La media naranja del comandante
El presidente Raúl Castro ha apuntalado desde la sombra la andadura política de su hermano Fidel
Reservado, paciente, meticuloso y discreto, Raúl nunca dejó de apoyar desde la sombra a su hermano mayor, Fidel. Como condenado a un eterno segundo plano, que pareció aceptar sin resquemor alguno, es menor y poco o nada tiene de la exhuberancia, la creatividad y el don de palabra del comandante fallecido. Como si las características físicas también hubieran querido dejar claras estas diferencias, es más corto de estatura y su fino bigote nada tiene que ver con la frondosa barba del líder de la Revolución cubana.
Pero sin hacer ruido, Raúl Castro, de 85 años, viudo y padre de cuatro hijos, ha sido la media naranja de su hermano y ha apuntalado con firmeza, entre bastidores, su apasionante andadura política. Juntos desde la cuna -Raul nació en 1931, cinco años después que Fidel, en la provincia cubana de Holguin, hijo de Ángel Castro y Lina Ruz-, siguieron juntos en la persecución del sueño revolucionario. Juntos protagonizaron el fallido asalto al cuartel de Montcada en 1953, primera arremetida contra el dictador Fulgencio Batista, juntos fueron a la cárcel y juntos consiguieron, finalmente, su sueño cuando en 1956 zarparon desde las costas mexicanas a bordo del 'Granma'. Por debajo del carisma desbordante de su hermano, Raúl se encargaba de una organización milimétrica y de tejer la telaraña de fieles al régimen.
Los expertos aseguran que, por aquel tiempo, Raúl representaba una línea más dura del socialismo que su hermano, en una órbita más nacionalista. Por mediación de su hermano conoció Fidel al Che Guevara.
Al frente del Ministerio de Defensa durante el largo mandato de Fidel, Raúl llevó las riendas de las Fuerzas Armadas, liderando incursiones en el corazón de África, desde Etiopía a Angola en la década de los 70 y 80. Y salió de detrás del escenario en el 2006, cuando el presidente renunció por motivos de salud. Durante 18 meses fue concebida como una sustitución temporal hasta que, en el 2008, Raúl Castro fue elegido oficialmente presidente de Cuba, copando también posiciones claves al frente del Partido Comunista y las Fuerzas Armadas.
CAMBIOS SIGNIFICATIVOS
Sin prisa pero sin pausa, y siempre bajo la mirada escrutadora de Fidel, el nuevo presidente inició cambios, pequeños pero significativos. Los que esperaban su pragmatismo como agua de mayo, se han visto algo decepcionados porque esperaban una renovación más rápida y profunda.
Empiezan a llegar los teléfonos móviles y los ordenadores a la isla y se producen las primeras cesiones de tierra pública que no se utilizaba a campesinos privados y cooperativas para aumentar la producción de productos de alimentación. También aumentan los sueldos. Hasta que en marzo del 2016, Obama rubrica con una visita a La Habana el inicio del deshielo con EEUU, que se traduce en menos restricciones para los viajes y el envío de remesas.
A Raúl se le atribuye, a principios del 2010, el inicio de una remodelación del modelo socialista que se mira en el espejo chino para abrirse a las transacciones comerciales privadas.
Sin su fraternal media naranja, muchos dudan que Fidel hubiera podido mantener encendida durante más de medio siglo la llama de la Revolución cubana.