VIAJE A PERÚ
El Papa defiende a los pueblos amazónicos de la minería ilegal
La sobreexplotación y la desforestación están creando para el Pontífice un panorama devastador
“La Amazonía, además de ser una reserva de la biodiversidad, es también una reserva cultural que debe preservarse ante los nuevos colonialismos”, aseguró el papa Francisco en su segundo día de visita a Perú. Desde Puerto Maldonado, unos 1.500 kilómetros al oeste de Lima, pidió estar atentos a los peligros que vienen “disfrazados de progreso”. El Pontífice se reunió con representantes de pueblos amazónicos como los harakbut, esse-ejas, matsiguenkas, yines, shipibos y asháninkas, entre otros, así como miembros de las comunidades ancestrales andinas, y los llamó a “reafirmar una opción sincera por la defensa de la vida, de la tierra y las culturas”.
El argentino Jorge Bergoglio consideró que “probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan estado tan amenazados en sus territorios como lo están ahora” por el “neoextractivismo” de recursos como el petróleo, el gas, la madera y el oro. En Puerto Maldonado viven unas 100.000 personas. Es el último punto urbano de Perú antes de adentrarse en la espesa selva, muy cerca de las fronteras con Brasil y Bolivia. La minería ilegal genera utilidades por 1.000 millones de dólares anuales. El uso del mercurio para amalgamar el oro contamina los ríos y mata a los peces. La magnitud de la deforestación de la Amazonía peruana llegó a su vez a cifras récord en el 2017: fueron devastadas 20.000 hectáreas, equivalentes a 28.500 campos de fútbol.
Cosmovisiones y sabidurías
Para el papa Francisco, los pueblos originarios son un recordatorio de que “no somos los poseedores absolutos de la creación” y “urge asumir el aporte esencial que le brindan a la sociedad”. Para esto, pidió no ver sus culturas como “una idealización de un estado natural ni tampoco una especie de museo”. Esas cosmovisiones y sabidurías tienen “mucho que enseñarnos a quienes no pertenecemos a su cultura”.
Francisco hizo además referencia a otro de los flagelos que azotan a esa región: la trata de personas, la mano de obra esclava y el abuso sexual. “La violencia contra los adolescentes y contra las mujeres es un clamor que llega al cielo”. Solicitó que el Estado defienda a los llamados Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV), a los que llamó “los más vulnerables entre los más vulnerables”. Su presencia, añadió, “nos recuerda que no podemos disponer de los bienes comunes al ritmo de la avidez del consumo”. También alertó que se están promoviendo “políticas de reproducción esterilizantes” de mujeres por parte de organismos internacionales.