CITA DIPLOMÁTICA MUNDIAL
Trump en la ONU: "El futuro no es de los globalistas, es de los patriotas"
En una intervención formalmente moderada, el mandatario redobla su discurso ultranacionalista. Poco antes el secretario general, Guterres, había retado su América primero con la gente primero
Hay quien sugiere que Donald Trump está preocupado por el creciente escándalo de sus presiones a Ucrania para conseguir información potencialmente dañina sobre un rival por la presidencia, Joe Biden. Quizá sea solo cansancio por el maratón de reuniones, cumbres, bilaterales y actos que cada año se viven alrededor del debate de la Asamblea General de Naciones Unidas. En cualquier caso, cuando este martes por la mañana el presidente de Estados Unidos ha ofrecido su discurso anual ante el plenario en el debate general, su tono ha sido mucho más lento, moderado y bajo en energía que en las tres ocasiones anteriores. El fondo, no obstante, no ha cambiado un ápice y Trump ha redoblado su discurso ultranacionalista. Si quieres libertad ten orgullo de país, si quieres democracia conserva tu soberanía y si quieres paz ama tu nación. El futuro no es de los globalistas, ha añadido usando el conflictivo término al que recurren frecuentemente los supremacistas blancos y neonazis. El futuro es de los patriotas.
En ese contexto ha planteado la guerra comercial que ha abierto con el torrente de aranceles sobre China, eje central de lo que ha definido como su ambiciosa campaña para reformar comercio internacional y hacerlo más justo y recíproco. Y aunque ha asegurado que EEUU no desea conflicto con ninguna otra nación, también ha insistido en un mensaje habitual: Nunca dejaré de defender los intereses de América.
PRESIÓN A IRÁN
Con las tensiones con Irán elevadas en los últimos meses y semanas, Trump también ha tenido duras palabras y acusaciones para el régimen de Teherán y ha vuelto a defender su salida del pacto multilateral para frenar el programa nuclear iraní. Pero su discurso ha estado en línea a las decisiones más recientes de su Administración en respuesta al asalto a las refinerías de Arabia Saudí, que empezaron con fuertes amenazas y lenguaje bélico para dejar paso finalmente a cierta contención en la respuesta militar y una apuesta por la presión de sanciones económicas y diplomática. Trump ha dicho en su discurso que todas las naciones tienen el deber de actuar y ha prometido que no se relajarán las sanciones, se endurecerán.
Como acostumbra a hacer en la ONU, Trump ha defendido también a capa y espada su mano de hierro con la inmigración y ha intentado acusar a los activistas y grupos de derechos humanos de defender políticas crueles y malvadas. Ha lanzado otra de sus arengas, en clave internacional pero también nacional, contra el socialismo, acusando a Nicolás Maduro de ser una marioneta de Cuba y prometiendo que Estados Unidos nunca será un país socialista. Y ha defendido sus posiciones radicales contra el derecho al aborto o a favor del derecho a tener armas.
ALERTA DE GUTERRES
Precisamente sobre los peligros del desatado nacionalismo alertaba no mucho antes de que hablara Trump en la primera intervención de la mañana el secretario general de la ONU, António Guterres, que sin citar directamente al líder estadounidense planteaba un claro contraste a la filosofía del América primero reclamando poner a la gente primero.
No era el único ataque tan diplomático como claro del portugués a Trump. Guterres lamentaba, por ejemplo, que el miedo es la marca que más vende hoy. Denunciaba que conforme se rompen familias de refugiados vemos que no solo se cierran fronteras sino corazones y reclamaba respetar los derechos humanos de todos los inmigrantes y restablecer la integridad del régimen de protección de refugiados. Alertaba, asimismo, sobre los peligros del nacionalismo económico, advirtiendo de que en momentos de transición y disfuncionalidad en las relaciones globales de poder, se dispara el riesgo de que Washington y Pekín produzcan lo que bautizó como la gran fractura. Debemos hacer todo lo posible por evitarlo y por mantener una economía con respeto universal al derecho internacional, un mundo multipolar con instituciones multilaterales fuertes, aseguraba el luso.
La mañana en la ONU, no obstante, recordaba que el auge del fenómeno nacionalista y el ascenso creciente de líderes populistas y autócratas no es exclusivo de un país. A Trump le seguían en el podio los líderes de Egipto y Turquía, Abdelfatah al Sisi y Recep Tayyip Erdogan. Y le precedía Jair Bolsonaro, que ha protagonizado otro discurso nacionalista haciendo un alegato por su soberanía, en su caso para defenderse de las críticas y la presión de la comunidad internacional por los incendios en la Amazonia. Es una falacia decir que la Amazonia es el pulmón del mundo, ha asegurado el presidente brasileño, antes de acusar tanto a la comunidad internacional como a los medios de falta de respeto y espíritu colonialista.