NUEVAS FILTRACIONES
La policía turca encuentra restos de ácido en la casa del cónsul saudí
El cuerpo de Jamal Khashoggi fue completamente deshecho después de ser troceado, según la investigación turca
Los saudís que asesinaron al periodista Jamal Khashoggi el en Estambul, después de trocear su cadáver, lo descompusieron con varios ácidos y productos químicos. Así lo ha revelado a la televisión catarí 'Al Jazeera' este jueves una fuente anónima de la investigación turca, que asegura que la policía ha hallado restos de estas sustancias en un pozo de agua situado en el jardín interior de la casa del cónsul saudí en la ciudad turca.
Hace dos semanas, la policía tuvo acceso al pozo después de que, durante semanas, les fuese negado. Varios rumores esparcidos también por fuentes anónimas apuntaban que allí era probable que se encontrase el cuerpo desmembrado de Khashoggi.
Del pozo, entonces, cuando se les permitió el acceso, la policía turca recogió agua para luego analizarla: en ella, según la filtración de este jueves, fueron encontrados restos de ácido fluorhídrico, una solución química altamente corrosiva y que es capaz de disolver tejidos corporales de una persona.
Jamal Khashoggi, antiguo colaborador del periódico estadounidense The Washington Post, entró en el consulado de su país en Estambul el pasado 2 de octubre para recibir una documentación con la que casarse con su prometida. Allí, el periodista fue recibido por un grupo de 15 saudíes, el conocido por la prensa turca como el comando asesino.
Según las investigaciones, este grupo formado por varios altos cargos saudís y un médico forense, lo asesinó nada más entrar en el recinto. Después, trocearon el cadáver con un serrucho de cortar huesos. La razón por la que lo hicieron fue para disolver sus restos más fácilmente, ha dicho el asesor del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Yasin Aktay, que también era amigo personal de Khashoggi.
Equipo de limpieza
De hecho, según otras filtraciones a la prensa turca toda la información del caso Khashoggi ha llegado siempre de la misma forma: con filtraciones anónimas constantes dos semanas después del asesinato del periodista, Riad envió otro equipo a Estambul. Éste estaba formado de varios químicos de profesión y expertos en toxicología.
Mientras el mundo se indignaba con los rumores constantes sobre lo que, se especulaba, le había ocurrido a Khashoggi, alguien en Arabia Saudí intentaba borrar sus huellas. Pero, en Riad, todos niegan haber estado involucrado en lo sucedido.
El príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salmán, y varios de sus ministros han dicho que el grupo de 15 hombres que mataron a Khashoggi el 2 de octubre lo hicieron por su cuenta y sin ninguna orden.
La investigación turca y hasta la CIA, la agencia de inteligencia de los EEUU lo dudan. Consideran, han dicho algunos de sus oficiales en filtraciones anónimas, que es imposible que nadie, en Arabia Saudí, actúe sin el consentimiento de sus superiores.
Y menos asesinar a un hombre tan conocido y con un perfil tan público como Jamal Khashoggi, que, años atrás, antes de exiliarse en los Estados Unidos, había incluso trabajado para el gobierno saudí.