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AVANCE DE LA XENOFOBIA EN EUROPA

Faika El Nagashi, portavoz del partido de Los Verdes: "La islamofobia siempre ha existido en Austria pero ahora ha explotado"

La responsable de la formación progresista reconoce que en el país se ha hecho menos esfuerzo de memoria con el nazismo que en Alemania

Faika El Nagashi, portavoz del partido de Los Verdes.-CARLES PLANAS BOU

Publicado por
CARLES PLANAS BOU / VIENA (ENVIADO ESPECIAL)
Soria

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¿Qué pasa en Austria con la ultraderecha?

En Austria es normal e inevitable convivir con la ultraderecha, algo que quizás en otros países de Europa no es así. Los populistas son muy influyentes y carismáticos en este país. En los 90 el Partido por la Libertad (FPÖ) tuvo mucha fuerza bajo el mando de Jörg Haider, que coqueteó con aspectos del nazismo. El líder de ahora, Heinz-Christian Strache, es aún peor.

Parte de la culpa también es de los partidos tradicionales

Totalmente. Los partidos clásicos actúan como dinosaurios, sin identificarse con la ciudadanía ni aportando soluciones a sus problemas. A diferencia de otros países, aquí los socialdemócratas no han tenido un movimiento social fuerte a su lado, así que la gente ha perdido interés en la política.

Y entonces llegó la crisis financiera…

Que también llegó a Austria. A los escándalos de algunos bancos y a los casos de corrupción se debe añadir el incremento de los precios sin un aumento de los salarios. El Gobierno aplicó unas políticas de austeridad que aún reforzaron más ese escepticismo en la élite política y abonaron el discurso del FPÖ.

¿Es entonces cuando la ultraderecha lo vincula a los inmigrantes?

Por un lado sí. El mantra del FPÖ ha sido repetir durante muchos años que la culpa es de los extranjeros, algo que ha ido calando fondo. Pero eso les permite cargar a la vez contra el 'establishment'.

La llegada de los refugiados aún ha ahondado más ese discurso…

Aquí es más complejo. El verano pasado la situación empeoró cuando la ciudadanía vio que en su frontera los refugiados estaban apelotonados en muy malas condiciones. La gente no entendía que ese drama pasara en su país así que hubo una reacción social increíble y muchos fueron con sus coches desde Viena para llevarles comida y ropas. El Gobierno no hizo nada porqué quería mandar la señal de que no cabía más gente en el país.

¿Cómo se entiende entonces que en septiembre abriesen la puerta a más refugiados?

La acción ciudadana y la presión de Angela Merkel les forzó a dar un mensaje conjunto. En ese momento vimos como Hungría empezaba a tomar medidas que rompían las reglas democráticas de la Unión Europea como alzar vallas y tratar mal a los refugiados. El Gobierno de Víktor Orbán se convirtió en el demonio del continente. Austria quiso identificarse como el lado opuesto, favorable a los derechos humanos.

¿Favorece eso al FPÖ?

No, el partido fue ganando poder pero en ese momento la ciudadanía estaba muy implicada en ayudar a los refugiados así que solo tuvo que esperar a que las cosas empezasen a ir mal. Los atentados en París y los ataques sexuales producidos en la Nochevieja en Colonia fueron la excusa perfecta pera relanzar su mensaje gracias a los medios y vincularlos al terrorismo.

Y cuando la ultraderecha se hace más poderosa los otros partidos giran a la derecha para intentar perder menos votos…

Exacto. El problema es que los partidos del Gobierno solo piensan en como seguir en el poder de cara a las elecciones del 2018. Los partidos de la Gran Coalición (socialdemócratas y conservadores) han mimetizado los gestos de los populistas hasta el punto de ver como los socialdemócratas cambian absolutamente su posición migratoria ylevantan vallas en su frontera con Italia o como el Partido Popular (ÖVP) distribuye esprays de pimienta contra refugiados en el día de la mujer. En medio año, el Gobierno ha pasado de pensar en los derechos humanos a ser el arquitecto de lo que sucede en Idomeni. Es increíble.

¿Todos esos factores han disparado la xenofobia?

Siempre ha habido xenofobia e islamofobia en Austria pero ahora ha explotado gracias a la pensada estrategia del FPÖ. Yo llegué en los años 90 y la situación con los extranjeros ya era muy tensa. El racismo está muy arraigado a la sociedad austríaca.

Parece que no ha curado las heridas del nazismo como ha hecho Alemania…

No, no se ha hecho tanto esfuerzo de memoria. Aquí siempre ha existido el mito de que Austria fue la primera víctima de la Alemania nazi pero aceptaron la anexión con los brazos abiertos.

¿Cual es la clave para responder a la llegada de refugiados?

Es muy importante abrirles el mercado laboral. Si no trabajan dependen más del sistema social por falta de dinero, pierden la motivación y también dificulta su integración. Invertir en los refugiados es la manera de invertir en el futuro del país.

En el 2000 la Unión Europea impidió que la ultraderecha llegase al poder…

Ya, pero ahora no va a actuar. El populismo xenófobo se expande por toda Europa y parece no importarles.