LA INJERENCIA RUSA
El doble juego de Rusia en la crisis de Cataluña
Los medios estatales rusos azuzan al independentismo catalán mientras el Kremlin se alinea públicamente con la unidad de España
"¿Por qué la OTAN no bombardea Madrid durante 78 días?"
Esta cita entrecomillada, por desconcertante que parezca, forma parte del titular de una noticia difundida en la página web de RT, la cadena televisiva rusa que impulsó la campaña del 'no' durante el referéndum sobre la pertenencia de Gran Bretaña en la Unión Europea durante el pasado año, y que difundió noticias falsas que, durante las elecciones presidenciales estadounidenses, favorecieron la campaña de Donald Trump a la Casa Blanca.
En esta ocasión, este medio de comunicación, financiado exclusivamente a partir del erario público ruso, daba voz a un exdiplomático británico, William Mallinson, quien establecía paralelismos entre el caso catalán y la guerra de Kosovo, el enclave de mayoría albanesa sometido por Serbia que motivó una campaña de ataques aéreos contra Belgrado durante varias semanas hasta que Belgrado accedió a retirarse del territorio. El titular era, en realidad, un extracto de dicha entrevista.
Como anillo al dedo
Y es que las declaraciones de Mallinson encajaban como anillo en el dedo en la narrativa que Rusia viene defendiendo en los foros internacionales desde que arrancaron las tensiones con Occidente, y con la UE en particular, a raíz de la guerra de Ucrania. La crisis catalana -vino a decir el interlocutor- "está provocada" por "el enorme tamaño de la Unión Europea y por la globalización", lo que provoca una "lenta destrucción del propio Estado-nación" y que "las partes más pequeñas se irriten". Es decir, toda una profesión de fe euroescéptica y contraria al fenómeno de la globalización desde un medio de comunicación cuyo patrocinador -el Kremlin- ve en los Veintiocho una amenaza existencial para la continuidad del régimen de Putin.
Esta comparación entre el enclave balcánico y Catalunya apareció el pasado jueves por vez primera en el discurso oficial del Kremlin, que hasta el momento se limitaba a repetir el mantra del apoyo a la integridad territorial de España y a la gestión del tema como un "asunto interno" español. Desde Sochi, y durante una intervención en el foro Valdai, que agrupa a pensadores y líderes de opinión internacionales afines a Moscú, el presidente ruso, Vladímir Putin, acusó a Occidente de "doble rasero" a la hora de afrontar conflictos que enfrentan a un Estado con una minoría nacional.
"Resulta que para algunos de nuestros colegas hay luchadores buenos por la libertad y hay separatistas que no pueden ni defender sus intereses con la ayuda de mecanismos democráticos", dijo, en clara alusión a la independencia unilateral de Kosovo. Reiterando de nuevo que la crisis catalana era un asunto interno -una forma de no tirar piedras sobre su propio tejado, ya que la Federación Rusa acoge a un buen número de minorías étnicas y religiosas- el líder del Kremlin pronunció quizás unas palabras que a buen seguro escocerán en Madrid, cuando deseó que no se produjeran "nuevos presos políticos", probablemente en referencia a Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.
En las redes sociales
Palabras presidenciales al margen, lo que muchos expertos y medios de comunicación no ponen en duda es el empujón que recibe la causa del secesionismo catalán desde el aparato propagandístico del Kremlin en las redes sociales, aunque su alcance esté aún por determinar. El ministro de Asuntos Exteriores de Letonia, Edgar Rinkevich, -un país vecino de Rusia y acostumbrado a afrontar episodios recurrentes de guerra híbrida en el ciberespacio lanzados desde el otro lado de la frontera- comparó el conflicto catalán con un "caramelo" caído en el suelo a disposición de Rusia para fomentar la discordia en el seno de los Veintiocho.
Desde las páginas del rotativo 'The Washington Times', Molly McKnew, experta en temas de propaganda y guerra informativa,dió total credibilidad a la tesis lanzada por algunos medios de comunicación de injerencia rusa en el conflicto catalán desde el ciberespacio. "Moscú parece que está empleando un método que ha venido perfeccionando a lo largo de los últimos años", dijo. "Es su tesis recurrente: las minorías están en desventaja, Occidente no tiene nada que ofrecer, y la democracia no funciona".