Artículo de opinión de Andrew Hastie
Un diputado australiano compara a China con la Alemania nazi
Las relaciones entre Pekín y Canberra atraviesan momentos de tensión
El diputado australiano Andrew Hastie comparó, en un artículo de opinión publicado hoy, a China con la Alemania nazi, lo que motivó la condena de Pekín en un contexto de tensiones entre el país asiático y la nación oceánica.
En el texto, divulgado en los medios del conglomerado Fairfax, Hastie, representante del gubernamental Partido Liberal, señaló que "Occidente creyó que la liberalización económica conduciría naturalmente a la democratización de China" de la misma manera que "los franceses creían que su serie de fortalezas de acero y hormigón los protegerían del avance alemán en 1940".
El legislador, que preside un comité parlamentario de Seguridad e Inteligencia, insta a equilibrar los intereses de seguridad con Estados Unidos, aliado histórico de Australia, y los intereses comerciales con China, con el que Camberra mantiene una relación tensa por las sospechas de interferencia en su política doméstica, entre otros motivos.
"Peor aún, ignoramos el papel que desempeña la ideología en las acciones de China en toda la región del Indo-Pacífico. Seguimos utilizando nuestras propias categorías para entender sus acciones, como sus motivaciones para construir puertos y carreteras, en lugar de las utilizadas por el Partido Comunista Chino", añade el político
En respuesta al artículo de opinión, la Embajada de China en Australia calificó en un comunicado los comentarios de "deplorables" y señaló que la retórica de la "amenaza China" va contra "la tendencia pacífica del mundo, cooperación y el desarrollo".
La delegación diplomática considera que el texto "pone en evidencia la mentalidad de la Guerra Fría e ideología tendenciosa" de Hastie, cuyas palabras van "en detrimento de las relaciones entre China y Australia".
Las relaciones entre Pekín y Canberra atraviesan momentos de tensión, en parte por la supuesta injerencia del gigante asiático en sus asuntos domésticos australianos y que supuso la aprobación en Australia de polémicas leyes de seguridad luego de que sus agencias de inteligencia apuntasen a casos de espionaje por parte de Pekín.