Estremecimiento en Argentina
Fernández de Kirchner dice que muerte de fiscal busca convertir a su Gobierno en encubridor
El suicidio de Alberto Nisman, que la había acusado de querer liberar de culpas a Irán por un atentado terrorista ha provocado cacerolazos y movilizaciones
En medio de cacerolazos y movilizaciones instigadas en las redes sociales bajo la consigna “Je suis Nisman”, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró en la noche del lunes que la muerte del fiscal que la acusó de “organizar la impunidad de los prófugos iraníes” involucrados en la causa en la que se investiga el bombazo contra la mutual de la colectividad judía (AMIA) que mató 85 personas el 18 de julio de 1994, es “un intento de convertir” en encubridor “al Gobierno que más ha hecho por el esclarecimiento del atentado”. “Me parece que es demasiado”, expresó a través de un largo mensaje en su cuenta de Facebook.
El cadáver de Alberto Nisman fue encontrado en el baño de su apartamento. Falleció horas antes de explicarle a una comisión parlamentaria, y ante las cámaras de televisión, por qué había lanzado tan incendiaria denuncia contra la presidenta, su canciller Héctor Timerman y otros dirigentes. "La muerte de una persona siempre causa dolor y pérdida entre sus seres queridos... El suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes. ¿Qué fue lo que llevó a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida? En el caso del ¿suicidio? del Fiscal a cargo de la causa AMIA, no sólo hay estupor e interrogantes, sino que además una historia demasiado larga, demasiado pesada, demasiado dura, y por sobre todas las cosas, muy sórdida".
Durante la agitada noche de ayer, la fiscal Viviana Fein confirmó que Nisman falleció como consecuencia de un solo disparo de un arma de fuego en su sien. "No habría habido intervención de otra persona", dijo. No obstante, se trata de determinar "si hubo algún tipo de inducción". La presidenta instó al Poder Judicial a investigar cómo un empleado de la fiscalía le suministró el pasado sábado a Nisman el arma con la que se disparó. “¿Para defensa? ¿Un arma calibre 22? Cuando el fiscal vivía en la Torre Le Parc de Puerto Madero (a pocas cuadras de la sede del Poder Ejecutivo), con sistemas de vigilancia inteligentes, códigos de ingreso, monitoreo de cámaras y custodia constante de Prefectura, y contaba además con custodia propia de 10 agentes de la Policía Federal”.
El difunto fiscal había remecido la escena política local al sostener, en un escrito de 350 páginas, que Fernández de Kirchner ha tratado de “fabricar la inocencia de Irán”. Nisman había rechazado el fallido acuerdo firmado con Irán para fijar un modo de interrogar en Teherán a los presuntos responsables iraníes del atentado contra la mutual judía. El periodista Santiago O¿Donell, autor de los libros Argenleaks (2011) y Politileaks (2014), asegura que los cables diplomáticos filtrados por Jualian Assange “reflejan una y otra vez la falta de independencia del fiscal respecto de la embajada de Estados Unidos en la investigación del atentado”. Dicha conducta “incluye el adelantarle a la embajada medidas judiciales tanto de la fiscalía como del juzgado que entiende la causa AMIA” y “llevar borradores de resoluciones a la embajada para ser corregidos”.
Nisman era además un “protegido” del Jaime Stuso, el ex jefe de la inteligencia argentino, despedido semanas atrás por la presidenta, de aceitados vínculos con la CIA.
Más allá del estremecimiento general, y los usos políticos del deceso, los conocedores de la causa AMIA recuerdan que, en diez años, Nisman no pudo avanzar un milímetro en las pesquisas y que la bomba mediática que había detonado no parecía tener sustento. El propio juez Rodolfo Canicoba Corral, a cargo de la causa, había puesto en duda la "fehaciencia" de su denuncia y la relacionó con disputas en el servicio de inteligencia argentino. Nisman, que había acusado al Gobierno de haber pactado el levantamiento los pedidos de captura de los sospechosos iraníes, fue desautorizado por Interpol. Sostuvo que Argentina buscó intercambiar con Teherán impunidad con petróleo, pero no se registran compras de crudo al régimen persa.
KIRCHNER ROMPE EL SILENCIO
Parte de la oposición ha cargado igualmente contra el Gobierno y observó con beneplácito los cacerolazos. Fernández de Kirchner se vio obligada en ese contexto a dar una larga respuesta llena de preguntas. "¿Quién fue el que ordenó volver al país al Fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas? ¿Quién puede creer que alguien que tenía tan grave denuncia institucional contra la Presidenta, su Canciller, que profesa la fe judía, se fue de vacaciones y de repente las interrumpe y en plena feria judicial, sin avisarle al Juez de la causa, presenta una denuncia de 350 fojas que evidentemente debía tener preparadas con anterioridad? ¿O será que alguien se las dio cuando volvió? Que por una de esas raras casualidades es al día siguiente de la marcha en Francia por los actos terroristas en París”.
La presidenta defendió a su vez su papel como diputada en la comisión parlamentaria que en los años noventa intentó dilucidar el atentado. Por entonces, el juez Juan José Galeano había armado una causa sobre la base de pistas falsas, extorsiones y testimonios comprados. En 2008, un tribunal consideró en juicio oral que los policías imputados eran inocentes y que “políticos inescrupulosos” habían armado una trama de fantasía. Esto derivó en el procesamiento de Galeano, el ex presidente Carlos Menem, y su ex jefe de los espías, Hugo Anzorreguy, entre otros. A Fernández de Kirchner le resulta “curioso y sugestivo” que haya tenido lugar la muerte de Nisman “cuando está a punto de iniciarse el juicio oral y público por encubrimiento” a estas figuras. Según la jefa de Estado "hoy más que nunca, no se debe permitir que una vez más se intente hacer con el juicio de encubrimiento lo que ya se hizo con la causa principal. Porque se descubrirá a los autores del atentado cuando se sepa quiénes los encubrieron”.
ESCUCHAS TELEFÓNICAS
La prensa adversa al Gobierno ha asegurado que Nisman poseía voluminosas desgrabaciones de escuchas telefónicas en las que basó su imputación. La presidenta las desacreditó. "Creo que lo más importante es advertir que se intenta hacer con el juicio de encubrimiento lo que se hizo con el juicio principal 21 años atrás: desviar, mentir, tapar, confundir. Si en aquel juicio 'desaparecían' los cassettes que probarían que la secretaría de Inteligencia estaba al tanto de que se estaba preparando un atentado, ahora 'aparecen' cassettes de personajes públicamente simpatizantes de Irán a los que ni siquiera es necesario intervenir un teléfono para saber lo que hacen o lo que piensan. Basta con encender la radio y escucharlos, o mirar televisión y leer los diarios”.
El juez federal Ariel Lijo se encargará de determinar el fundamento de las denuncias de Nisman. Cuya muerte, según el diario La Nación, “ha conseguido, en lo inmediato, algo mucho más profundo y dañino que conmover al país. Lo ha envuelto en la sospecha”. Para la ensayista Beatriz Sarlo, la muerte del fiscal, “bajo la figura de un suicidio que resulta dudoso para todos los que, alguna vez, vieron un film de espionaje, ha colocado las cosas en un más allá impenetrable”.