Heraldo-Diario de Soria

ELECCIONES CLAVE

Taiwán acude a las urnas bajo la sombra de Hong Kong

Las protestas en la excolonia contribuyen a la previsible reelección de los independentistas

Simpatizantes del presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, del Partido Democrático Progresista (DPP) durante un mitin en Taipéi.-AP (CHIANG YING-YING)

Simpatizantes del presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, del Partido Democrático Progresista (DPP) durante un mitin en Taipéi.-AP (CHIANG YING-YING)

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ADRIÁN FONCILLAS
Soria

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Las elecciones que celebra Taiwán este sábado son una doble mala noticia para China: empujará los focos globales a una isla que Pekín condena a la penumbra y de ellas saldrá elegida la candidata más incómoda para la anhelada reunificación si no media una sorpresa mayúscula. Sus 23 millones de habitantes gestionarán en las urnas el habitual dilema shakespeariano: acercarse al flotador económico de Pekín o mantener la distancia prudencial para preservar su identidad y seguridad. En otras palabras: votar al Kuomintang (KMT) o al Partido Democrático Progresista (PDP).

Todas las encuestas apuntan a la reelección de Tsai Ing-wen, líder del PDP y protagonista de un vuelco en las encuestas con escasos precedentes. Apenas un año atrás se daba por amortizada. Varios escándalos y una gestión económica calamitosa la situaban 30 puntos por detrás en intención de voto de Han Kuo-yu. El líder del KMT acababa de asaltar la alcaldía de Kaohsiung, tradicional feudo rival, en lo que parecía un síntoma de la marea. Tsai va hoy 20 puntos por delante. ¿Qué ha pasado?

TEMORES RESUCITADOS 

Los últimos y más optimistas indicadores económicos son irrelevantes. Primero fue un torpe discurso del presidente chino, Xi Jinping, urgiendo a la reunificación mediante la fórmula “un país, dos sistemas”, que permitió a Tsai recordarle que solo los taiwaneses son dueños de su destino. Y después llegó el tsunami hongkonés. Los seis meses de protestas en la excolonia han sido seguidos con atención entomológica desde la isla y resucitado los temores a un futuro bajo la égida china. Importa poco que Pekín haya respetado escrupulosamente esa fórmula y delegado la gestión de la crisis en el gobierno hongkonés o que no se haya contado un solo muerto cuando se amontonan en las protestas globales.

Tampoco importa que el KMT comparta su oposición a la fórmula. Tsai se ha subido a la ola, adoptado el lema 'Hoy es Hong Kong, mañana será Taiwán' y ofrecido refugio a los acusados de vandalismo en la excolonia. En la psique nacional es ya la única garantía contra el ogro chino.

La relación con China exige un equilibrio delicado a sus políticos si no quieren despeñarse. Los isleños han echado del poder al PDP cuando se ha preocupado solo en meterle el dedo en el ojo a Pekín y al KMT si intuían un caballo de Troya detrás del acercamiento económico. Antes de que prendieran las calles hongkonesas, la tendencia sugería que Tsai sería castigada por la hostilidad de los últimos cuatro años en el estrecho de Formosa.

“Las protestas de Hong Kong siguen dominando la actualidad, por lo que los aspectos de seguridad nacional en las relaciones en el estrecho siguen siendo el asunto prominente y ayudan a dirigir el voto hacia el PDP”, subraya Wen Ti-Sung, experto en Taiwán de la Universidad Nacional de Australia.

BATALLA GENERACIONAL 

Las elecciones se han planteado como una batalla generacional. Tsai y Han empatan en todos los segmentos de edad excepto en el comprendido entre los 20 y los 39 años, decantados en masa hacia la primera. Esos jóvenes han crecido en la independencia, carecen de los lazos afectivos de sus padres hacia China y han sido educados en el énfasis de la identidad local. Un 83% se considera taiwanés y sólo el 1% se ve chino.  

Chuan Ren, treintañera y ferviente nacionalista, llegó a Pekín el pasado año huyendo de los misérrimos salarios de Taiwán. “Votaré a Tsai porque no quiero que este Gobierno tenga mucho que decir en los asuntos de mi país”, señala. Las elecciones han provocado ásperas discusiones con su madre. “Ella piensa que el Gobierno chino está haciendo bien las cosas y que se preocupa por su pueblo, que la gente trabaja mucho y prospera, que carecen de libertad pero la seguridad es más importante. Y que si seguimos con Tsai, la economía seguirá deteriorándose y yo nunca podré volver a Taiwán para trabajar”, añade.

Las protestas de Hong Kong han enardecido a los jóvenes taiwaneses tanto como espantado a los mayores. Ese vandalismo cotidiano atenta contra el orden y la armonía confuciana. “Piensan que es innecesaria. Taiwán ha disfrutado de un proceso de democratización relativamente pacífico y muchos taiwaneses consideran que la violencia no ayuda a la democracia”, opina Wang Yeh-lih, politólogo de la Universidad Nacional de Taiwán.

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