MAGREB
Un jurista y un magnate en prisión se disputan la presidencia en Túnez
Los sondeos les señalan como favoritos para la segunda ronda electoral, cuyos resultados oficiales se sabrán este martes. Said es partidario de la pena de muerte y de criminalizar a los gais, y Karaoui está acusado de "blanqueo de dinero y fraude"
El jurista populista, Kaïes Said y el Berlusconi de Túnez, Nabil Karaoui, han ganado la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Túnez, según los primeros sondeos de opinión y las estimaciones de partidos políticos. Los dos representan figuras políticas beligerantes; Said, de 61 años, durante su campaña electoral, ha mantenido posiciones extremadamente conservadores. Apoya la criminalización de la homosexualidad y la pena de muerte. Tampoco defiende la igualdad de género en la herencia y mantiene sus reservas sobre las libertades individuales. Por su parte, Karaoui de 56 años, liberal y hombre de negocios, se encuentra en prisión acusado de "blanqueo de dinero y de fraude". Estas acusaciones en lugar de haber mermado la candidatura parece que la reforzaron.
El pueblo tunecino tendrá que elegir a uno de los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta antes del 13 de octubre. A la espera de los resultados definitivos, el jurista habría logrado el 19,5% de los sufragios, cuatro puntos más que Karoui y más de ocho por encima de Abdel Fatah Mouro, el presidente interino del Parlamento y cofundador del movimiento islamista conservador Ennahda, primera fuerza de la Cámara. Estos primeros resultados ahuyentan, por tanto, los temores del frente laico-liberal dentro y fuera de Túnez sobre la agenda de los islamitas que, por vez primera, se han presentando en las presidenciales. Su poder se circunscribe, de momento, al Parlamento.
SEGUNDA OPORTUNIDAD
Ahora el reto del futuro presidente de la República es acabar con la sensación de parálisis que vive el país en el campo económico y social, además de combatir la corrupción y mitigar la desafección popular después de ocho años de protestas sociales que pusieron sobre la mesa más de 300 muertos en manos de las autoridades. Entonces los tunecinos reclamaban más allá de una transición democrática, una reestructuración de la Administración y una nueva gestión pública del país que acercara las élites a las parias, ofreciera igualdad de oportunidades en las ciudades y en los pueblos y generara empleo para las bolsas de jóvenes siempre tentados por el contrabando o la inmigración.
Cierto es que el periodo posterior a Ben Alí en Túnez no ha sido fácil ante el aumento de la inseguridad. Los enemigos de la democracia sembraron el terror en la conocida como la perla del Mediterráneo. Los atentados terroristas destrozaron el turismo durante los años más críticos del país que iniciaba una inédita transición democrática. Superada esta fase con la reaparición de los flujos turísticos y una mayor estabilidad, el pueblo tunecino reclama una "segunda oportunidad".