicios y Promoción Forestal y su Industria de Castilla y León), ubicada en Soria. Esta estrategia aborda el estudio de los bosques resineros del sur de Europa para poner en marcha un sistema de planificación y gestión encaminada a un aprovechamiento forestal sostenible de las resinas naturales. En la misma se incluye el desarrollo de soluciones técnicas e innovadoras diseñadas para resolver problemas específicos donde se enmarca la investigación de Rosa Ana López y Aida Rodríguez.
Su trabajo contempla un importante trabajo de campo con ensayos de tres pastas diferentes en parcelas de pinus pinaster ubicadas en Castilla y León, Extremadura, Castilla La Mancha, Galicia y Andalucía. Este trabajo se ha realizado con resina procedente de la cosecha de 2018 y también se hará próximamente con muestras recogidas en las mismas parcelas en los años 2019 y 2020.
En todas las parcelas se han testado tres pastas. La primera que es la más usada y que está compuesta mayoritariamente por ácido sulfúrico; la segunda, que también se utiliza pero no de forma extendida, que tiene entre sus principios activos el ethrel, un derivado del etileno que está vinculado a procesos de maduración de la planta y que permite incrementar la producción, y la tercera es una pasta que contiene ácido salicílico, que es menos dañino que el sulfúrico. A los ensayos con resina de estas parcelas también se han llevado a cabo ensayos semicontrolados con plantas más pequeñas, en las que han probado estas tres pastas y otras composiciones.
Con el primer año de ensayos y a falta de testar cosechas de otros dos años más, «los resultados son prometedores», indicó Rosa Ana López, quien explica que «sí no se pudiese reducir del todo la concentración de ácido sulfúrico en la pasta, sí se va a poder reducir añadiendo otros elementos que mantengan la producción», puntualizó la experta, quien se mostró muy cautelosa porque faltan los ensayos de otros dos años de cosechas para poder contar con resultados sólidos.
En los próximos años de investigación también queda por determinar cómo influye la orografía y el clima en la producción de la resina. «De entrada creemos que se puede mantener la producción con las pastas que hemos testado, pero también estamos viendo que el clima y la localización de la planta tiene que ver mucho en la producción», aclara Aida Rodríguez.
Para estas dos investigadoras es fundamental contar con la variable del clima porque «al final en la producción de resina se producen interacciones entre la planta y elementos externos», aclara Aida Rodríguez.
En Castilla y León se ha trabajado con parcelas de Segovia, Soria, León y Ávila, «en las que se ha observado una relación interesante entre las condiciones ambientales y se ve un efecto diferenciado de cómo afectan las pastas si cruzamos los datos meteorológicos con los datos de producción», puntualiza Rosa Ana López.
Los datos que se han recogido y estudiado hasta ahora permiten a las investigadoras observar diferencias de producción de resina en función de dónde se encuentren ubicados los pinos. Una de estas parcelas a estudio está en Badajoz, donde hay periodos de sequía durante cinco meses y temperaturas muy altas, por lo que las producciones son menores que en los bosques netamente resineros de Soria o Segovia.
El objetivo final de la investigación es dar con una pasta que no tenga ácido sulfúrico, y si no es posible porque supone un impacto importante en la producción de resina, hacer una formulación que permita disminuir al máximo la concentración de este ácido. Igual, al final, se pueden formular pastas, casi a la carta o por lo menos recomendaciones generales sobre el tipo de pasta que se puede utilizar en cada zona. «Es importante encontrar una fórmula que elimine los riesgos del ácido sulfúrico sin incrementar los precios», aclara Rosa Ana López, quien recuerda que el trabajo resinero «se mueve en márgenes con escasos beneficios por lo que para nosotras es importante desarrollar una solución que sea económica».
Compuestos con menos ácido sulfúrico supondrán un menor riesgo para los resineros, que están expuestos durante un tiempo prolongado al trabajo y también harán menos daños a los árboles, lo que permitirá una producción resinera más sostenible. Incluso se piensa que la industria resinera puede beneficiarse porque en la actualidad las trazas de ácido sulfúrico se suelen encontrar en la primera transformación y esto no permite otros usos potenciales del producto.
Rosa Ana López y Aida Rodríguez llevan años estudiando la anatomía y la fisiología del pino pinaster, especie resinera por excelencia. Sus conocimientos son de gran aportación a este proyecto internacional en el que participan socios de tres países (España, Portugal y Francia).
La investigación en torno a la resina no se encuentra muy extendida en España y a juicio de estas dos estudiosas el conocimiento de la línea genética de las plantas va a ser importante para los grandes productores, así como que cada vez coge más fuerza aquellas que relacionan la producción con los problemas asociados al cambio climático y a las nuevas plagas en los pinares.