Heraldo-Diario de Soria

BURGOS

En busca de técnicas para una agricultura más sostenible

La graduada en Ingeniería Agroalimentaria y Medio Rural por la Universidad de Burgos, Mónica Ortega, ha recibido diferentes premios por su manual sobre técnicas sostenibles para el manejo de suelo agrícola

Mónica Ortega acude sola en estos días de confinamiento para colocar los testigos sobre el terreno en el que investiga, en una finca de labor en Francia. ECB

Mónica Ortega acude sola en estos días de confinamiento para colocar los testigos sobre el terreno en el que investiga, en una finca de labor en Francia. ECB

Publicado por
D. ANDRÉS
Soria

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En los últimos años el sector agroalimentario está viviendo una auténtica revolución gracias a la introducción de nuevas herramientas 4.0 que facilitan y mejoran la producción agrícola y ganadera. De hecho, cada vez son más los profesionales del campo que apuestan por estas nuevas tecnologías para conseguir que sus explotaciones sean cada vez más eficientes y también más sostenibles. 

Precisamente para mejorar y favorecer la sostenibilidad del sector, la graduada en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural y Máster en Ingeniería y Gestión Agrosostenible por la UBU, Mónica Ortega, ha elaborado un manual donde se recoge una metodología para capturar el carbono en el suelo y con ello compensar las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

Este trabajo ofrece al agricultor una serie de pautas que comienzan desde el campo para que esos gases de efecto invernadero no se liberen directamente, sino que sirvan, de alguna manera, para mejorar la productividad de la propia actividad agrícola.

Con el Trabajo Fin de Máster titulado ‘Efecto del cambio de manejo de suelo agrícola sobre el secuestro de carbono orgánico en el suelo y la emisión de gases de efecto invernadero’, Mónica Ortega  ha conseguido diferentes premios promovidos por instituciones como Fundación Caja Rural Burgos, además de alzarse con el primer premio PepsiCo de Sostenibilidad y un accésit en el XVIII Certamen Universitario Arquímedes, convocado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, con el que tiene prevista una estancia en uno de los centros de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 

Este proyecto pone especial atención en una serie de recomendaciones desde cuál es la mejor forma de hacer la siembra o cómo ha de ser una buena rotación de cultivos, hasta la manera más efectiva de llevar a cabo el laboreo. Otra de las medidas que la ingeniera burgalesa destaca como clave para compensar las emisiones de CO2 es dejar los restos de cultivo en la propia tierra para que, a través de la mineralización y humificación, se transforme en carbono orgánico y beneficie además la fertilización del suelo a largo plazo. Como explica Mónica Ortega, en países como Australia ya se están desarrollando técnicas parecidas con buenos resultados. Tanto es así que la empresa Agrae Solutions, con la que colaboró para poder realizar este proyecto, lo ha implementado y lo lleva a la práctica. «Yo lo he dejado ahí y ellos siguen con ello y va a tener un desarrollo a largo plazo».

Además, Mónica Ortega elaboró una calculadora en la que, teniendo en cuenta el cultivo y según ciertas características del mismo, se podía cuantificar económicamente una compensación por la adaptación a su propuesta de nuevo modelo de trabajo.

Como apunta Ortega, en su supuesto se trabajaba «a partir de fondos de la PAC. Se destinaría un porcentaje ínfimo, aunque bastante interesante, de estas ayudas. Ahora que se va a cambiar la Política Agraria Común, se podría plantear como una de las opciones o uno de los requisitos para poder acceder a las ayudas o un porcentaje de más».

Ahora la burgalesa trabaja en campos de ensayo de la zona francesa de Pirineos Atlánticos donde predomina el cultivo de maíz. Precisamente investiga cuáles son las variedades de semillas de este cereal que mejor se desarrollan y de esta manera favorecer la productividad del cultivo en la siguiente campaña. «Acaban de sembrar y ahora empiezan a salir las primeras hojas y ya se puede ver cómo se van a desarrollar, si son un poco más débiles unas u otras. A mí me parece muy interesante».

Para la ingeniera agroalimentaria el desarrollo de la agricultura moderna está avanzando a grandes pasos y se está volviendo mucho más tecnológica. Esta es una de las razones por las que decidió estudiar una carrera tan específica y en la que el porcentaje de mujeres es tan bajo.

«Las nuevas tecnologías se han metido muy bien en la agricultura y eso me llamó mucho la atención. Por eso escogí esta carrera y también porque me gusta mucho el campo. Es muy interesante y ahora, con la situación que estamos viviendo, la industria agroalimentaria es muy importante para seguir adelante, para seguir comiendo. Hay que estar ahí también. Me gusta mi sector».

Aunque, todavía hay mucho camino que recorrer. Como apostilla, desde su experiencia, el cambio de mentalidad en los profesionales del sector es muy necesario para incorporar nuevas técnicas que mejoren los rendimientos del sector, así como más inversión destinada a innovación.

«En Francia, donde trabajo ahora, sí he visto que están más abiertos a la innovación que lo que conozco en España. También es cierto que en la región donde estoy son empresarios jóvenes los que llevan las fincas y no son pequeños agricultores individuales. Incluso las técnicas son muy diferentes».

De momento Mónica Ortega ve su futuro al otro lado de los pirineos, aunque no descarta volver a España para aportar su experiencia y mejorar en lo que sea posible. Además, se muestra encantada con su trabajo.

«Para mí la combinación campo y oficina es perfecta. Eso es una de las cosas por las que me llamó la atención la carrera. La carrera ofrece diferentes salidas, entre ellas el campo y es a lo que me estoy dedicando». 

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