TERRORISTAS ANTE EL TRIBUNAL
Francia juzga a la red yihadista de la que salió uno de los kamikaces del Bataclan
"¿Si, quería hacer la yihad. ¿Dónde está el problema?"
Eran diez jóvenes alsacianos de Estrasburgo. Una pandilla de veinteañeros de barrio que solía reunirse en un bar de Khel, del lado alemán de la frontera, para charlar del conflicto sirio mientras fumaban shisha. Días antes de las navidades del 2013 se evaporaron discretamente sin decir una palabra a familiares y amigos.
Para no levantar sospechas, viajaron en cuatro vuelos distintos a Antioquía (Turquía) entre el 13 y el 16 de diciembre y, desde allí, a la región siria de Alepo, donde recibieron entrenamiento militar en el Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), germen del autoproclamado Estado Islámico.
Dos de ellos, los hermanos Mourad y Yassine Boudjellal, murieron en un control quince días después de llegar a Siria y el resto del grupo, atrapado en medio de la lucha fratricida entre las dos facciones que pugnaban entonces por la hegemonía en la zona (EIIL y Al Nusra) decidieron volver a Francia, donde fueron detenidos el 13 de mayo del 2014. Todos menos uno: Foued Mohamed-Aggad, que lo haría más tarde convertido en uno de los tres kamikaces que provocaron la matanza del Bataclan.
EL PAPEL DEL RECLUTADOR
Los siete supervivientes del grupo serán juzgados a partir de este lunes en el Tribunal correccional de París por pertenencia a una célula yihadista y, aunque en el banquillo de los acusados no se sentará ningún terrorista, la sombra de los atentados del 13 de noviembre planeará inevitablemente sobre el proceso, que se prolongará hasta el próximo 7 de junio. “Este proceso no es el del Bataclan. Los detenidos no han causado víctimas”, han recordado los abogados de la defensa.
En la deriva radical de la banda estrasburguesa –en su mayoría chavales sin antecedentes policiales- juega un papel clave Mourad Fares, uno de los principales reclutadores de yihadistas franceses, hoy encarcelado, con el que habían entrado en contacto a través de Facebook. “Todos los yihadistas que salen en los periódicos han pasado por mí”, llegó a decir este francomarroquí de unos treinta años.
Con él se reunieron tres veces antes de viajar a Siria y gracias a él accedieron a vídeos que los investigadores sitúan en el origen de la primera oleada de franceses dispuestos a hacer la yihad, en un momento en el que las imágenes de propaganda del Estado Islámico no eran directamente accesibles en Internet.
VIAJE HUMANITARIO
Tras su detención, los miembros de la célula declararon que Fares les había mentido y abusado de su credibilidad, porque su intención era ir a Siria por razones humanitarias. “Sacó el lado emocional de la cosa. Nos enseñó vídeos de mujeres sirias violadas y niños asesinados por soldados de Bachar”.
Sin embargo, aunque Fares reconoció haberles ayudado en su periplo, negó las acusaciones de manipulación. La versión de los hechos que él mismo ofreció cuando se presentó ante el juez, en agosto del 2014, encaja con las conversaciones telefónicas entre los componentes de la banda interceptadas por la policía , según ‘Le Monde’.
“Sí, quería hacer la yihad. Ya está. ¿Dónde está el problema? Quería luchar. No me fui para hacer labores humanitarias”, le dijo a su madre Karim Mohamed-Aggad, hermano mayor del terrorista de la sala Bataclan y uno de los acusados.
DAESHLEAKS
La apertura del juicio a los siete miembros del grupo estrasburgués, que se enfrentan a diez años de cárcel, está precedida de un debate sobre la pertinencia de presentar como pruebas las filtraciones de los ficheros atribuidos al EIIL cuya autenticidad no está confirmada.
En ellos hay datos sobre 54.000 yihadistas de medio centenar de nacionalidades, de los cuales 143 son franceses. El nombre de los acusados figura en esos papeles y algunos abogados defensores han exigido que se posponga el juicio.
“Para juzgar a estos hombres es importante no olvidar que se fueron en el 2013, en un contexto que no tiene nada que ver con el de hoy. Volvieron a Francia sin intención de hacer daño a nuestro país”, ha señalado Martin Pradel, uno de los letrados de la defensa.