Heraldo-Diario de Soria

VÍDEO INTIMIDATORIO

El Ejército chino avisa a Hong Kong de que está preparado para actuar

Los militares difunden un vídeo propagandístico con tanques para amedrantar a los manifestantes

Imagen del vídeo del Ejército Popular de China en la que un agente avisa a los hongkoneses de las consecuencias de lo que ocurra.-EJÉRCITO POPULAR DE CHINA (AFP)

Imagen del vídeo del Ejército Popular de China en la que un agente avisa a los hongkoneses de las consecuencias de lo que ocurra.-EJÉRCITO POPULAR DE CHINA (AFP)

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ADRIÁN FONCILLAS
Soria

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Los tanques están grapados a la memoria colectiva hongkonesa. Han pasado 30 años desde que entraran en la plaza de Tiananmen, a miles de kilómetros al norte, pero el recuerdo sigue fresco. Miles de hongkoneses se juntan cada 4 de junio en el Parque de la Victoria para honrar en solemne silencio y velas encendidas a los estudiantes caídos. Esos tanques metaforizan, para los sectores más críticos con Pekín, la amenaza del interior.

Chen Daoxiang, el jefe cuartel del Ejército Popular de China (EPL), se ha manifestado por primera vez después de ocho semanas de protestas. Ha aclarado que están preparados para proteger la soberanía nacional y ha mostrado tanques en un vídeo propagandístico. Apenas aparecen un par de segundos y en un contexto bélico pero el mensaje ha llegado claro.

El vídeo muestra a los militares chinos en varios cometidos. Un agente grita en cantonés, la lengua hongkonesa, que los manifestantes asumirán "las consecuencias de lo que ocurra". Otro levanta una pancarta advirtiendo de que utilizarán la fuerza si no deponen su actitud violenta. Los antidisturbios aparecen con material más recio y más mala uva de la que han exhibido sus colegas hongkoneses durante estos dos meses. El Ejército también muestra sus recursos para escenarios bélicos más serios: misiles teledirigidos, francotiradores y los célebres tanques. Y acaba con ciudadanos hongkoneses mostrando orgullo y agradecimiento por sus militares. Vídeos así son rutinarios en la China continental, pero no en la hipersensibilizada Hong Kong.

IMPERIO DE LA LEY

"Apoyamos con determinación las acciones para mantener el imperio de la ley en Hong Kong y estamos dispuestos a proteger la soberanía nacional, la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong", ha afirmado Chen durante la celebración del 92 aniversario de la creación del Ejército chino. "Los incidentes han amenazado seriamente la vida y la seguridad de los ciudadanos hongkoneses y violado los preceptos básicos de la fórmula un país, dos sistemas", ha añadido.

Los militares desfilaron por Hong Kong cuando la excolonia regresó a manos chinas en 1997. Entraron en su nueva sede de Admiralty, en el centro de la isla, y sus uniformes verdes no se han vuelto a ver en las calles. La discreción es preceptiva en una capital financiera que atrae inversiones de todo el mundo y necesita mostrar su singularidad frente a la dictadura del interior.

El agravamiento de la situación y la evidente incapacidad de la policía hongkonesa para devolver el sosiego ha estimulado el debate de si deberían dejar atrás su presencia invisible. Desde las filas propequinesas se ha recordado que la ley ampara su intervención cuando el Gobierno local la solicite para "mantener el orden social". El diario 'Global Times', el medio de propaganda más ultramontano e inflamado, ha recordado que las tropas deberían desplegarse si la ciudad se convierte en un bastión estadounidense y antichino, si ocurre un desastre natural o si radicales armados intentan tomar sus centros neurálgicos. Una interpretación elástica encajaría en el último supuesto.

ESCENARIO IMPROBABLE

Ningún experto serio contempla ese escenario. La presencia de las tropas chinas levantaría incluso a los sectores más moderados de la excolonia y no es difícil imaginar unas revueltas sociales de magnitud desconocida. Al Gobierno chino se le puede acusar de muchas cosas pero no de idiota. Hasta ahora ha mostrado una contención mayúscula, limitando sus declaraciones al mínimo y delegando la gestión de la crisis a los órganos de la isla.

La mesura de Hong Kong y Pekín durante estas semanas sugiere su indisimulable intención de que el paso del tiempo agote el brío de los jóvenes. La revuelta de los paraguas del 2014 avala esa tesis. Pero ese escenario también es improbable. Mañana viernes hay programada una protesta de funcionarios, los jóvenes tendrán que elegir el fin de semana entre más de media docena en todo el territorio y para el lunes se espera la primera huelga general en más de medio siglo. Las autoridades hongkonesas subrayan ahora un mensaje desincentivador: zurrarse rutinariamente con la policía no sale gratis. Se ha acabado el goteo de detenciones en manifestaciones violentas. La policía arrestó a una cincuentena de activistas el pasado domingo y este miércoles fueron acusados de disturbios. El delito acarrea penas de prisión de 10 años. Los que se enfrenten este fin de semana a la policía ya saben que su horizonte puede ser tenebroso.

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