REVOLUCIÓN INCRUENTA EN EL CÁUCASO SUR
Los armenios derriban en semanas al régimen que les ha gobernado durante un decenio
El cabecilla opositor Pashinyán se garantiza el puesto de primer ministro para intentar acometer un plan de reformas económicas y políticas
Contra los pronósticos más agoreros, que preveían enfrentamientos en las calles y disturbios entre opositores y fuerzas del orden durante meses, los armenios han logrado, en cuestión de semanas, neutralizar las aspiraciones del expresidente Serge Sargsyán de sucederse a sí mismo como primer ministro con poderes constitucionalmente reforzados. Y no solo eso. También obligar a las fuerzas gobernantes que respaldaban al exjefe del Estado a nombrar como primer ministro a Nicol Pashinyán, cabecilla y organizador de las manifestaciones antigubernamentales.
El Partido Republicano, la hasta ahora formacion gubernamental, se acaba de comprometer a apoyar en la Asamblea Nacional Armenia (parlamento unicameral) el nombramiento de Pashinyán como jefe del Gobierno en la votación del próximo 8 de mayo, después de que movimientos callejeros de protesta y jornadas de huelgas y desobediencia les obligaran a ceder ante las demandas opositoras. Una vez investido, la tarea más importante del nuevo cabeza del Ejecutivo será la organización de elecciones legislativas que le concedan una cómoda mayoría en la cámara con la que inicar un ambicioso programa de reformas para, según sus intenciones declaradas, superar el modelo oligárquico y corrupto que impera en el país del Cáucaso sur desde la independencia.
"No vamos a ver medidas radicales contra la corrupción emprendidas por Pashinyán hasta después de las elecciones", valora telefónicamente el periodista Vage Avanesyán, reportero del canal de televisión 'Shoyat'. "El cabecilla opositor tiene mucho apoyo en la calle, pero carece de respaldo en el Parlamento", constata desde Yereván también vía telefónica el politólogo Aleksándr Isikandaryán.
Legislativo hostil
Salvo sorpresas de última hora, Pashinyán será primer ministro en unos días, pero con una cámara legislativa en el que el Partido Republicano, la formación del fracasado primer ministro Sargsyán, dispone aún de 58 de los 105 escaños, es decir, mayoría absoluta. Para contar con un órgano dispuesto a emprender ese programa de reformas que ha aunado a una parte importante de la ciudadanía, Pashinyán convocará elecciones en otoño, concretamente en octubre, según se especula en círculos políticos en Yerevan, la capital del país.
Las grandes asignaturas pendientes son acometer la reforma de la justicia -"el éxito de las manifestaciones opositoras radica en que una gran parte del país piensa que no hay justicia", valora Avanesyán, y la lucha contra la corrupción. "La corrupción en Armenia es sistémica, se trata de una lucha a largo plazo", advierte Isikandaryán. Por otra parte, el objetivo de mejorar la economía se antoja como una tarea especialmente ardua y complicada habida cuenta de la situación geopolítica del país. La única salida de que dispone Armenia, que carece de costa, es Georgia y la pequeña demarcación con Irán, ya que el Gobierno turco cerró la frontera común en 1993 como represalia por la guerra en el enclave de Nagorno-Karabaj, de mayoría armenia pero oficialmente territorio integrante de Azerbaiyán.
Armenia constituye el principal aliado de Rusia en la zona del Cáucaso sur, y mantiene dos bases militares en territorio de la república caucásica: la 102 Base Militar Rusa, en la localidad de Gyumri, antigua Leninakán, devastada por un terremoto en 1988 y muy cerca de la frontera con Turquía, y la 3624 Base Aérea en el aeropuerto de Erebuni, no lejos de la capital. Además, en 1997, Yereván y Moscú firmaron un acuerdo de amistad que contempla la asistencia mutua en caso de amenaza exterior e incluso permite a tropas rusas patrullar las fronteras comunes con Turquía e Irán.
Genocidio armenio
El país está rodeado de enemigos: al este Azerbaiyán, al que arrebató el enclave de Nagorno Karabaj tras una sangrienta guerra a finales de los 80 y principios de los 90, y Turquía, acusado de impulsar el genocidio de los armenios durante la primera guerra mundial y unido por vínculos culturales a Azerbaiyán. Dada esta amenaza existencial, ningún comentarista apuesta por una modificación radical del status quo con el Kremlin. "Las relaciones con Rusia no cambiarán", sostiene, tajante, el politólogo Isikandaryán. "En esencia, los vínculos ruso-armenios seguirán igual, aunque habrá más pragmatismo", valora el periodista Avanesyán.
Según su opinión, el nuevo primer ministro será "más asertivo" con Rusia para que se comporte como "un verdadero aliado". "Es nuestro amigo, pero vende armas a Azerbaiyán; es muy probable que Pashinyán intente presionar a Moscú y modificar este comportamiento", adelanta Avanesyán.