Heraldo-Diario de Soria

VIAJE A CHILE

El Papa rinde homenaje a las víctimas de la dictadura de Pinochet

Francisco pide el reconocimiento de los mapuches pero condena el uso de la violencia

El papa Francisco saluda a unos mapuches en la misa en la base aérea de Temuco, en Chile, este miércoles 17 de enero.-AP / ALESSANDRA TARANTINO

El papa Francisco saluda a unos mapuches en la misa en la base aérea de Temuco, en Chile, este miércoles 17 de enero.-AP / ALESSANDRA TARANTINO

Publicado por
ABEL GILBERT
Soria

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"Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias", ha afirmado el papa Francisco ante las 200.000 personas que escuchaban su misa en la sureña ciudad chilena de Temuco. Las atrocidades de la dictadura pinochetista y el conflicto entre el Estado chileno y las ancestrales comunidades mapuches quedaron unidas en esa frase.

El aeródromo de Maquehue, construido en tierras reclamadas como propias por los mapuches y utilizado como centro de detención y tortura por los militares que derrocaron a Salvador Allende, era el escenario de la celebración religiosa. Ahí, Francisco pidió un minuto de silencio por tanto "dolor y tanta injusticia". La decisión de celebrar en ese predio la misa había provocado resquemor en los organismos defensores de los derechos humanos. En el interior de la base aérea fueron ejecutados el médico cirujano Hernán Henríquez Aravena y el dirigente sindical Alejandro Flores.

La visita de Jorge Bergoglio a Chile está marcada por situaciones complejas y polémicas. Después de manifestar "el dolor y la vergüenza" por los abusos sexuales que cometieron integrantes de la Iglesia contra menores y reunirse en privado con algunas de las víctimas, Francisco aterrizó en Temuco, a 680 kilómetros al sur de Santiago y corazón de la Araucanía, la zona más pobre del país. "Mari, mari" (buenos días), dijo en mapuche al comenzar su homilía, centrada especialmente en ese pueblo indígena y en la situación de La Araucanía. "Si miramos con ojos de turista nos dejará extasiados, pero luego seguiremos nuestro rumbo sin más, pero si nos acercamos a su suelo lo escucharemos cantar ‘Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar'", dijo, con una clara referencia a la canción de Violeta Parra, una artista emblemática de Chile y en especial de las izquierdas.

Sentimientos encontrados

Temuco recibió a Francisco con sentimientos encontrados. La reclamación de la devolución de territorios está a flor de piel. Horas antes de que se celebre la "Misa por el Progreso de los Pueblos" se quemaron varias capillas y hubo también enfrentamientos entre manifestantes y carabineros (policía militarizada). Cuando Bergoglio aterrizó provinente de la capital, todavía se sentía el olor a neumáticos quemados. Frente a los feligreses, el Pontífice aseguró que "la riqueza de una tierra nace de que cada parte se anime a compartir su sabiduría con los demás", se pronunció contra "la uniformidad asfixiante" y la idea de una cultura superior y una separación "que no reconozca a los demás".

En el marco de una ceremonia que incluyó cantos en mapudungún, la lengua ancestral, el Papa insistió en que "la unidad es una diversidad reconciliada" y se necesita "de la riqueza que cada pueblo tiene para aportar". Llamó en ese sentido a los chilenos a ser "artesanos que sepan armonizar las diferencias" y condenó el uso de la violencia para dirimir los problemas. "Se cobra vidas humanas y esto despierta mayor violencia y división. La violencia termina convirtiendo en mentirosa la causa más justa…no nos cansemos de buscar el diálogo".

"Sabiduría ancestral"

Francisco llamó por último a aprender de "la sabiduría ancestral del pueblo mapuche" y no cansarse de "buscar el diálogo para la unidad". El Papa cerró su misa con un saludo en mapudungún: "Küme tünngün ta niemün" (La paz esté con ustedes).  Francisca Linconao, una conocida machi (religiosa, consejera, médica y protectora del pueblo mapuche) intentó acercarse al Papa pero el fuerte cordón de seguridad no se lo permitió.

Linconao le redactó una carta en la que acusa al Estado chileno de vincularla a la muerte de dos personas en un incendio, "ante lo cual he sostenido siempre mi inocencia, pues en mi rol de machi respeto profundamente la vida". La mujer pidió al Papa que intervenga para que las autoridades revisen su situación porque "los fiscales de este país intentan condenarme a 40 años de cárcel sin tener pruebas". La carta concluye con palabras duras para las autoridades políticas: "sólo a los Mapuche se nos aplica la ley antiterrorista, no se nos respeta la presunción de inocencia, la prisión preventiva es extremadamente larga y sin justificación".

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