GUERRA INTERNA
La crisis del lobi de las armas en EEUU se agudiza con la salida de su presidente
La guerra por el liderazgo de la Asociación Nacional del Rifle se cobra la cabeza de Oliver North
Nunca en la historia reciente la Asociación Nacional de Rifle (ANR) había tenido tanto apoyo político en la Casa Blanca. Los 30 millones de dólares que se gastó en impulsar la candidatura de Donald Trump en 2016 se han visto recompensados con un presidente que ha hecho suyas las posturas del lobi de las armas y no ha fallado a ninguna de las conferencias que la organización celebra cada año. Esa alianza privilegiada no le ha bastado, sin embargo, para capear la miríada de problemas internos y externos que se ciernen sobre la organización. Sus donaciones han caído significativamente; la fiscalía de Nueva York acaba de abrir una investigación para examinar sus finanzas; proliferan los rumores de corrupción; y ha estallado la guerra por su liderazgo interno.
El cisma se ha escenificado de puertas afuera durante la reunión anual celebrada este fin de semana en Indianápolis. El sábado se anunció que su presidente, Oliver North, no optará a la reelección para renovar el cargo que expira este lunes. Quiero que sepan que esperaba estar hoy con ustedes como presidente de la ANR para pedirles su apoyo a mi reelección. Se me ha informado de que no sucederá, dijo North a través de una carta leída por el vicepresidente de la organización, en la que dejaba claro que se trata de una renuncia forzada. La noticia fue recibida con una suerte de silencio aprobatorio por los cientos de asistentes a la conferencia de una organización que cuenta con unos cinco millones de afiliados.
La salida del ex marine y héroe conservador, quien fuera condenado y más tarde indultado por su rol central en el escándalo Irán-Contra, es producto de la disputa que mantenía con el consejero delegado de la ANR, Wayne LaPierre. Hace unos días, LaPierre le acusó de presionarle para que dimitiera con amenazas de extorsión, después de que North pidiera que se investigara su gestión financiera al frente de la organización.
DEMANDAS Y CONSPIRACIONES
El detonante es la demanda por presunta corrupción presentada por la Asociación Nacional de Rifle contra Ackerman McQueen, la firma de relaciones públicas que durante décadas ha moldeado su mensaje y que gestiona su combativo canal de televisión de la ANR, extremadamente político y conspiratorio. LaPierre advirtió al liderazgo de su organización que la compañía, a instancias de North, pretendía humillarle presentando un devastador informe sobre las finanzas de la organización y acusándole de haberse gastado cientos de miles de dólares en vestuario.
Por el momento, LaPierre ha prevalecido. Así ha sido desde los años noventa, cuando asumió el mando ejecutivo de la organización. Pero sus problemas se acumulan. La ANR está también siendo investigada por sus posibles lazos con la trama rusa para interferir en las elecciones estadounidenses y, entre tanto, está viendo como las organizaciones rivales que propugnan el control de armas le superan en donaciones. Vaticinar su muerte es, en cualquier caso, prematuro porque la ANR ha sobrevivido a numerosas crisis en sus más de 100 años de historia.